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miércoles, 12 de abril de 2023

UN FUTURO DESAFIANTE (Extrapolations, Scott Z, Burns, 2023): Sobre la catástrofe climática, el capitalismo del desastre y el narcisismo a gran escala.


Un futuro desafiante (
Extrapolations, Scott Z. Burns,2023), serie lanzada por la plataforma de Apple TV+
 especula con el futuro a la vista de la catástrofe climática cuyos efectos son hoy en día ya innegables. La serie, recientemente estrenada, ha sido valorada de manera muy polar por la crítica, así como por el público. Más allá de la crítica que se le ha hecho por haber sido realizada por Apple, así como por haber sido protagonizada por actores muy conocidos, sobre todo cuando se la compara con otra serie excelente como Colapso (Canal Plus y Les parasites, 2019), no por ello deja de ofrecer interesantes puntos de reflexión desde el punto de vista que este blog se propone abordar. En este sentido, me centraré en cinco aspectos sobre los que la serie nos permite reflexionar y que, fundamentalmente, se definen en los cuatro primeros episodios de la serie, de los seis que hasta ahora he visto.

1. CATÁSTROFE Y TRAUMA.

En mi libro "Reflexiones sobre la pandemia del covid 19" (2020) lancé una teoría sobre la relación de la catástrofe con los efectos traumáticos sobre la población en la que decía:

Para comprender los distintos efectos de la pandemia del covid, y volviéndonos a referir a la idea del trauma, podemos decir que ofrece unas características traumáticas justas y adecuadas para que el ser humano se resienta de una manera globalizada y clara, a diferencia, como ya hemos visto, de los efectos traumáticos intensos, cortos y geo-localizados de las catástrofes naturales citadas o, y eso es más interesante, del trauma que es la catástrofe climática que, todo y siendo potencialmente mucho más peligrosa, el ritmo lento con el que se anuncia, los efectos geo-localizados con los que se manifiesta, no generan, no obstante, ningún cambio aparente en nuestro ritmo de vida. [1]

Como decía la periodista, escritora y activista Naomi Klein de la negación y el negacionismo de la catástrofe climática en su libro "Esto lo cambia todo" (2014):

 

Convivir con esta especie de disonancia cognitiva es simplemente una parte más del hecho de que nos haya tocado vivir este discordante momento de la historia, en el que una crisis que tanto nos hemos esforzado por ignorar nos está golpeando en plena cara y, aun así, optamos por doblar nuestra apuesta precisamente por aquellas cosas que son la causa misma de la crisis. 

 

Yo misma negué el cambio climático durante más tiempo del que me gustaría admitir. Sabía que estaba pasando, claro. No iba por ahí defendiendo como Donald Trump y los miembros del Tea Party que la sola continuación de la existencia del invierno es prueba suficiente de que la teoría es una patraña. Pero no tenía más que una idea muy aproximada y poco detallada, y apenas leía en diagonal la mayoría de las noticias al respecto, sobre todo, las que más miedo daban. Me decía a mí misma que los argumentos científicos eran demasiado complejos y que los ecologistas ya se estaban encargando de todo. Y continuaba desafiante comportándome como si no hubiera nada malo. [2]


Efectivamente, hemos vivido mucho tiempo de espaldas a este tema que viene desde 1980 anunciándose desde distintos ámbitos científicos (climatología, biología, geología, física, físico-química). Ya cuando era estudiante de biología recuerdo algunos libros que ya alertaban de la problemática que se nos avecinaba. La catástrofe climática, a diferencia de la crisis de la pandemia del covid 19, es que no alerta por igual a todo el mundo, lo cual hace que sus efectos no se perciban con la inmediatez a nivel global como si lo fue la pandemia, lo cual ha llevado a los estados a un constante aplazamiento del problema por una causa o por otra (básicamente político-económicas). Las actitudes derivadas del mecanismo de defensa de la negación, basado en ignorar realidades dolorosas o incómodas, o la del negacionismo interesado, característico de los grupos de la ultraderecha o de intereses económicos hoy conocidos (la criminal ocultación de datos por parte de las grandes petroleras [3]), pero también el negacionismo ignorante de personajes de la izquierda, como fue el curioso caso del peculiar presidente autonómico de Aragón Javier Lamban, quien dijo a través de twitter: "no parece que el cambio climático vaya a suponer la desaparición de la nieve", han permitido que las cosas lleguen al día de hoy, donde la molestia del tema ya es inevitable, y que hace que nos empecemos a preocupar por los claros indicios de que este cambio, mejor llamado catástrofe, nos afecta a todos, porque parece que, en relación a ciertas temáticas, el mundo occidental viva con la ilusión de que algunas cosas no le afectarán, como si estuvieran en una especie de "más allá" de lo real.

Un futuro desafiante parte de extrapolaciones que ya causan efectos innegables y que sitúa en el año 2037: grandes incendios, deshielo, desaparición de la biodiversidad, problemas con el agua...




II. CRISIS CLIMÁTICA Y DOCTRINA DEL SHOCK.

Uno de los temas que la serie sin duda aborda es el lado más perverso del capitalismo que introdujo, de nuevo, Naomi Klein, que en el año 2007 publicó un libro fundamental para entender esa perversidad: La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre, en el que se analiza en profundidad las tesis que impulsaron Milton Friedman y la Escuela de Economía de Chicago de aprovechar las crisis y catástrofes, con la conmoción y el miedo que generan en la ciudadanía, para aprovechar para imponer medidas impopulares que favorezcan el libre mercado:

una vez desatada la crisis, el profesor de la Universidad de Chicago estaba convencido de que era de la mayor importancia actuar con rapidez, para imponer los cambios rápida e irreversiblemente, antes de que la sociedad afectada volviera a instalarse en la «tiranía del statu quo». Estimaba que «una nueva administración disfruta de seis a nueve meses para poner en marcha cambios legislativos importantes; si no aprovecha la oportunidad de actuar durante ese período concreto, no volverá a disfrutar de ocasión igual». Es una variación del consejo de Maquiavelo según el cual vale más comunicar de una sola vez «las malas noticias», y supuso uno de los legados estratégicos más duraderos de Friedman. [4]

Es indudable que la catástrofe climática ya nos permite observar este tipo de maniobras. El primer episodio de la serie, situado en el 2037, se centra en este tema representado por una multinacional llamada Alpha y su joven CEO Nicholas Bilton (interpretado por Kit Harrington), quien en un discurso ante una de las habituales y frustrantes conferencias de la ONU para el cambio climático dice: "A principios de siglo el cambio climático fue descrito como un síntoma del capitalismo. Un síntoma. He venido a decir que el capitalismo es también la cura". Inevitablemente esto hay que entenderlo en la perspectiva de la doctrina del shock, y en la cual la catástrofe es siempre una oportunidad de negocio bajo la apariencia de solución. Como en la gran crisis económica del 2008, aquellos que provocaron la crisis, perversamente, eran los que se proponían para ofrecer la solución. Gran parte del primer capítulo gira en torno a esta idea. Los bosques arden, los casquetes polares se derriten, como lo hace Groenlandia, hay crisis global del agua, la especies animales desaparecen, y al mismo tiempo todo es objeto de posibles negocios: los metales que ofrecen las nuevas tierras producto del deshielo, la edificación de nuevos complejos hoteleros, la obtención del genoma de las especies en peligro de extinción, el agua a cambio de permitir el aumento de la temperatura de 2 a 2'2 grados por intereses económicos, como Bilton ofrece en su conferencia sobre el cambio climático.




Una forma de ver el capitalismo del desastre es verlo como la manifestación en lo social del narcisismo perverso: lo importante no son las víctimas de los desastres, sean del tipo que sean, sino la oportunidad que generan de imponer leyes que favorecen al libre mercado. Bajo las reflexiones manipuladoras como las de Bilton: "Es perfectamente posible que los límites que hemos creado para los negocios estén limitando a su vez nuestra capacidad de resolver el problema del cambio climático", se esconde la realidad de lo que Naomi Klein llama los creyentes de la doctrina del shock:

Los creyentes de la doctrina del shock están convencidos de que solamente una gran ruptura —como una inundación, una guerra o un ataque terrorista— puede generar el tipo de tapiz en blanco, limpio y amplio que ansían. En esos períodos maleables, cuando no tenemos un norte psicológico y estamos físicamente exiliados de nuestros hogares, los artistas de lo real sumergen sus manos en la materia dócil y dan principio a su labor de remodelación del mundo. [5]

III. EL DESPRECIO DEL PRESENTE POR EL BENEFICIO DEL FUTURO.

A Alfa le interesa una sola cosa: identificar qué del presente pertenece al futuro. Un futuro mejor, un futuro con elefantes de bancos genéticos, orangutanes y, por lo que dicen, tal vez ballenas jorobadas (Nick Bilton).

El segundo episodio, situado en el año 2046, el que más me ha gustado, tiene por protagonista la que es considerada "la última ballena" y, por tanto, un potencial "activo" que pasa a ser codiciado por una empresa dedicada a obtener toda la información posible sobre ella a efectos de, como dice Bilton en la frase con la que inicio este punto, hacer un futuro mejor. La empresa, llamada Menagerie, colabora con Alpha, la empresa de Bilton y, por tanto, se puede entender rápido que un futuro mejor hay que entenderlo también como un negocio mejor. Como dice uno de los directivos de Menagerie: "Y si no le vaciamos el cerebro antes de que se entere que es la última ballena del mundo, vamos a quedarnos sin negocio". 

Que para este tipo de pensamiento económico del capitalismo perverso la ética no cuenta es algo que es fácil de imaginar, y, en consecuencia, para el capitalismo del desastre aun menos. La historia de centra en el engaño al que es sometida la última ballena (a través de unos instrumentos que traducen su complejo lenguaje a lenguaje humano), en la que para sustraerle toda la información se le hace crecer que en la zona hay un macho para mantenerla en ella. En realidad, el supuesto macho no es más que sonidos gravados de uno que murió hace ya siete años. Rebecca (la bióloga marina interpretada por Sienna Miller), en desacuerdo con esta manipulación emocional, quiere advertirla para que huya: "Queríamos conocer tu interior, como funciona tu vida. Lo queríamos para nosotros, no para mejorártela. Te decimos que nades a un lugar en el que morirás. Somos nosotros, no él."





La cuestión que se plantea en este episodio es como vamos a construir un "futuro mejor" si partimos de las mismas premisas que nos han llevado a este presente. Como vamos a tener un futuro mejor si partimos de una historia regida por la compulsión a la repetición, a pesar de los múltiples "trajes" con las que se disfraza. Ante la expectativa, como le cuenta Rebecca, de que en el futuro puedan haber nuevas ballenas (producto de la obtención de su genoma y de la información obtenida) la ballena le pregunta: ¿Y como será diferente la próxima vez? Una constatación de cómo va a ser distinto si el inicio de todo esto se basa en la mentira, pues, efectivamente, y como le dice Rebecca: "Te estamos mintiendo. Es lo que hace nuestra especie cuando sufrimos." 

No hace falta indicar que esta manipulación y explotación hecha a la ballena, es la manipulación a la que los seres humanos somos sometidos por ese capitalismo perverso, por ese capitalismo del desastre amparado muchas veces por el que es su frecuente cómplice, los estados y sus gobiernos. Sólo habrá un futuro mejor si somos capaces de hacer las cosas mejor en el presente, aquí y ahora. Como le responde Rebecca a la pregunta de la ballena de cómo será diferente la próxima vez: "Solo cambiará si cambiamos nosotros. Si dejamos de mentir acerca del mundo. Si dejamos de esperar que los que vendrán vayan a arreglar lo que nosotros no arreglamos". No obstante, añade, hablando del futuro: "Les ensañarás la manera de estar en el mundo. Adviérteles de nosotros, verán lo que podemos hacer, lo que ya hemos hecho."

Llegado aquí, siempre retorno a las palabras de C. G. Jung que tantas veces he citado y que tanto me inquietan desde que las leí: "El mundo en el que nacemos es rudo y cruel y al mismo tiempo de belleza divina. Es cuestión de temperamento creer qué es lo que predomina: el absurdo o el sentido. Si el absurdo predomina se desvanecería en gran medida el sentido de la vida en rápida evolución. Pero tal no es – o me parece ser – el caso. Probablemente, como en todas las cuestiones metafísicas, ambas cosas son ciertas: la vida es sentido y absurdo o tiene sentido y carece de él. Tengo las angustiosa esperanza de que el sentido prevalecerá y ganará la batalla. [6] 

El narcisismo perverso del capitalismo del desastre está en el lado del absurdo, del sinsentido. De manera parecida se expresaba el filósofo Pierre Hadoq en la entrada que dediqué a la película Contact (Robert Zemeckis, 1997) - acceder entrada aquí -, quien en relación a la exploración y conquista espacial decía:

Sin viaje cósmico interior, sin mirada desde lo alto vivida como ejercicio espiritual de desprendimiento, de liberación, de purificación, los viajeros del espacio seguiran llevando la tierra con ellos al espacio, no la Tierra parte del cosmos, si no la tierra símbolo de lo humano demasiado humano, la mezquindad humana [...] El espacio corre entonces el riesgo de no ser más que el teatro ampliado de estas absurdas guerras de religión - o políticas y económicas, añado yo - que continuan desgarrando a la humanidad  en los inicios del siglo XXI. La conquista del espacio corre el riesgo de proporcionar solamente un campo más vasto a la locura humana. [7]

Avatar (James Cameron, 2014) - acceder entrada aquí - sería un buen ejemplo del peligro indicado por Hadot.

IV. LA NEUTRALIDAD CÓMPLICE.

Si la negación o el negacionismo, más o menos voluntarios o involuntarios, son cómplices de la catástrofe climática y del capitalismo del desastre, no menos, si no aun más grave, lo es la "neutralidad", esa manera de asistir a los acontecimientos como si fuéramos meros observadores de una realidad que no va con nosotros.

El episodio 3, situado en el 2047, con una Miami inundada, nos narra una historia sobre "el silencio De Dios, protagonizada por el rabino Marshall Zucker (interpretado por David Diggs) y una niña descreída y crítica, Anala Goldblatt (protagonizada por Neska Rose). El rabino Zucker lo es del templo Israel, y ante el problema de las inundaciones tiene como objetivo que el gobierno declare su templo digno de ser salvado de las aguas (aparece un curioso Departamento de Mitigación del nivel del mar). El primer choque entre la mirada neutra del rabino y la joven díscola ya establece sus puntos de vista opuestos. Dice en un momento el rabino en el templo: "Este año mi plegaria es sencilla: que nuestros dirigentes de Tallahassee salven este edificio, y que el año que viene estemos todos juntos aquí, en Miami." A esta extraña demanda en tiempos de una gran crisis se opone la joven Atala quien, posteriormente, le dice al rabino: "¿De verdad cree que estaremos aquí la próxima Pascua? [...] ¿No cree en la ciencia? Estamos en un apocalipsis ¿De verdad a Dios le importa un bar mitzvá?" Más adelante, en un cena familiar preguntará a su padre - un corrupto sobornador de funcionarios "¿porqué nos hace esto Dios?" Como con el rabino, de él sólo recibe incomprensión. Nadie parece asumir ninguna responsabilidad en lo que ocurre, como si no fuera con ellos. El rabino se preocupa por su templo y el padre de Anala sigue son sus corruptelas como si nada importara. Finalmente, será gracias a una de estas corruptelas que se salvará el templo a costa de abandonar un centro de desamparados, ante un desorientado rabino que no sabía de ese acuerdo, o como le dirá posteriormente Alana, quizá no quiso saberlo.

Esta manera de afrontar la crisis climática, esa neutralidad, es quizá la más desesperante. Parecemos dejarlo todo a estas reuniones sobre el cambio climático inoperantes porque todos los estados, al final, tan sólo miran por sus intereses. Los gobiernos no tienen ni idea de como afrontar la telaraña creada por el capitalismo y ese motor pulsional que es su núcleo: el capital. Los partidos políticos siguen, como el rabino o el padre de Alana, queriendo mantener sus templos al precio que haga falta, y la ceguera es uno de ellos. Las multinacionales imponen los timings bajo la amenaza de la crisis económica que provocaría afrontar los cambios que requiere enfrentar la crisis climática. Mientras, una gran parte de la población mundial asiste  impotente a sus efectos; otra parte se manifiesta incrédula dispuesta a escuchar y a creer los mensajes de narcisistas peligrosos establecidos como los gobernantes de los países más poderosos;  muchos seguimos contemplando desde la neutralidad de las manos cruzadas esa gran estafa que el capital nos obliga a vivir. Esa crisis mundial que vivimos (post-pandemia covid, guerra de Rusia contra Ucrania con todas las implicaciones económicas que ha tenido y tiene, y bajo el trasfondo de la catástrofe climática) es el escenario perfecto de desorientación psicológica y falta de sentido que favorece que el capitalismo del desastre imponga su absurda visión de la vida como negocio y la ciega pulsión del beneficio.

Alana dará una clase magistral en la celebración de su bar mitzvá de lo que cada uno puede hacer si se lo propone: denuncia ante todos los presentes que nuestra ciudad flota sobre los cadáveres de los pobres, y en un momento clave dice: "Dios limpiará el planeta y habrá que empezar de cero. ¿Y a quién elegirá para sobrevivir? A mi padre no, porque él soborna a funcionarios. No tengo tiempo para esperar el juicio de Dios, por eso lo he denunciado a la policía." Y ante los esfuerzos del rabino para que deje su "discurso" y recordarle que como hija de los mandamientos debe honrar a su padre, Alana le responde si quiere que le recuerde algunas cosas a él, y así le pone un video de la época en que Zucker estuvo en Israel, y en la que decía:

Vivimos en tiempos de crisis. No muy lejos de aquí desplazados medioambientales necesitan agua y comida. Y estad seguros de que todo líder que no intente mejorar esta situación es cómplice. Como dijo Ellie Wiesel, la neutralidad ayuda al opresor, nunca a la víctima.

Y añade entonces: Pero usted dejó Israel, ¿verdad? Usted dejó desamparados a estos refugiados [...] Lo que sé es que vio desde la barrera lo que pasaba aquí en Miami, mientras los sin techo a los que tanto ama se quedaban sin refugio. Y ante la objeción del rabino de que el no lo sabía, Alana le responde: "o tal vez no quiso saberlo".

No hay mucho mucho más que añadir.



V. RIESGOS CIENTÍFICOS Y TECNOLÓGICOS.

Somos como dioses, y ya se nos puede dar bien.

La serie también reflexiona sobre los peligros de los riesgos científicos. El cuarto episodio, situado en el 2059 nos previene de las decisiones científicas no contempladas en todas sus consecuencias o asumiendo incertidumbres que no se pueden prever. Uno diría que es un capítulo basado en teorías como las del caos o de las catástrofes, y que nos dice que un pequeño cambio en un sistema puede producir otros cambios cuyos efectos no se puede predecir. En este sentido lo que aparentemente se soluciona por un lado, por otro se complica:

- se trata de inseguridad y futuro, de decisión y actitud. Existe inseguridad con respecto a las consecuencias que derivarán de una decisión. La misma podrá dar lugar a consecuencias buenas o malas. Los beneficios y las pérdidas pertenecen en cualquier caso al futuro, un futuro que resulta desconocido y que esconde peligros, aunque también abre posibilidades y promete beneficios. La decisión de influir sobre el futuro no puede tomarla nadie por uno. [8]

En el episodio se plantea el conflicto entre asumir el riesgo que plantea una disciplina a la que llaman geoingeniería y sus hipótesis de intervención sobre el clima, o no. Esa es la decisión que toma el gobierno de USA (junto con otros gobiernos), no asumir la solución solamente desde un punto de vista científico-tecnológico y tener en cuenta otras consideraciones provenientes de otros marcos o puntos de vista.

Partiendo de un conflicto de puntos de vista sobre el uso de la geoingeniería de una ex-pareja de científicos, Gita Mishra (interpretada por Indira Varma), partidaria de su utilización y propietaria de una empresa tecnológica llamada NSI (New Skie Investigations), y Jonathan Chopin (interpretado por Edward Furlong), posicionado en contra por los riesgos e incertidumbres que comporta, y del posicionamiento de su hijo, Rowan Chopin (interpretado por Michael Gandolfini), en favor de su madre. Madre e hijo se proponen utilizar una tecnología (crear una capa de Carbonato Cálcico en la atmósfera para reflejar la luz del sol, con lo cual la temperatura global disminuiría) basada en intervenir artificialmente el clima faltando a una de las bases fundamentales de la investigación científica: hay que poder repetir un experimento para poder ver que se obtienen los mismos datos, o para, entonces, cambiarlo. Faltar a este principio fundamental implica asumir un alto nivel de riesgo sobre un sistema complejo  como el clima. Como dice Jonathan: "la geoingeniería no lo permite. Tienes una oportunidad y luego vives con los resultados. Eso no es ciencia es jugársela"

La cuestión es que Gita y Rowan están dispuestos a asumir estos riesgos tecnológicos de carácter ecológico desafiando los acuerdos de los estados al respecto. En este sentido, este tipo de asunción de riesgos que implica la posibilidad de las llamadas catástrofes larvadas se debe a que en sistemas tan complejos como los ecosistemas o el clima los procesos:

... de autocontrol y autoorganización es tan complejo que escapa a cualquier intervención técnico-causal. Sin embargo, puede hacerse, mediante una intervención externa, que el ecosistema salga de su estructura procesadora y que, por consiguiente, pierda su flexibilidad, provocándose una catástrofe larvada que puede llegar a anular el equilibrio del conjunto del sistema. [9]


Y esto es lo que ocurrirá. Una vez liberado el Carbonato Cálcico en la atmósfera, en un lugar de la India, al final del episodio 5 acaba con el inicio de una tormenta aparentemente bienvenida. Sin embargo, al final oímos unas palabras que dicen: ¡Atención! Alerta de inundación imprevistas en los estados de Madhya Pradesh, Rajastán y Haryana. Se nos ha informado de lluvias torrenciales que pueden causar daños en infraestructuras cruciales. No se refugien bajo tierra. Repito. No se refugien del calor extremo bajo tierra.  Actúen con celeridad para salvar la vida.

VI. ÚLTIMAS REFLEXIONES.

La serie pone de relieve las consecuencias del narcisismo en distintos niveles. El narcisismo perverso del capitalismo del desastre, con su falta de empatía, o peor aun, una falsa empatía utilitaria orientada a su propio beneficio. Manipulación, mentira, hipocresía, etcétera al servicio de sus intereses, y del que la idea presentada en el punto 2 de esta entrada es un buen ejemplo en relación con la catástrofe climática: el desprecio del presente por el beneficio del futuro.

La serie también pone de relieve el narcisismo implícito en actitudes como la neutralidad que, en una pequeña escala, se inhibe de la crisis que sufrimos para encerrarse en salvaguardar el propio pequeño mundo centrándose en conservar el valor de aquello que se considera importante para este, desentendiéndose de la situación de crisis que estamos viviendo, una mirada desde la barrera, como si lo cosa no fuera con ellos.

Finalmente, tenemos el narcisismo de lo que hemos llamado el riesgo científico-tecnológico, que muy bien resume la actitud que algunos científicos, ingenieros, etcétera, pueden desarrollar, una inflación egoica que muy bien resume la frase "somos como dioses, y ya se nos puede dar bien."


NOTAS.
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[1] Cardona, Jaume. Reflexiones sobre la pandemia del covid 19. Llibres Gestalt Dimensions, pág. 15
[2] Klein, Naomi. Esto lo cambia todo: El capitalismo contra el clima. Grupo Planeta. Ed. Kindle, pos. 109-116
[3] Ver el documental "Campaign against the climate", 2020
Hay una versión gratuita en TV3: Negacionistas del candi climàtic:
En internet pueden encontrarse distintas plataformas donde puede verse.
[4] Klein, Naomi. La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre. Ediciones Paidós. Edición de Kindle, pág. 23
[5] Ver nota 4, pág., 47
[6] Jung C.G. Recuerdos, sueños y pensamientos. Editorial Seix Barral. Biblioteca breve, pág. 375
[7] Hadot, Pierre. No te olvides de vivir. Goethe y la tradición de los ejercicios espirituales. Editorial Siruela, pág. 89.
[8] Bechman, Gothard. Riesgo y desarrollo técnico-científico. sobre la importancia social de la investigación y valoración del riesgo. Publicado en 1995
[9] Ver nota 8 


PELÍCULAS RELACIONADAS. Pulsar título para acceder a la entrada.
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lunes, 31 de octubre de 2022

SWALLOW (TRAGAR, Carlo Mirabella-Davis, 2019): SÍNTOMA Y CONFLICTO INTERNO.

SWALLOW (TRAGAR, 2019), la opera prima de Carlo Mirabella-Davis, toma como tema figura de su película un trastorno de conducta alimentaria poco conocido como LA PICA, que se caracteriza por la ingesta de objetos diversos que no son alimentos nutritivos (en la película vemos como Hunter - excelentemente protagonizada por Hale Bennett, cuya gama de distintos tonos y matices de expresión emocional son excepcionales -, como se traga primero una canica, luego una chincheta, y sigue con una pila, etcétera), si bien el fondo de la película, muy bien dirigido por Mirabella-Davis, nos muestra como el síntoma clínico es el resultado de un conflicto interno irresuelto en un entorno alienante.

El inicio de la película nos muestra a Hunter de espaldas desenfocada mirando al horizonte. Cuando la imagen se enfoca vemos un movimiento que se repetirá constantemente en su protagonista: ajustarse bien su perfecto peinado. Siguen luego distintas escenas sola en una casa de diseño, mientras por un instante vemos a Richie (Austin Stowell), su pareja, ajustándose una corbata. Tras otras imágenes donde vemos matar y desollar a un cordero, y como su carne es luego cocinada con esmero, llegamos, finalmente, a una cena donde asisten sus suegros y amigos de la familia. Todo ello para anunciar y celebrar, por boca de Michael (David Rasche), el padre de Richie, que éste es nombrado director ejecutivo de la empresa. Luego sigue una alabanza de Richie hacia Hunter que, dentro del entorno en el que se da, ya se sospecha que es tan formal como vacío: "Jamás lo habría conseguido sin mi hermosa novia Hunter".

A pesar de que parecería que Hunter vive en un entorno idílico, las imágenes, en esos primeros compases de la película, en la que su imagen deambula solitaria en un ambiente de diseño tan formal y frío, de colores pastel asépticos, como plastificados, y en la que ella no parece ser más que un complemento del diseño. En realidad, ya sospechamos que su situación tiene poco de idílico. En ese mismo sentido, durante la película vemos algunas escenas que recurren constantemente al equilibrio que sugiera la simetría y que, a la vez, y en relación a los personajes que se encuentran en ellas, genera una fuerte sensación de distanciamiento y frialdad.


I. LA MANIFESTACIÓN DEL TRASTORNO.

Es en este contexto que Hunter queda embarazada, y es con este que empezarán sus problemas alimentarios. Efectivamente, se ha observado que EL PICA se manifiesta, en ocasiones, con el embarazo. A partir de ese momento vamos observando dos cosas: el ninguneo con el que es tratada por sus suegros y, aunque no lo parece, también por Richie, y por otra parte el inicio de la ingesta de objetos no alimenticios como lo es su primer objeto: una canica. No obstante, hay un hecho que nos vincula el desarrollo del trastorno psíquico con el conflicto del mundo interno de Hunter, y que se trata de una frase de un libro de autoayuda que le regala Katherine, su suegra, y que dice:

Intenta hacer algo imprevisto todos los días. Anímate a intentar cosas nuevas.

La película nos deja claro que los días de Hunter no son más que una copia el uno del otro, vacíos y sin sentido y que, en realidad, el entorno no es mas que una pecera en que lo formal y aparente no deja lugar para una verdadera intimidad, una pecera en la que Hunter está encerrada.


Así, ese algo nuevo, ese algo imprevisto, será la ingesta de objetos que implican cada vez un poco más de riesgo. Ese acto, que devendrá compulsivo, será, en el fondo, el síntoma por el que Hunter pretender ser un individuo y no lo que verdaderamente es, un mero ornamento estético que ha de estar de acorde con la casa y con el entorno de Richie y sus padres. Y es así, que tras contemplar una canica, decide realizar su primera ingesta, a la que seguirá luego una chincheta, una pila, papel y demás objetos.


Un encuentro con Katherine (Elizabeth Marcel), su suegra, en una de esas frías simetrías que el director nos ofrece, pone el dedo en la llaga, cuando tras quedar claro que Hunter era una chica sencilla sin mucho porvenir profesional que tuvo "la suerte" de conocer a Richie, y con él a sus padres ("Estoy muy agradecida a Richie y a ustedes por proveerme de una base sólida para mi sustento" - le dice Hunter -), Katherine le dice:

El mejor consejo que siempre he recibido fue: FINGE HASTA QUE LO LOGRES. ¿Estas fingiendo o lo has logrado?

Ante la sorpresa de Hunter, Katherine continua: ¿Eres feliz o finges que lo eres? No sin sorpresa por el giro de la conversación Hunter contesta que sí lo es. ¿Pero lo es realmente? Todo apunta que esta pregunta pone de relieve que ella se esfuerza para ser feliz, pero el trastorno pone de relieve que no lo es. De ella se desea una apariencia que se esfuerza por mantener en un entorno que la aplasta. El síntoma pone de relieve que en su inconsciente la realidad es que finge ser feliz pero que no lo logra. En todo caso, el precio de que el fingimiento derive en logro es ser pura apariencia, lo más cercano a un no ser.


Otro momento clave es cuando en una fiesta Richie esta con unos amigos suyos, y uno de ellos le pide un abrazo. Ante su sorpresa, y objetando que es la mujer de Richie, el amigo repite: es un abrazo, sólo un abrazo, me siento solo. Ella accede entonces y observamos como con el abrazo algo de ella también parece descansar o reposar, quizá efecto de ese breve momento de afecto, encuentro e intimidad de dos seres que se sienten solos.

II. EL TRASTORNO SE DESCUBRE: HIPERCONTROL Y TRAICIÓN.

Tras una visita al ginecólogo se descubre en la ecografía que hay algún objeto extraño en su interior, lo que la lleva a la sala de operaciones de inmediato desvelándose que en su interior, efectivamente, se alojaban varios objetos extraños (una aguja imperdible, una pinza de tender, una pila, y otros). Tras esto se pone en marcha "la maquinaria familiar". Ante un Richie enojado que no entiende porque lo hizo Hunter responde: "¡No lo sé! Solo quería hacerlo y lo hice". Ante la incredulidad de Richie de que no lo hiciera antes Hunter, por primera vez, estalla en ira diciéndole: "¡¡Te digo que no lo sabía", pero ante la reacción aun más enojada e incrédula de Richie rápidamente se excusa. Este momento de rabia es el único momento en el que hasta ese momento Hunter es Hunter y no una apariencia. Aquí no finge.


A partir de este momento Hunter pasará a visitarse con Alice (Zabryne Guevara), psiquiatra y psicóloga de la familia y le pondrán a Luay (Laith Nakly), un cuidador e inmigrante sirio (huyendo de la guerra) cuya misión, en realidad, es vigilarla constantemente. Tres aspectos quisiera poner de en relación a esta fase de la película: el hipercontrol, la terapeuta y la traición.

En relación al hipercontrol.

Tras el descubrimiento de su trastorno, Richie y sus padres deciden ponerle un cuidador-vigilante con el objetivo de que no se trague ningún objeto. El resultado es que está todo el tiempo controlada, excepto cuando en el lavabo tiene ocultos algunos objetos que puede tragar. Como siempre, lo que se le dice no es lo que realmente es, si bien Hunter comprende perfectamente el objetivo de Luay, quien ya había cuidado a un miembro de la familia y que, como él mismo le dice, ya sabe por lo que está en su casa. La apariencia de ayuda que oculta la realidad del control y la vigilancia es hipócritamente justificada por su madre: "A mí me ayudaron cuando estuve embarazada, te quita bastante presión. Y aun estás recuperándote de tu estancia en el hospital. Cariño, Luay es de lo mejor que hay, NOS AYUDARÁ A AYUDARTE." 

En relación con la terapeuta.

Observamos que en los distintos momentos en los que aparece con Alice, su terapeuta, vamos conociendo algo de Hunter. En la primera ocasión se niega a hablar de su familia diciendo que fueron unos buenos padres con ella y que, en todo caso, lo único que desea es "solo quiero dejar de comerme cosas para hacer feliz a Richie y volver a nuestra vida normal", cuando en realidad su inconsciente, a través de su síntoma diría "solo quiero comerme cosas para sentir que existo dentro de esta vida anormal". 

En la segunda ocasión en la que aparece con la terapeuta, el informe médico indica que ha seguido ingiriendo objetos varios (una aguja, una piedra, una pila). Cuando le pregunta por qué lo hacer Hunter responde: "No lo sé... Me hacían sentir que controlo."  Palabras que coincidirían con "el solo quise hacerlo y lo hice" que le dijo a Richie. Una ilusión de control sobre sí misma y que, en la realidad, pone de manifiesto que no lo tiene en absoluto. En esta ocasión, y al finalizar la sesión, también le apunta que quiere hablar con ella "sobre mi madre, nuestra relación y todo eso."

En la tercera ocasión es cuando se revela el trauma de Hunter: es hija producto de una violación de su madre, quien por motivos religiosos la tuvo. De hecho Hunter la describe como: "Mi madre es una tarada religiosa de derechas. Mi familia no cree en el aborto, ni siquiera en casos de incesto o violación, así que aquí estoy." Aunque rápidamente lo compensa diciendo, con una emoción que ya nos indica lo contrario, (como hacia el final de la película se nos mostrará): "Pero mi padrastro se portó muy bien conmigo, y mi madre nunca se mostró resentida ni nada. Mis hermanas me quieren." Sorprendentemente lleva una foto del violador en su cartera. Al final de la sesión vemos como Hunter ya tiene una fuerte confianza en la terapeuta. Así, al despedirse, se dirige a ella y la abraza. En todo caso se dibuja ya que ella no es una hija deseada ni producto del amor, sino todo lo contrario, y que, como ocurre con aquellas mujeres que, como dice Hunter, son "religiosas de derecha", son mujeres que por no tener no tienen control ni de su propio cuerpo, mientras que su función como mujer quedan restringida a las ideas del cuidado del hogar y la familia y la maternidad.



La traición.

Dentro de su problema, Hunter aun verá multiplicada su sensación de estar controlada y, por decirlo claramente, violada en su intimidad, por dos actos de traición, siendo el segundo más importante que el primero.

En una fiesta por el aniversario de Richie, y a raíz de una metedura de pata de una compañera de trabajo con Hunter, esta se entera de que todos saben el problema de su trastorno. Visiblemente afectada, le dice a Richie que cómo ha podido contárselo. Este, una vez más, se justifica diciendo que ella les importa a todos y que se preocupan muchísimo por ella y que su dieta: "es un logro, un gran logro, tendrías que estar contenta" - le dice en el colmo de la hipocresía -. Sin embargo, y tras insistir Hunter en que "no puedo creer en que se lo hayas contado", aparece el verdadero Richie, quien ya visiblemente molesto por su insistencia le dice: "Vale, ¿te importaría no arruinarme la fiesta? Hablaremos de esto luego ". Y la deja plantada, a pesar de que más tarde dice quererla incondicionalmente y que va a hacer un esfuerzo por entenderla y ser más comprensivo, lo que convence a Hunter. Pero justo entonces llega la segunda y más grave traición.

En la escena que sigue al encuentro con la terapeuta donde le cuenta su historia, Hunter sorprende a Richie hablando con su terapeuta, quien le comunica que está en peligro por un sentimiento de culpa del pasado y que sólo podrá sobrepasarlo con su amor y aceptación y el de su familia. Al insistir Richie que quiere saber el motivo, la terapeuta accede a revelárselo bajo la amenaza de retirarle las visitas en nombre de un trato que se basaba en contarle todo lo relevante de su terapia. En esta ocasión nos hallamos ante una traición doble, la de Richie una vez más, y también la de la terapeuta en quién había depositado su confianza, y que viola el secreto profesional.


Bajo los efectos de esta doble traición a su intimidad, y con la sensación de estar bajo hipervigilancia, Hunter sufre un ataque de pánico, y en lo que es una imagen claramente metafórica de su realidad, se oculta bajo la cama. Sucede entonces otro hecho significativo, Luay se mete con ella bajo la cama, y al ver su desesperación le pone una mano en la espalda dándole palmadas para calmarla, a la vez que le repite "aquí está a salvo". Ella, entonces, también se la toma. Como anteriormente el abrazo con el amigo de Richie, o con la terapeuta, ahora la mano de Luay es un pequeño momento de intimidad.

El efecto de esta doble traición, junto al entorno en el que vive, refuerza su alienación bajo un sentimiento de culpa que corroe a las personas que han sufrido un trauma de estas características. Un trauma en la que se nace y se es hijo de la violencia brutal y la rigidez ideológica en lugar del deseo y el amor. Un trauma que la hace diferente para sus hermanas, así como para su madre y su padrastro. La doble traición de Richie y su terapeuta refuerzan la sensación latente de ser indigna de ser amada y de ser un problema para todos, devolviéndola a una profunda soledad llena de culpa y desesperación.  Esto la llevará, tras dejar bajo la cama a Luay dormido, a ingerir un destornillador con el que realmente se produce daño corriendo un serio peligro. Todo síntoma, como forma de un conflicto irresuelto, y aunque habla de él, es finalmente un peligro que amenaza con agravar la salud mental y física del que lo sufre, pues el síntoma habla del conflicto y surge como una resolución ficticia e inadecuada (agravada por el goce que lo acompaña) producto de la incapacidad para afrontar el verdadero problema. Sin embargo, Luay se despertará a tiempo para evitar el mal mayor.


III. LIBERACIÓN Y RECUPERACIÓN DE LA IDENTIDAD.

Tras esta nueva ingesta, Richie y familia ya preparan el siguiente paso: el ingreso en un hospital psiquiátrico. Lo que vamos a observar en esta escena es todo lo contrario de lo que Alice, la terapeuta, le dice a Richie, que Hunter necesita su amor y aceptación y el de su familia. En lugar de esto, y tras las traiciones sufridas, asistimos a su retraumatización cuando se quiere forzar  que acepte su ingreso en el hospital porque si no Richie - por boca de su padre - pedirá el divorcio. Es interesante observar como todo esto sucede bajo la mirada de Luay quien, desde su más que posible trauma de guerra, parece comprender lo que le está sucediendo a Hunter. Y así será él quien la ayudará a huir de toda la locura que la envuelve en lo que será el inicio de su camino de liberación y recuperación de su identidad. Hunter decide afrontar la raíz del conflicto sobre la que su síntoma se ha construido.

Tras su huída todo va tomando forma. Veamos:

En primer lugar Hunter abandonará el entorno en el que se ha alienado. Llamará a Richie para decirle que no piensa volver. Como siempre, y tras la aparente y manipuladora buena respuesta (te amo, te necesito, todo será distinto y vuelve), cuando esta no se ve asumida (pues el problema para Hunter no es volver sino recuperarse a sí misma), generará la verdad que se oculta tras la buena apariencia. Tras decirle un categórico "no" a volver, Richie empieza a mostrar esa verdad oculta, y así le dice: "¿Y qué vas a hacer? ¿Vas a vivir en la calle? No eres buena en nada, no sabes hacer nada. Es lo que hay, es la mejor opción que vas a tener. Vuelve, o vuelves o voy a ir a por ti (en tono de amenaza). Joder que si voy a ir, puta desagradecida." Esa es la realidad que se oculta tras el amor incondicional de Richie. Cuando la muñeca que había incorporado a su vida como un mueble más empieza a ponerse en su lugar, no queda nada más que desprecio y brutalidad. Desprecio que se verá confirmado cuando ante su reiterada negativa ya estalla en gritos: "¡Vuelve aquí con mi hijo!" - ni tan siquiera "nuestro" -.


En segundo lugar asistimos a la verdad que se oculta tras la apariencia de su familia. Efectivamente, tras dejar el motel donde se ha alojado llama a su madre. Una vez más, la apariencia de las buenas formas oculta una verdad muy distinta. En principio su madre la recibe con voz dulce y cariñosa, y tras decirle Hunter que necesita verla por una emergencia, todo parece ir bien: "será genial pasar un rato juntas [...] claro bonita, siempre eres bienvenida", apariencia a la que sigue la verdad oculta: "... solo que tu hermana está aquí con su bebé recién nacido y apenas tenemos sitio." Hunter repone que no molestará, y de la misma manera que Richie, su madre les responde brutalmente: "¡Es que no hay sitio bonita!" Hunter cuelga el teléfono bruscamente. Una vez más se la hace sentir indigna de amor y un problema.

En tercer lugar llegamos a la confrontación con el padre biológico, el violador de su madre. Finalmente va a su casa y descubre que William Erwin (Denis O'hae), es un hombre ahora felizmente casado que está celebrando una fiesta de cumpleaños de su hija. Tras darse a conocer, y tras unos momentos de tensión, le pregunta porque lo hizo:

No puedo explicarlo. Estaba ido, no hay forma de justificarlo. Me sentía, me hacía sentir especial, Es como que un secreto te hace fuerte. Todos pensaban que era un tipo normal, ¡pero yo me sentía jodidamente importante, era poderoso, era dios! Y después acabé en la cárcel y me trataron como una puta mierda. Me pegaron tales palizas que tuve que llevar una colostomía, y entonces me di cuenta que no era dios, era basura.

Y tras escuchar su historia se da un diálogo propio de una reestructuración de una escena traumática:

Hunter: ¿Te avergüenzas de mí?

William: No... pero sí de lo que hice.

Hunter: ¿Soy como tú?

William: No lo sé. ¿Lo eres?

Hunter: No, pero necesito oírte decirlo.

William: No eres yo. Tù... tú no has hecho nada, no has hecho nada malo (Hunter se emociona). No es culpa tuya.


Escena sorprendente, en tanto en cuanto es finalmente el padre-violador quién devuelve la paz a Hunter. Movimiento necesario para que ella pueda retornar a sí misma y a un sano control y poder decisorio sobre sí misma y su vida.

IV. UNA VIDA QUE SE DESATASCA Y CONTINÚA SU CAMINO.

Hunter, finalmente, aborta siguiendo un camino totalmente distinto al de su madre, decidiendo por sí misma seguir con su vida lejos de Richie y su familia, lejos de su familia, lejos del mundo de la apariencia y las falsas verdades. Su imagen al final de la película es muy distinta de la imagen de la muñeca perfecta, pero alienada, que ofrece durante toda la primera parte. Su melena perfecta, constantemente reconocida, es substituida por  una melena recogida en una cola, sus elegantes vestidos por unos tejanos y una camiseta con un estampado, y con su mochila dispuesta para arrancar y seguir con su nueva vida.


Un último apunto. Swallow puede verse como una versión dramática de Alice, de Woody Allen (más en clave de comedia), que ya comentamos en este blog (pulsar aquí para acceder enlace), pues en ambos casos vemos a mujeres alienadas en entornos donde son menospreciadas y conminadas a un papel de sustento de la familia, el hogar y los hijos, pero que finalmente renuncian a todo este mundo de apariencias para tomar el control de sí mismas e intentar vivir su vida.

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PELÍCULAS RELACIONADAS.
Pulsa el título de la película para acceder a ella.








sábado, 16 de julio de 2022

REBELDE ENTRE EL CENTENO (Danny Strong, 2017): J. D. Salinger, el trauma y sus consecuencias.

Rebelde entre el centeno (Rebel in the rey, Danny Strong, 2017), es un biopic que pretende narrarnos la extraña y compleja vida del famoso escritor de "El guardián entre el centeno", J. D. Salinger. Interpretada por Nicholas Hoult, en el papel de Salinger (que, curiosamente, también interpretó a J. R. R. Tolkien en la película "Tolkien"), cuenta también con Kevin Spacey, interpretando a Whit Burnett, escritor y educador que fundó la revista Story, y que fue una notable influencia durante los primeros años de juventud de Salinger, así como con Zoey Deutch en el papel de Oona O'neill, la hija del dramaturgo y premio Nobel Eugene O'Neill, y Sarah Paulson en el de Dorothy Olding, su  agente literaria. 

La película no recibió buenas críticas pero, en todo caso, me permite reflexionar sobre la compleja personalidad de su autor que, desde que conocí su obra y su historia, siempre me ha atraído y que, conforme he ido conociendo más detalles de su biografía, más ha sido mi interés. Debo especialmente mucho a la peculiar biografía (hecha de fragmentos de testimonios de muchos de los que estuvieron relacionados con el escritor), que han escrito David Shields y Shane Palermo (Salinger, 2014).

Entre las primeras escenas de la película ya se nos muestra a Salinger en su entorno familiar. Pronto observamos su difícil relación con el padre, quien pretendía que su hijo siguiera el negocio familiar de distribución de carne y queso, a diferencia de su madre quien apoya sus inquietudes literarias, y que será determinante para que asista a las clases de escritura en Columbia, donde conocerá al que podríamos llamar "su padre literario": el escritor, educador y fundador de la revista Story, Whit Burnett. No obstante, parece ser que su madre le crió de manera muy protectora y consentida. "Salinger decía en broma que lo estuvo acompañando a clase hasta los veintiséis años". 




I. J. D. SALINGER: JUVENTUD TRUNCADA, ADULTEZ TRUNCADA.

  • Muchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo de centeno. Miles de niños. Y están solos, quiero decir que no hay nadie mayor vigilándolos. Sólo yo. Estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en evitar que los niños caigan a él. En cuanto empiezan a correr sin mirar adonde van, yo salgo de donde esté y los cojo. Eso es lo que me gustaría hacer todo el tiempo. Vigilarlos. Yo sería el guardián entre el centeno. [1]
Este conocido texto de "El guardián entre el centeno" muestra, en realidad, cuál fue la visión de Salinger del paso de la niñez y la adolescencia a la adultez. Y, en este sentido, como veremos luego, su alistamiento en el ejército en 1942, tras el ataque de los japoneses sobre Pearl Harbour, cuando contaba 23 años, fue determinante. Por eso la película se inicia con la imagen de Salinger ingresado en un hospital de Nuremberg, víctima de los efectos de un fuerte stress postraumático debido a las dramáticas vivencias que tuvo durante la Segunda Guerra Mundial, y que se iniciaron con el desembarco de Normandía (formaba parte del 12º regimiento de la 4ª división de infantería como oficial de contraespionaje), el famoso día D, en la playa de Utah, la toma de distintas ciudades francesas hasta llegar a la liberación de Paris (formó parte de las primeras tropas que entraron en la capital), y que acabaron con su entrada en los campos de exterminio nazis en Dachau (volvió a ser de nuevo de los primeros).




El asunto de Oona O'neill.

Sin embargo, no fue la guerra propiamente, el primer golpe que Salinger recibió en el ejército. Cuando se alistó era la pareja de Oona O'neill, la hija del dramaturgo y premio Nobel Eugene O'neill, de quien estaba profundamente enamorado. Arame Saroyan, dramaturgo, poeta y novelista, dijo de Salinger y Oona: "Ella era preciosa y Salinger la quería, la adoraba. Le parecía tremenda y, a la vez, superficial.¡Y le molestaba mucho su superficialidad". [2] Cuando Salinger se alistó al ejército continuaron su relación de manera epistolar. David Shields, biógrafo y autor de un documental sobre nuestro escritor dice: "Salinger y Oona intercambiaron correspondencia mientras él hacía su instrucción básica, y su amor por ella se intensificó. Las cartas suelen tener ese efecto en quienes las escriben, y sobre todo en los escritores, y sobre todo en Salinger. Presumía ante sus amigos del ejército diciendo: "esta es mi novia", y les enseñaba fotos de ella haciendo de modelo."

Sin embargo, fue entonces cuando Salinger sufrió un duro golpe. Oona dejó de escribirle. Más tarde, en 1943, Salinger se enteró por la prensa que su novia se había casado con Charles Chaplin, quien, en aquellos momentos contaba con 54 años por 18 de Oona. Paul Alexander, biógrafo de Salinger dice: "Imagínate que eres J. D. Salinger: estás en el ejército y te estas preparando para combatir en la gran guerra europea: le has profesado tu amor absoluto a una mujer y de repente ella se va y se casa el mismo día que cumple 18 años, con la estrella de cine más famosa del mundo."

Obviamente el suceso le afectó muchísimo y siempre guardó un fuerte resentimiento hacia Oona que aun manifestaba en 1972, casi treinta años después.




En la gran guerra europea.

El efecto que tuvo su participación en la gran guerra europea a partir del día D del desembarco de Normandía se manifiesta con claridad por el hecho de que nunca quiso hablar sobre sus vivencias en este período. De todas las experiencias que vivió, dos de ellas fueron probablemente de las que más le marcaron: la batalla del bosque de Hurtgen, también conocido por  el "infierno verde", situado al este de la frontera belga-alemana; y la entrada en los campos de exterminio nazis de Dachau.

En relación con el primer suceso, Salinger fue uno de los escasos supervivientes de su regimiento, que fue literalmente hecho trizas, y entre ellos algunos amigos suyos. Las descripciones que llegan de ese batalla son francamente brutales y terroríficas, y el terrible stress al que debieron estar sometidos lo soldados, día tras día constantemente acechados por la muerte y la amenaza de volar por los aires en pedazos por los obuses que caían constantemente sobre el bosque, es sumamente difícil de imaginar. El escritor y periodista Alex Kershaw, dice al respecto:
  • Para quienes lucharon allí, el bosque de Hurtgen fue la más enfurecedora de las derrotas. Salinger experimentó aquella derrota en sus carnes. Los alemanes infringieron más de veinticuatro mil bajas a las fuerzas norteamericanas, que se añadieron a las nueve mil bajas causadas por la fatiga, la enfermedad y el fuego amigo. Salinger presenció la futilidad y el horror de aquella enorme pérdida de vidas humanas.
Posteriormente, su diezmado regimiento fue tomado también por sorpresa por el intento de reacción alemana en la conocida batalla de las Ardenas. En una carta de 1960 a Paul Fitzgerald, compañero de Salinger en el servicio de contraespionaje, le dice:
  • Hace un par de semanas pasaron una película en la tele sobre la batalla de las Ardenas. La nieve y la carretera y los postes de señalización me lo hicieron revivir todo.



En los campos de exterminio.
  • Dijo Salinger en una ocasión: "El olor a carne quemada nunca te lo puedes sacar por completo de las narices, da igual cuánto tiempo vivas" 
El siguiente, y también brutal acontecimiento, le convirtió en uno de los primeros testigos del horror al ser  de los primeros soldados en entrar en los campos de exterminio nazis en Dachau (concretamente en el campo de Kaufering IV), donde por su calidad de oficial de contraespionaje tuvo que interrogar a prisioneros, guardias y oficiales alemanes. Salinger, salvo alguna rara ocasión con su hija Margaret y algún que otro amigo, y sólo hablando en general, nunca habló de ello. En el libro de David Shields y Shane Palermo se recogen testimonios de compañeros, y otros soldados que entraron en los campos, que refieren detalles del horror que vivieron en su encuentro con los prisioneros y su estado, y que sobrepasan lo imaginable. Nuestro escritor le refirió a Whit Burnett que "los acontecimientos de las tres o cuatro últimas semanas [de la guerra], lo que había presenciado era demasiado horroroso para ponerlo en palabras." 


El horror en el campo de Kaufering IV.

Y ya para acabar estas consideraciones, de nuevo citamos a Alex Kershaw:
  • De los 337 días que duró la guerra para los soldados americanos en Europa, Salinger se pasó combatiendo 299. No sabemos como de traumatizado quedó. Después de doscientos días de combates, uno ya está loco. Hasta los tipos más fuertes, después de doscientos días, pierden el juicio. Después de tomar otro pueblo, los encontraban por ahí solos, llorando en silencio. La división de Salinger se paso más tiempo combatiendo que ninguna otra en el teatro de operaciones europeo. Vio la mayor cantidad de combates que se pudo tal vez en toda la Segunda Guerra Mundial. Cualquiera que viviera aquel nivel de feroces combates durante tanto tiempo debió de quedar profundamente afectado. - la negrita es mía -
II. SOBRE EL CARACTER DE SALINGER.

Para comprender los efectos del trauma sobre Salinger es importante primero reflexionar sobre algunas características de su carácter.

Salinger era un hombre de carácter introvertido,
poco dado a las relaciones sociales. Probablemente afectado por un padre que lo veía un irresponsable, y una madre que, a ultranza, le apoyaba constantemente en su vocación literaria, y que le crió de manera muy consentida, la vulnerabilidad que le habitaba se sobrecompensó a través del desarrollo de un carácter soberbio e irónico con el mundo que le rodeaba, y que le daba una importante dimensión narcisista. Sin embargo, esa vulnerabilidad se manifestaba por su sensibilidad a la crítica (de origen paterno) y su sentido de lealtad (de orden materno), que también le llevó a sentirse profundamente traicionado, reaccionando de manera radical cuando consideraba que esto había sucedido, como apreciamos en la película en su reacción con Whit Burnett, quien fue su máximo mentor, cuando considera que éste no hizo lo suficiente (que si lo hizo) para intentar publicar una antología de sus cuentos. Destacar también la dimensión obsesiva de su 
carácter, del cual su entrega a la escritura es un claro ejemplo, así como por su fijación con las chicas jóvenes, como aun se incidió más tras su retiro radical de la sociedad y de la literatura en lo que fue su refugio en los bosques de Cornish (New Hampshire), así como de su recelo, en general, sobre el mundo de los adultos. 

Finalmente, indicar que Salinger tenía un defecto físico que parece que le avergonzaba y le frustraba profundamente, como alguna de sus amantes comentó. Tenía un sólo testículo debido a un síndrome malformativo genético llamado "ectopía testicular", es decir, que uno de los testículos ha tomado un camino diferente y ha descendido por la cavidad abdominal hasta asentarse en el área prepubiana, en el canal inguinal, en vez de en el escroto. 

III. SALINGER Y EL TRAUMA: EL ENTRE DOS MUERTES.

Los efectos del trauma de la guerra en Salinger, al que cabe añadir el que también se puede considerar como el traumático abandono de Oona de su relación, llevó progresivamente a Salinger, tras su retorno de la guerra, y tras un período de intento reintegración a la vida social, a lo que podríamos llamar un estado de congelamiento en el tiempo que se manifiesta esencialmente en dos aspectos que empezaron caracterizar su vida. El primer aspecto que se observa es la fijación de su atracción por mujeres muy jóvenes (entre los 16 y 19 años, y posteriormente hasta de 14 años), así como, en general, por el mundo de la adolescencia. El segundo, tiene que ver con su retirada del mundo, entendida sobre todo como retirada del mundo adulto, dimensión probablemente acrecentada por el efecto que tuvo en Salinger, en su búsqueda de salvación, las enseñanzas que recibió en el centro Ramakrishna-Vivekananda, consagrado a la difusión, conocimiento y práctica del Vedanta y que ofreció a Salinger, como vía espiritual, una cierta salida al conflicto que el trauma de guerra le causó.


J. D. Salinger en la guerra

En todo caso, la repercusión del trauma en Salinger me recuerda el concepto del "entre dos muertes" desarrollado por Lacan en su seminario VII (La ética del psicoanálisis). Salinger quedó fijado en un espacio intermedio entre la adolescencia y la adultez, un espacio intermedio en el que quedó fijado entre la inocencia de la primera (representada por el período de enamoramiento con Oona O'neill), y la corrupción o perversión de la segunda (representado por los horrores de la guerra que le tocó vivir). El retiro y el aislamiento del mundo adulto fue su respuesta a este último; y la fascinación y la atracción por las jóvenes situadas en la franja de los 16 a los 18 años fue la respuesta al primero (justa la franja de edad en la que se relacionó con Oona O'Neill).  Respecto a la primera no la podía fijar porque inevitablemente las adolescentes se dirigían a la adultez (por eso tuvo tantas amantes jóvenes), y respecto a la segunda fue él el que se negó a avanzar por su rechazo al mundo y la vida que representan los adultos (un mundo de horror y de traición). En cierta manera, el protagonista de "El guardián entre el centeno", Holden Caufield, entre otros personajes, es el adolescente inconformista y rebelde que fue Salinger que, no obstante, se presiente que no llegará a adulto, aunque crezca como tal. Holden Caufield ya incorpora en él las heridas que el amor y  la guerra causó en Salinger.


Oona O'Neill y Charlie Chaplin

- Volviendo a Oona O'Neill y las jóvenes.

La fijación de Salinger por las chicas adolescentes parece una respuesta directa a la relación que tuvo con Oona O'neill. Por un lado respondía a un tiempo anterior a la guerra:
  • Lo mas revelador de la fijación que el tenía con las niñas es que las veía, esencialmente, como vía de escape a un tiempo en el que nadie "había oído hablar en su vida de Cherburgo, ni de Saint-Lô, ni del bosque de Hürtgen, ni de Luxemburgo. (David Shields) 
y, por otro también a Oona O'Neill, pues Salinger siempre seguía el mismo proceso, que más allá de la seducción, siempre parecía incluir la venganza, relacionada también con el abandono que sufrió de ella (Oona se caso con Chaplin a los 18). Todas las chicas de las que se enamoraba parecían seguir el mismo patrón, empezando por la que fue su segunda mujer, Claire Douglas:
  • Claire era un eco de lo que una década antes había sido Oona O'neill a los dieciocho años y un presagio de lo que dos décadas más tarde sería Joyce Maynard durante su primer año en Yale. La imaginación sexual y romántica de Salinger trazaba círculos obsesivos alrededor de la misma figura con cuerpo de muchachita y habitualmente morena, desde Miriam y Doris, hasta Sylvia, Jean Miller y las que vendrían después. (David Shields)
Sin embargo, siempre seguía con ellas el mismo proceso: al principio, en el proceso de seducción, era sumamente cariñoso y adulador. Sin embargo, una vez conquistadas, todo se acababa y eran simplemente desechadas, en lo que era una confrontación entre la pureza y la inocencia de los orígenes, representada a través de la joven adolescente, y la corrupción que conllevaba el acceso al mundo de la mujer adulta.

- Sobre el retiro del mundo.

Desde su llegada a Cornish Salinger se concentró de manera obsesiva en la escritura y, si bien al principio aun mantenía un contacto amable con la gente del pueblo y con algunos amigos, así como algunos viajes que realizaba, progresivamente su encierro y su hostilidad fue volviéndose cada vez más extremo. Aunque vivía con su mujer, Claire Douglas, y sus hijos Margaret y Matthew, éstos prácticamente no le veían, puesto que no admitía ningún tipo de interrupción mientras escribía entre quince y diecisiete horas refugiado en un pequeño búnker. El muro entre él y el mundo se estrechaba cada vez más, de la misma manera que su estilo de escritura también cambiaba de las obras iniciales como El guardián entre el centeno y los Nueve cuentos, al cambio radical - esencialmente motivadas por sus creencias en el Vedanta - que implicaron las despiadadamente criticadas Levantad, carpinteros, la viga del tejado, Seymour: una introducción y Franny y Zooey.


La casa de Salinger en Cornish.

El entre dos muertes de Salinger.

El retiro fue para Salinger su manera de permanecer en el mundo en ese "entre dos muertes" lacaniano, un espacio donde no estar fisicamente en el mundo y, a la vez, ser recordado y perseguido por el mito que se construyó de él a través de su corta obra y de su retiro, una especie de "dejarme en paz, pero no me olvidéis". Probablemente fue su manera de conjugar el rechazo al mundo que propone el Vedanta - y que el sentía - y la salida espiritual que le proporcionó, a la vez que su deseo de permanecer en él. Así optó una manera que podemos ver como un ser y estar sin cuerpo, y el recuerdo como una relación sin presencia. Un lugar donde sostener su cuerpo y alma profundamente heridos tras los estragos definitivos causados por su participación en la guerra y su trauma. El entre dos muerte de Salinger no es como el de Antígona o, como ya he reflexionado en otro lugar, el de Kafka, un lugar donde se vive sin vivir tan sólo aguardando la muerte. El de Salinger es un lugar de características borrosas donde pretendió congelar el tiempo en un espacio intermedio etéreo que se establece como la última frontera entre el mundo de la inocencia y la impureza, mediado por la sacralización de la escritura, de nuevo bajo la forma de un escritor y una obra sin público ni lectores.



Una de las últimas fotos de Salinger.

Murió en Cornish en el 2010 a las noventa y un años. Su hijo Matthew es el albacea de la obra no publicada, trabajando en la ordenación de esta ingente archivo de material dejado por su padre, antes de publicar nada.

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[1] Salinger, J. D. El guardián entre el centeno. Editorial Alianza.
[2] Todas las citas que siguen corresponden a la biografía realizada por David Shields y Shane Palermo. Salinger. Seix Bárralas.