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miércoles, 12 de abril de 2023

UN FUTURO DESAFIANTE (Extrapolations, Scott Z, Burns, 2023): Sobre la catástrofe climática, el capitalismo del desastre y el narcisismo a gran escala.


Un futuro desafiante (
Extrapolations, Scott Z. Burns,2023), serie lanzada por la plataforma de Apple TV+
 especula con el futuro a la vista de la catástrofe climática cuyos efectos son hoy en día ya innegables. La serie, recientemente estrenada, ha sido valorada de manera muy polar por la crítica, así como por el público. Más allá de la crítica que se le ha hecho por haber sido realizada por Apple, así como por haber sido protagonizada por actores muy conocidos, sobre todo cuando se la compara con otra serie excelente como Colapso (Canal Plus y Les parasites, 2019), no por ello deja de ofrecer interesantes puntos de reflexión desde el punto de vista que este blog se propone abordar. En este sentido, me centraré en cinco aspectos sobre los que la serie nos permite reflexionar y que, fundamentalmente, se definen en los cuatro primeros episodios de la serie, de los seis que hasta ahora he visto.

1. CATÁSTROFE Y TRAUMA.

En mi libro "Reflexiones sobre la pandemia del covid 19" (2020) lancé una teoría sobre la relación de la catástrofe con los efectos traumáticos sobre la población en la que decía:

Para comprender los distintos efectos de la pandemia del covid, y volviéndonos a referir a la idea del trauma, podemos decir que ofrece unas características traumáticas justas y adecuadas para que el ser humano se resienta de una manera globalizada y clara, a diferencia, como ya hemos visto, de los efectos traumáticos intensos, cortos y geo-localizados de las catástrofes naturales citadas o, y eso es más interesante, del trauma que es la catástrofe climática que, todo y siendo potencialmente mucho más peligrosa, el ritmo lento con el que se anuncia, los efectos geo-localizados con los que se manifiesta, no generan, no obstante, ningún cambio aparente en nuestro ritmo de vida. [1]

Como decía la periodista, escritora y activista Naomi Klein de la negación y el negacionismo de la catástrofe climática en su libro "Esto lo cambia todo" (2014):

 

Convivir con esta especie de disonancia cognitiva es simplemente una parte más del hecho de que nos haya tocado vivir este discordante momento de la historia, en el que una crisis que tanto nos hemos esforzado por ignorar nos está golpeando en plena cara y, aun así, optamos por doblar nuestra apuesta precisamente por aquellas cosas que son la causa misma de la crisis. 

 

Yo misma negué el cambio climático durante más tiempo del que me gustaría admitir. Sabía que estaba pasando, claro. No iba por ahí defendiendo como Donald Trump y los miembros del Tea Party que la sola continuación de la existencia del invierno es prueba suficiente de que la teoría es una patraña. Pero no tenía más que una idea muy aproximada y poco detallada, y apenas leía en diagonal la mayoría de las noticias al respecto, sobre todo, las que más miedo daban. Me decía a mí misma que los argumentos científicos eran demasiado complejos y que los ecologistas ya se estaban encargando de todo. Y continuaba desafiante comportándome como si no hubiera nada malo. [2]


Efectivamente, hemos vivido mucho tiempo de espaldas a este tema que viene desde 1980 anunciándose desde distintos ámbitos científicos (climatología, biología, geología, física, físico-química). Ya cuando era estudiante de biología recuerdo algunos libros que ya alertaban de la problemática que se nos avecinaba. La catástrofe climática, a diferencia de la crisis de la pandemia del covid 19, es que no alerta por igual a todo el mundo, lo cual hace que sus efectos no se perciban con la inmediatez a nivel global como si lo fue la pandemia, lo cual ha llevado a los estados a un constante aplazamiento del problema por una causa o por otra (básicamente político-económicas). Las actitudes derivadas del mecanismo de defensa de la negación, basado en ignorar realidades dolorosas o incómodas, o la del negacionismo interesado, característico de los grupos de la ultraderecha o de intereses económicos hoy conocidos (la criminal ocultación de datos por parte de las grandes petroleras [3]), pero también el negacionismo ignorante de personajes de la izquierda, como fue el curioso caso del peculiar presidente autonómico de Aragón Javier Lamban, quien dijo a través de twitter: "no parece que el cambio climático vaya a suponer la desaparición de la nieve", han permitido que las cosas lleguen al día de hoy, donde la molestia del tema ya es inevitable, y que hace que nos empecemos a preocupar por los claros indicios de que este cambio, mejor llamado catástrofe, nos afecta a todos, porque parece que, en relación a ciertas temáticas, el mundo occidental viva con la ilusión de que algunas cosas no le afectarán, como si estuvieran en una especie de "más allá" de lo real.

Un futuro desafiante parte de extrapolaciones que ya causan efectos innegables y que sitúa en el año 2037: grandes incendios, deshielo, desaparición de la biodiversidad, problemas con el agua...




II. CRISIS CLIMÁTICA Y DOCTRINA DEL SHOCK.

Uno de los temas que la serie sin duda aborda es el lado más perverso del capitalismo que introdujo, de nuevo, Naomi Klein, que en el año 2007 publicó un libro fundamental para entender esa perversidad: La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre, en el que se analiza en profundidad las tesis que impulsaron Milton Friedman y la Escuela de Economía de Chicago de aprovechar las crisis y catástrofes, con la conmoción y el miedo que generan en la ciudadanía, para aprovechar para imponer medidas impopulares que favorezcan el libre mercado:

una vez desatada la crisis, el profesor de la Universidad de Chicago estaba convencido de que era de la mayor importancia actuar con rapidez, para imponer los cambios rápida e irreversiblemente, antes de que la sociedad afectada volviera a instalarse en la «tiranía del statu quo». Estimaba que «una nueva administración disfruta de seis a nueve meses para poner en marcha cambios legislativos importantes; si no aprovecha la oportunidad de actuar durante ese período concreto, no volverá a disfrutar de ocasión igual». Es una variación del consejo de Maquiavelo según el cual vale más comunicar de una sola vez «las malas noticias», y supuso uno de los legados estratégicos más duraderos de Friedman. [4]

Es indudable que la catástrofe climática ya nos permite observar este tipo de maniobras. El primer episodio de la serie, situado en el 2037, se centra en este tema representado por una multinacional llamada Alpha y su joven CEO Nicholas Bilton (interpretado por Kit Harrington), quien en un discurso ante una de las habituales y frustrantes conferencias de la ONU para el cambio climático dice: "A principios de siglo el cambio climático fue descrito como un síntoma del capitalismo. Un síntoma. He venido a decir que el capitalismo es también la cura". Inevitablemente esto hay que entenderlo en la perspectiva de la doctrina del shock, y en la cual la catástrofe es siempre una oportunidad de negocio bajo la apariencia de solución. Como en la gran crisis económica del 2008, aquellos que provocaron la crisis, perversamente, eran los que se proponían para ofrecer la solución. Gran parte del primer capítulo gira en torno a esta idea. Los bosques arden, los casquetes polares se derriten, como lo hace Groenlandia, hay crisis global del agua, la especies animales desaparecen, y al mismo tiempo todo es objeto de posibles negocios: los metales que ofrecen las nuevas tierras producto del deshielo, la edificación de nuevos complejos hoteleros, la obtención del genoma de las especies en peligro de extinción, el agua a cambio de permitir el aumento de la temperatura de 2 a 2'2 grados por intereses económicos, como Bilton ofrece en su conferencia sobre el cambio climático.




Una forma de ver el capitalismo del desastre es verlo como la manifestación en lo social del narcisismo perverso: lo importante no son las víctimas de los desastres, sean del tipo que sean, sino la oportunidad que generan de imponer leyes que favorecen al libre mercado. Bajo las reflexiones manipuladoras como las de Bilton: "Es perfectamente posible que los límites que hemos creado para los negocios estén limitando a su vez nuestra capacidad de resolver el problema del cambio climático", se esconde la realidad de lo que Naomi Klein llama los creyentes de la doctrina del shock:

Los creyentes de la doctrina del shock están convencidos de que solamente una gran ruptura —como una inundación, una guerra o un ataque terrorista— puede generar el tipo de tapiz en blanco, limpio y amplio que ansían. En esos períodos maleables, cuando no tenemos un norte psicológico y estamos físicamente exiliados de nuestros hogares, los artistas de lo real sumergen sus manos en la materia dócil y dan principio a su labor de remodelación del mundo. [5]

III. EL DESPRECIO DEL PRESENTE POR EL BENEFICIO DEL FUTURO.

A Alfa le interesa una sola cosa: identificar qué del presente pertenece al futuro. Un futuro mejor, un futuro con elefantes de bancos genéticos, orangutanes y, por lo que dicen, tal vez ballenas jorobadas (Nick Bilton).

El segundo episodio, situado en el año 2046, el que más me ha gustado, tiene por protagonista la que es considerada "la última ballena" y, por tanto, un potencial "activo" que pasa a ser codiciado por una empresa dedicada a obtener toda la información posible sobre ella a efectos de, como dice Bilton en la frase con la que inicio este punto, hacer un futuro mejor. La empresa, llamada Menagerie, colabora con Alpha, la empresa de Bilton y, por tanto, se puede entender rápido que un futuro mejor hay que entenderlo también como un negocio mejor. Como dice uno de los directivos de Menagerie: "Y si no le vaciamos el cerebro antes de que se entere que es la última ballena del mundo, vamos a quedarnos sin negocio". 

Que para este tipo de pensamiento económico del capitalismo perverso la ética no cuenta es algo que es fácil de imaginar, y, en consecuencia, para el capitalismo del desastre aun menos. La historia de centra en el engaño al que es sometida la última ballena (a través de unos instrumentos que traducen su complejo lenguaje a lenguaje humano), en la que para sustraerle toda la información se le hace crecer que en la zona hay un macho para mantenerla en ella. En realidad, el supuesto macho no es más que sonidos gravados de uno que murió hace ya siete años. Rebecca (la bióloga marina interpretada por Sienna Miller), en desacuerdo con esta manipulación emocional, quiere advertirla para que huya: "Queríamos conocer tu interior, como funciona tu vida. Lo queríamos para nosotros, no para mejorártela. Te decimos que nades a un lugar en el que morirás. Somos nosotros, no él."





La cuestión que se plantea en este episodio es como vamos a construir un "futuro mejor" si partimos de las mismas premisas que nos han llevado a este presente. Como vamos a tener un futuro mejor si partimos de una historia regida por la compulsión a la repetición, a pesar de los múltiples "trajes" con las que se disfraza. Ante la expectativa, como le cuenta Rebecca, de que en el futuro puedan haber nuevas ballenas (producto de la obtención de su genoma y de la información obtenida) la ballena le pregunta: ¿Y como será diferente la próxima vez? Una constatación de cómo va a ser distinto si el inicio de todo esto se basa en la mentira, pues, efectivamente, y como le dice Rebecca: "Te estamos mintiendo. Es lo que hace nuestra especie cuando sufrimos." 

No hace falta indicar que esta manipulación y explotación hecha a la ballena, es la manipulación a la que los seres humanos somos sometidos por ese capitalismo perverso, por ese capitalismo del desastre amparado muchas veces por el que es su frecuente cómplice, los estados y sus gobiernos. Sólo habrá un futuro mejor si somos capaces de hacer las cosas mejor en el presente, aquí y ahora. Como le responde Rebecca a la pregunta de la ballena de cómo será diferente la próxima vez: "Solo cambiará si cambiamos nosotros. Si dejamos de mentir acerca del mundo. Si dejamos de esperar que los que vendrán vayan a arreglar lo que nosotros no arreglamos". No obstante, añade, hablando del futuro: "Les ensañarás la manera de estar en el mundo. Adviérteles de nosotros, verán lo que podemos hacer, lo que ya hemos hecho."

Llegado aquí, siempre retorno a las palabras de C. G. Jung que tantas veces he citado y que tanto me inquietan desde que las leí: "El mundo en el que nacemos es rudo y cruel y al mismo tiempo de belleza divina. Es cuestión de temperamento creer qué es lo que predomina: el absurdo o el sentido. Si el absurdo predomina se desvanecería en gran medida el sentido de la vida en rápida evolución. Pero tal no es – o me parece ser – el caso. Probablemente, como en todas las cuestiones metafísicas, ambas cosas son ciertas: la vida es sentido y absurdo o tiene sentido y carece de él. Tengo las angustiosa esperanza de que el sentido prevalecerá y ganará la batalla. [6] 

El narcisismo perverso del capitalismo del desastre está en el lado del absurdo, del sinsentido. De manera parecida se expresaba el filósofo Pierre Hadoq en la entrada que dediqué a la película Contact (Robert Zemeckis, 1997) - acceder entrada aquí -, quien en relación a la exploración y conquista espacial decía:

Sin viaje cósmico interior, sin mirada desde lo alto vivida como ejercicio espiritual de desprendimiento, de liberación, de purificación, los viajeros del espacio seguiran llevando la tierra con ellos al espacio, no la Tierra parte del cosmos, si no la tierra símbolo de lo humano demasiado humano, la mezquindad humana [...] El espacio corre entonces el riesgo de no ser más que el teatro ampliado de estas absurdas guerras de religión - o políticas y económicas, añado yo - que continuan desgarrando a la humanidad  en los inicios del siglo XXI. La conquista del espacio corre el riesgo de proporcionar solamente un campo más vasto a la locura humana. [7]

Avatar (James Cameron, 2014) - acceder entrada aquí - sería un buen ejemplo del peligro indicado por Hadot.

IV. LA NEUTRALIDAD CÓMPLICE.

Si la negación o el negacionismo, más o menos voluntarios o involuntarios, son cómplices de la catástrofe climática y del capitalismo del desastre, no menos, si no aun más grave, lo es la "neutralidad", esa manera de asistir a los acontecimientos como si fuéramos meros observadores de una realidad que no va con nosotros.

El episodio 3, situado en el 2047, con una Miami inundada, nos narra una historia sobre "el silencio De Dios, protagonizada por el rabino Marshall Zucker (interpretado por David Diggs) y una niña descreída y crítica, Anala Goldblatt (protagonizada por Neska Rose). El rabino Zucker lo es del templo Israel, y ante el problema de las inundaciones tiene como objetivo que el gobierno declare su templo digno de ser salvado de las aguas (aparece un curioso Departamento de Mitigación del nivel del mar). El primer choque entre la mirada neutra del rabino y la joven díscola ya establece sus puntos de vista opuestos. Dice en un momento el rabino en el templo: "Este año mi plegaria es sencilla: que nuestros dirigentes de Tallahassee salven este edificio, y que el año que viene estemos todos juntos aquí, en Miami." A esta extraña demanda en tiempos de una gran crisis se opone la joven Atala quien, posteriormente, le dice al rabino: "¿De verdad cree que estaremos aquí la próxima Pascua? [...] ¿No cree en la ciencia? Estamos en un apocalipsis ¿De verdad a Dios le importa un bar mitzvá?" Más adelante, en un cena familiar preguntará a su padre - un corrupto sobornador de funcionarios "¿porqué nos hace esto Dios?" Como con el rabino, de él sólo recibe incomprensión. Nadie parece asumir ninguna responsabilidad en lo que ocurre, como si no fuera con ellos. El rabino se preocupa por su templo y el padre de Anala sigue son sus corruptelas como si nada importara. Finalmente, será gracias a una de estas corruptelas que se salvará el templo a costa de abandonar un centro de desamparados, ante un desorientado rabino que no sabía de ese acuerdo, o como le dirá posteriormente Alana, quizá no quiso saberlo.

Esta manera de afrontar la crisis climática, esa neutralidad, es quizá la más desesperante. Parecemos dejarlo todo a estas reuniones sobre el cambio climático inoperantes porque todos los estados, al final, tan sólo miran por sus intereses. Los gobiernos no tienen ni idea de como afrontar la telaraña creada por el capitalismo y ese motor pulsional que es su núcleo: el capital. Los partidos políticos siguen, como el rabino o el padre de Alana, queriendo mantener sus templos al precio que haga falta, y la ceguera es uno de ellos. Las multinacionales imponen los timings bajo la amenaza de la crisis económica que provocaría afrontar los cambios que requiere enfrentar la crisis climática. Mientras, una gran parte de la población mundial asiste  impotente a sus efectos; otra parte se manifiesta incrédula dispuesta a escuchar y a creer los mensajes de narcisistas peligrosos establecidos como los gobernantes de los países más poderosos;  muchos seguimos contemplando desde la neutralidad de las manos cruzadas esa gran estafa que el capital nos obliga a vivir. Esa crisis mundial que vivimos (post-pandemia covid, guerra de Rusia contra Ucrania con todas las implicaciones económicas que ha tenido y tiene, y bajo el trasfondo de la catástrofe climática) es el escenario perfecto de desorientación psicológica y falta de sentido que favorece que el capitalismo del desastre imponga su absurda visión de la vida como negocio y la ciega pulsión del beneficio.

Alana dará una clase magistral en la celebración de su bar mitzvá de lo que cada uno puede hacer si se lo propone: denuncia ante todos los presentes que nuestra ciudad flota sobre los cadáveres de los pobres, y en un momento clave dice: "Dios limpiará el planeta y habrá que empezar de cero. ¿Y a quién elegirá para sobrevivir? A mi padre no, porque él soborna a funcionarios. No tengo tiempo para esperar el juicio de Dios, por eso lo he denunciado a la policía." Y ante los esfuerzos del rabino para que deje su "discurso" y recordarle que como hija de los mandamientos debe honrar a su padre, Alana le responde si quiere que le recuerde algunas cosas a él, y así le pone un video de la época en que Zucker estuvo en Israel, y en la que decía:

Vivimos en tiempos de crisis. No muy lejos de aquí desplazados medioambientales necesitan agua y comida. Y estad seguros de que todo líder que no intente mejorar esta situación es cómplice. Como dijo Ellie Wiesel, la neutralidad ayuda al opresor, nunca a la víctima.

Y añade entonces: Pero usted dejó Israel, ¿verdad? Usted dejó desamparados a estos refugiados [...] Lo que sé es que vio desde la barrera lo que pasaba aquí en Miami, mientras los sin techo a los que tanto ama se quedaban sin refugio. Y ante la objeción del rabino de que el no lo sabía, Alana le responde: "o tal vez no quiso saberlo".

No hay mucho mucho más que añadir.



V. RIESGOS CIENTÍFICOS Y TECNOLÓGICOS.

Somos como dioses, y ya se nos puede dar bien.

La serie también reflexiona sobre los peligros de los riesgos científicos. El cuarto episodio, situado en el 2059 nos previene de las decisiones científicas no contempladas en todas sus consecuencias o asumiendo incertidumbres que no se pueden prever. Uno diría que es un capítulo basado en teorías como las del caos o de las catástrofes, y que nos dice que un pequeño cambio en un sistema puede producir otros cambios cuyos efectos no se puede predecir. En este sentido lo que aparentemente se soluciona por un lado, por otro se complica:

- se trata de inseguridad y futuro, de decisión y actitud. Existe inseguridad con respecto a las consecuencias que derivarán de una decisión. La misma podrá dar lugar a consecuencias buenas o malas. Los beneficios y las pérdidas pertenecen en cualquier caso al futuro, un futuro que resulta desconocido y que esconde peligros, aunque también abre posibilidades y promete beneficios. La decisión de influir sobre el futuro no puede tomarla nadie por uno. [8]

En el episodio se plantea el conflicto entre asumir el riesgo que plantea una disciplina a la que llaman geoingeniería y sus hipótesis de intervención sobre el clima, o no. Esa es la decisión que toma el gobierno de USA (junto con otros gobiernos), no asumir la solución solamente desde un punto de vista científico-tecnológico y tener en cuenta otras consideraciones provenientes de otros marcos o puntos de vista.

Partiendo de un conflicto de puntos de vista sobre el uso de la geoingeniería de una ex-pareja de científicos, Gita Mishra (interpretada por Indira Varma), partidaria de su utilización y propietaria de una empresa tecnológica llamada NSI (New Skie Investigations), y Jonathan Chopin (interpretado por Edward Furlong), posicionado en contra por los riesgos e incertidumbres que comporta, y del posicionamiento de su hijo, Rowan Chopin (interpretado por Michael Gandolfini), en favor de su madre. Madre e hijo se proponen utilizar una tecnología (crear una capa de Carbonato Cálcico en la atmósfera para reflejar la luz del sol, con lo cual la temperatura global disminuiría) basada en intervenir artificialmente el clima faltando a una de las bases fundamentales de la investigación científica: hay que poder repetir un experimento para poder ver que se obtienen los mismos datos, o para, entonces, cambiarlo. Faltar a este principio fundamental implica asumir un alto nivel de riesgo sobre un sistema complejo  como el clima. Como dice Jonathan: "la geoingeniería no lo permite. Tienes una oportunidad y luego vives con los resultados. Eso no es ciencia es jugársela"

La cuestión es que Gita y Rowan están dispuestos a asumir estos riesgos tecnológicos de carácter ecológico desafiando los acuerdos de los estados al respecto. En este sentido, este tipo de asunción de riesgos que implica la posibilidad de las llamadas catástrofes larvadas se debe a que en sistemas tan complejos como los ecosistemas o el clima los procesos:

... de autocontrol y autoorganización es tan complejo que escapa a cualquier intervención técnico-causal. Sin embargo, puede hacerse, mediante una intervención externa, que el ecosistema salga de su estructura procesadora y que, por consiguiente, pierda su flexibilidad, provocándose una catástrofe larvada que puede llegar a anular el equilibrio del conjunto del sistema. [9]


Y esto es lo que ocurrirá. Una vez liberado el Carbonato Cálcico en la atmósfera, en un lugar de la India, al final del episodio 5 acaba con el inicio de una tormenta aparentemente bienvenida. Sin embargo, al final oímos unas palabras que dicen: ¡Atención! Alerta de inundación imprevistas en los estados de Madhya Pradesh, Rajastán y Haryana. Se nos ha informado de lluvias torrenciales que pueden causar daños en infraestructuras cruciales. No se refugien bajo tierra. Repito. No se refugien del calor extremo bajo tierra.  Actúen con celeridad para salvar la vida.

VI. ÚLTIMAS REFLEXIONES.

La serie pone de relieve las consecuencias del narcisismo en distintos niveles. El narcisismo perverso del capitalismo del desastre, con su falta de empatía, o peor aun, una falsa empatía utilitaria orientada a su propio beneficio. Manipulación, mentira, hipocresía, etcétera al servicio de sus intereses, y del que la idea presentada en el punto 2 de esta entrada es un buen ejemplo en relación con la catástrofe climática: el desprecio del presente por el beneficio del futuro.

La serie también pone de relieve el narcisismo implícito en actitudes como la neutralidad que, en una pequeña escala, se inhibe de la crisis que sufrimos para encerrarse en salvaguardar el propio pequeño mundo centrándose en conservar el valor de aquello que se considera importante para este, desentendiéndose de la situación de crisis que estamos viviendo, una mirada desde la barrera, como si lo cosa no fuera con ellos.

Finalmente, tenemos el narcisismo de lo que hemos llamado el riesgo científico-tecnológico, que muy bien resume la actitud que algunos científicos, ingenieros, etcétera, pueden desarrollar, una inflación egoica que muy bien resume la frase "somos como dioses, y ya se nos puede dar bien."


NOTAS.
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[1] Cardona, Jaume. Reflexiones sobre la pandemia del covid 19. Llibres Gestalt Dimensions, pág. 15
[2] Klein, Naomi. Esto lo cambia todo: El capitalismo contra el clima. Grupo Planeta. Ed. Kindle, pos. 109-116
[3] Ver el documental "Campaign against the climate", 2020
Hay una versión gratuita en TV3: Negacionistas del candi climàtic:
En internet pueden encontrarse distintas plataformas donde puede verse.
[4] Klein, Naomi. La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre. Ediciones Paidós. Edición de Kindle, pág. 23
[5] Ver nota 4, pág., 47
[6] Jung C.G. Recuerdos, sueños y pensamientos. Editorial Seix Barral. Biblioteca breve, pág. 375
[7] Hadot, Pierre. No te olvides de vivir. Goethe y la tradición de los ejercicios espirituales. Editorial Siruela, pág. 89.
[8] Bechman, Gothard. Riesgo y desarrollo técnico-científico. sobre la importancia social de la investigación y valoración del riesgo. Publicado en 1995
[9] Ver nota 8 


PELÍCULAS RELACIONADAS. Pulsar título para acceder a la entrada.
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lunes, 18 de mayo de 2020

EL FARO (ROBERT EGGERS, 2019): Una visión del infierno.

El faro (Robert Eggers, 2019) es, en mi opinión, una película sobresaliente en muchos aspectos. De la misma manera que la ciencia ficción ha derivado ultimamente en un género en el que se abordan ciertas cuestiones trascendentales (Interestelar, Ad Astra, La llegada, High Life, etc.), el género de terror es también objeto de un abordaje de este tipo. El propio Robert Eggers dirigió la excelente "La bruja" (2015), así como otros directores como Ari Aster y su Hereditary (2018) y Midsommar (2019). Uno de los primeros aspectos por los que El faro es sobresaliente es por sus imponentes interpretaciones. Un Willem Dafoe y un Robert Pattison que realizan un trabajo colosal, imponente, de aquellos que requieren una entrega total al personaje que interpretan. Willem Dafoe, uno de los grandes actores, un grandísimo actor, interpretando a Thomas Wake, un viejo y terrible farero que supervisa a Ephraim Winslow, su ayudante, y un Robert Pattison que da la talla del gran actor que también es, superando de largo el riesgo de haberse quedado encasillado en la imagen que dieron de él películas como Harry Potter o la saga de Crepúsculo. En segundo lugar, destacar la fotografía de Jarin Blaschke, que le da a la película ese tono ominoso que caracteriza a lo siniestro (filmada en blanco y negro con efecto ortocromático y en la antigua relación de aspecto 1:19:1).  En tercer lugar, la música de Mark Corven que acompaña la película junto a los sonidos, y que amplifica la dimensión angustiante que la recorre practicamente de principio a fín.



Y empezaremos precisamente con esa dimensión simbólica que ubica el escenario de la película en un faro en una roca aislada de Nueva Inglaterra, uno de esos lugares que podemos llamar el confín del mundo y que, como todo faro, lanza una luz de atención para que los navíos perciban que se acercan a su costa. El faro se ubica así donde la tierra acaba, y donde el mar también acaba. Donde tierra y mar se encuentran en el  choque de las aguas y la roca o la arena de la playa, en el romper de las olas. El faro se ubica así en la frontera que es toda costa. El faro se ubica entre dos mundos, y el farero que vive en él vive en esa frontera donde se producen, en ocasiones, extraños sucesos y encuentros. En el cine lo hemos visto en películas como La Niebla (John Carpenter, 1980), en The ring (Gore Verbinsky, 2002), Shutter Island (Martin Scorsese, 2010), La Piel fría (Xavier Gens, 2017),  El retrato de Jennie (William Dieterle, 1948 - ya comentado en este blog -), o en la reciente serie francesa de terror de Marianne (2019), por poner solo algunos ejemplos.

También son sugerentes sus características escaleras de caracol, esa espiral que se va cerrando sobre sí misma, y que tanto sugieren esa especie de atracción irresistible hacia su su centro, en nuestro caso, hacia esa atracción que la luz del faro irá ejerciendo sobre Winslow, y que Wake guarda para sí.

I.  LA LLEGADA A LA ISLA.

...  un solo punto del infierno puede desplegarse indefinidamente, 
desarrollarse  en innumerables  fugas,  en largos  silogismos,  en 
interminables cadenas de deducciones y repeticiones. El infierno 
es la repetición  infinita, que  no puede  detenerse. El  desarrollo
infinito de un solo minuto. (María Zambrano) [1]

A esa frontera de mundos en ese confín del mundo, llegan dos fareros, Thomas Wake, el responsable del faro, y Ephraim Winslow, su ayudante. 



Pronto observaremos que la relación que se establece entre ellos es extraña, entre la autoridad  tiránica de Wake y el sometimiento de Winslow, y momentos en los que hay un acercamiento más íntimo. Sin embargo, hay algunas pistas que se dan en el primer cuarto de la película de su temática de fondo. En uno de esos ejercicios tiránicos Wale le dice a Winslow acerca de fregar el suelo:

¡Te digo que lo vuelvas a frotar y que lo hagas bien esta vez, y que después lo frotes otras diez veces más! ¡Y si te digo que desmontes uno por uno todos los tablones y listones de esta casa y que los lijes hasta que te sangren los nudillos, lo harás! ¡Y si después te digo que arranques cada clavo de cada boquete podrido y rebañes todo rastro de herrumbre hasta que todos los clavos reluzcan como la verga de un cachalote, y que luego vuelvas a ensamblar todo el faro hasta ponerlo en pie y que después lo vuelvas a hacer, lo harás!

Palabras que nos hablan de una característica del infierno: la repetición. Y así vemos como en la película hay escenas que se repiten, como Winslow llevando piedras en una carretilla desde la orilla del mar, o desde los acantilados hasta el faro, las gaviotas que día a día parecen interponerse en su camino (gaviotas que, según Wake, son las almas de los marineros difuntos), las tareas repetitivas de cuidado del faro que se suceden una tras otra en la película y las cenas de cada noche con Wake. Escenas que nos recuerdan la historia de Sísifo y su castigo en el inframundo: cargar una enorme piedra por una montaña que caía antes de llegar a la cima y repetir el mismo proceso eternamente.



Esta aproximación explica también la llegada en barco en un mar entre una densa niebla, y la posterior desaparición del mismo en ella, que nos hace pensar en el barco de Caronte que, en la Divina Comedia de Dante,  lleva a las almas de los difuntos al infierno. Me parece interesante aquí citar las palabras del canto III que se pronuncián ante la puerta que da entrada al mundo de los infiernos, y que dice:

                                                   Por mí, se llega a la ciudad doliente.
                                                   Por mí se llega hasta el dolor postrero,
                                                   al rechinar, al llanto, al desespero.
                                                   Por mí, se va tras la perdida gente.
                                                   Justicia fue mi causa: justamente,
                                                   Sumo Poder, Saber y Amor Primero
                                                   me creó, cuando se hizo el traicionero,
                                                   antes que el mundo: duro eternamente.
                                                   Albergo al que, maligno, se destruye
                                                   en el odio y cifra su existencia
                                                   en la envidia. Sabed a dónde vais.
                                                   Albergo al miserable que rehúye
                                                   al Bien, a la Verdad y a la Clemencia.
                                                   Dejad toda esperanza los que entráis.


Antes de llegar a la gran tormenta que impedirá a nuestros fareros partir de la isla, hay que indicar también dos escenas de caracter fantástico en las que aparece una sirena, seres mitológicos cuya etimología griega las define como "las que atan y encadenan", y que parecen ser el prólogo de la locura que irá poseyendo a los dos fareros tras la gran tormenta que les impedirá salir de la isla.

II. LA GRAN TORMENTA.

La llegada de una garn tormenta impedirá que la gabarra (embarcación pequeña destinada a la carga y descarga en los puertos y costas) que ha de recogerles para partir de la isla no se presente, debiéndose quedar en ella para desesperación de Winslow. En términos simbólicos, la tormenta se relaciona con  el estallido de la cólera y la agitación de la violencia en búsqueda de venganza.



Pronto vemos como en esta dinámica ambos fareros empiezan a degradarse y, más en concreto Winslow, quien alterna estados compulsivos de masturbación y la toma desenfrenada de alcohol con la propia repetición compusiva de los trabajos en el faro. Dentro de esta degradación a la que ambos se van viendo sometidos, Winslow desvela a Wake su verdadera historia, entre ellas que su verdadero nombre no es Ephraim Winslow sino Thomas Howard, y que tomó el nombre de Winslow de un capataz que lo humillaba en su trabajo en los bosques de la bahía de Hudson, donde había trabajado como leñador y al que dejó morir:

Lo tenía en mis manos indefenso, bien río abajo, y quise acabar con él. Lo confieso. Me quedé mirándole la nuca. Un golpe con el gancho habría bastado... Pero no lo hice... no lo hice... no lo hice. El día se alargó con aquella tanda. Yo estaba agotado, lo admito. El resbaló, pero yo no. Vimos acercarse la pila. Yo seguí en pie, pero el rebaló. El gritó, pero yo me quedé allí quieto. "Tom serás perro". Y yo me quede allí y ya está. Me quedé allí viendo como los troncos lo engullían. Y todo lo que pensé cuando desapareció fue "me apetece un cigarrillo". Eso es todo. Así empaqué su equipo y pertenencias como si fueran míos. Ephraim Winslow tenía un expediente impoluto. Thomas Howard no lo tenía, y tampoco futuro. ¿Cómo sino iba a encontrar un empleo respetable?

Tom Howard había dejado morir a Ephraim Winslow y había adoptado su identidad. Se suceden entonces dos imágenes que me parecen decisivas. La primera de ellas es Winslow-Howard encontrándose a si mismo en el suelo, como si estuviera inconsciente o dormido (en una imagen que me recuerda el sueño de Isak Borg en "Fresas salvajes", de Bergman), a la que sigue inmediatamente una imagen en la que Wake, que parece una viva reencarnación de Neptuno (inspirada en una imagen del artista Sasha Schneider), le coge y le observa como si viera a través de su alma... Es como si Wake viera la culpa que lo habita por los hechos narrados.



Efectivamente, antes de esta imagen, y después de haber confesado Winslow-Howard que dejó morir a su capataz, se oye la voz en off de Wake preguntándole: ¿Porqué me cuentas tus penas? ¿Porqué me cuentas tus penas? Parece obvio que un fuerte sentimiento de culpa corroe a Winslow-Howard. Es curioso como narra los hechos diciendo que podía haberle matado, pero que no lo hizo (lo repite tres veces, como la negación de Pablo a Jesús). No lo mató, pero lo dejó morir. Porqué me cuentas tus penas no es más que la pregunta que pone de relieve el remordimiento que habita en Winslow-Howard por ese motivo, no sólo porque lo dejó morir, sino porque suplantó su identidad. Dice María Zambrano: Entonces su conciencia inocente, su alma sufrió la horrible conmoción, el suceso. Entonces le pasó en un instante todo lo que le tenía que suceder. Un ser humano no puede soportar más. [2]

Conforme la película avanza, la confusión y la enajenación de Winslow-Howard avanza y se va repitiendo (de nuevo repetición) la misma historia que sucedió con el capataz, y de la misma manera que se apoderó de la identidad de Winslow, ahora quiere acceder a la luz del faro que Wake guarda tan celosamente para él. La historia de Ephraim Winslow se repite ahora con la de Thomas Wake, por eso éste le dice: ¿Qué vas a hacer, matarme? ¿Eso harás? [...] ¿Harás ahora lo que deseaste hacer con el viejo Winslow, acabar conmigo? Winslow tenía razón... ¡Thomas, eres un perro, un perro sarnoso!

La película avanza hacia su final y Winslow-Howard acaba con Wake y finalmente accede a la luz, que le rechaza enviándolo escaleras abajo.



La película acaba con una imagen de Winslow-Wake sobre las rocas de las islas mientras las gaviotas devoran sus entrañas, en una clara referencia del castigo que sufrió Prometeo por haber robado el fuego del Olimpo. Zeus lo castigó en las montañas del Cáucaso donde ordeno a Hefesto que lo encadenara, y donde durante el día un aguila le devoraba el hígado, mientras por la noche, al ser un titán inmortal, le crecía de nuevo y así, como en el mito de Sísifo, la historia se repite  al día siguiente, siempre, indefectiblemente.

Con el asesinato de Wake, parecen hacerse ciertas aquellas palabras que dice María Zambrano sobre el infierno: 

El Infierno es lo más particular, el patrimonio más exclusivo de cada cual. De ahí esa furia de atormentar que posee y domina a los que viven sumergidos en el propio infierno de su ser particular (y) presienten que, de compartirlo, escaparían. Porque un infierno compartido es ya un purgatorio.[2]




III. SOBRE LA LUZ.

¿Qué representa la luz? En un momento dado, después de una de sus habituales peleas, Wake le dice: "Mientes Thomas, te mientes a tí mismo porque no tienes agallas para verlo". Winslow-Howard se arrodilla entonces ante él y le ruega que deje verle la luz: Por favor, déjeme ir a la luz abuelo. He aprendido mucho de usted. Déjemelo que se lo muestre, otra oportunidad. Perdonar y olvidar. Déjeme entrar en la linterna, sólo eso. No me haga suplicar, o suplicaré si es lo que quiere. ¡Por favor!  Volviendo a la Divina Comedia de Dante, acto tercero, dice Virgilio, guía de Dante en el infierno:

                                                   En esta orilla
                                                   vienen a reunirse los que mueren
                                                   en la ira hacia Dios y sólo quieren
                                                   huir de la Verdad que los humilla.
                                                   No pueden soportar la Luz que brilla
                                                   en la Justicia y —míseros— prefieren
                                                   el mismo infierno, porque en él pudieren
                                                   ocultar su vileza y su mancilla.


"No pueden soportar la Luz que brilla en la justicia". Winslow-Howard no puede acceder a la luz puesto que huye de reconocer sus propios actos, su dejar morir a Ephraim Winslow, y quiere acceder a  la luz no sólo sin reconocer esto, sino realizando el acto con Wake que no se atrevió con Ephraim Winslow: el infierno, finalmente, se consolida. Tom Howard acaba con el tormento prometeico.



IV. UNA REFLEXIÓN FINAL. SOBRE LA NEGACIÓN DE LA CULPA.

Pelicula compleja, podríamos dedicarle más espacio a algunos detalles y temáticas sobre las que se puede reflexionar. En todo caso, la película nos ofrece una clara referencia a que la negación de la culpa y el remordimiento no hace más que perpetuarla, pues como dijo Jung, la negación de lo inconsciente no nos lleva más que a encontrarnos con él, las historias se repiten: lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma, dijo en una de sus frases más citadas. La negación de la culpa y el remordimiento, con lo que eso conlleva, no es más que un autoengaño que impide la reflexión necesaria que nos puede llevar a lo contrario del remordimiento (el eterno castigo), es decir, al arrepentimiento, consciencia del acto y el daño causado, actitud de pesar que lleva a la necesidad de obtener el perdón. Pero como dije en palabras de María Zambrano: un ser humano no puede soportar mas, y por eso Winslow-Howard huye de su verdad.


_____________________

[1] Zambrano, María. Franz Kafka, un mártir de la lucidez. Revista Aurora de investigación filosófica. Papeles de María Zambrano del Seminario de Noviembre-Diciembre del 2012, pág. 30
[2] Ídem anterior, págs. 31 y 32
[3] Ídem anterior, pág. 24

domingo, 22 de abril de 2012

FRESAS SALVAJES Y EL MENSAJE DE LOS SUEÑOS

En uno de los momentos de esta película de Bergman se produce el siguiente diálogo entre su protagonista Isak Borg (en una extraordinaria interpretación de Victor Sjöström) y su nuera Marianne (Ingrid Thulin)
Marianne: ¿Has dormido bien?
Isak:           Si… pero soñando. Estos últimos meses he tenido los sueños más extravagantes… Sencillamente ridículos.
Marianne: ¿Cómo ridículos?
Isak:           Es como si yo mismo me dijera algo que despierto no quiero oír.
Marianne: ¿Qué es?
Isak:          Que ya estoy muerto.


Nos sirve así esta introducción para hablar un poco del papel de los sueños en el mundo psíquico, para lo que esta película, excepcional para mi, constituye un buen ejemplo, dado que hay dos momentos en ella en las que son un recurso utilizado por su director para tratar el tema que nos plantea el anciano Doctor Borg, quien ya hacia el final de su vida es llevado a rememorar cómo esta se ha dado y cómo él ha pasado por ella.
1. SOBRE FRESAS SALVAJES.
Ingmar Bergman, 1957
Junto al Séptimo sello – con la que estuve dudando si escribir sobre ella antes que la que aquí nos ocupa – fueron las dos primeras películas que vi de Bergman. El séptimo sello fue la primera. Debía tener catorce años y la pasaron como película de “Semana Santa”. En aquellos tiempos, tiempos aun de Franco y Arias navarro, del peso de la Iglesia, sorprende que los censores – a los que me imagino de pocas luces – dejaran colar este película entre las de siempre, es decir, Ben Hur, Moisés, La túnica sagrada, Rey de reyes, La historia más grande jamás contada y otras películas clásicas de historias bíblicas. Quedé impactado sobretodo, y en esa primera visión, por la estética de la película, no sólo a nivel de imágenes sino también de ideas… Al cabo de dos o quizá tres años tuve la ocasión de visionar la película que aquí nos trae: Fresas salvajes. Rodada por Bergman en 1957 causó un profundo impacto emocional en mí. La historia de Isak Borg, interpretada de una manera tan delicada y profunda por el actor, guionista y también director sueco Victor Sjöström – pionero del cine mudo en su país -, y que fue la última película en la que participó muriendo tres años después, en 1960, a los ochenta y un años.
2. SOBRE LOS SUEÑOS.
Empezaré por un aspecto que me parece importante señalar acerca del mundo de los sueños, aquello que nunca deja de sorprenderme: la resistencia que la conciencia ordinaria ejerce sobre ellos. Esta resistencia, que se manifiesta primero en la dificultad de recordar los sueños, segundo en la facilidad con la que una vez recordados vuelven a ser olvidados y, por último en la dificultad de otorgarles significación, nos permite reflexionar sobre un hecho que aunque conocido, impacta aun más con el fenómeno de los sueños: como lo neurótico nos aparta de nuestra verdad más profunda, y el esfuerzo de esta verdad por llegar a nuestro yo desde un más allá de él, desde un self  (un sí mismo, el ser) que evidentemente es más que el yo. En este sentido el sueño se erige en el reflejo de un espejo mágico que refleja más de aquello que el yo se cuenta.
El camino que los sueños nos ofrecen se constituye en un camino con un claro objetivo: el progresivo esclarecimiento de la conciencia ordinaria, entendida esta como una consciencia restringida y distorsionada.  E insisto en esa idea de consciencia ordinaria – que Freud llamaría conciencia moral -, porque ella nos acerca a una visión que me resulta original, y es que la existencia de los sueños y el testimonio que dan de la dinámica inconsciente pone de relieve que, en un estado como el del sueño, accedemos a una consciencia que menos distorsionada, se da cuenta y refleja más la totalidad de nuestro  ser.  Lo sorprendente es que los sueños dan testimonio de que esta consciencia ya está…  De que el espejo que refleja nuestro ser ya es,  tan sólo que en lo ordinario está perturbada por el efecto distorsionador de la neurosis.
Otra de las cosas más sorprendentes con el mundo de los sueños es que el reflejo en la conciencia de aquello que soy en cada instante modifica o transforma el yo. Creo que ese es uno de los fenómenos más sorprendentes del trabajo con sueños como diferencia de un trabajo más centrado sobre el yo, que implica una noción más “muscular” del proceso terapéutico. El impacto del sueño es de doble efecto: la revelación y la revelación que proviene de sí mismo. Pero, y ese es un tema importante en el trabajo con los sueños, ese doble impacto causa transformación si es sostenido, si el trabajo con los sueños es regular y constante. No hay duda que el trabajo puntual de un sueño ofrece claridad… pero el efecto transformador, el efecto de cambio que proviene del propio inconsciente parece venir del contacto comprometido con él. Los que trabajamos con nosotros mismos a través de los sueños sabemos de la importancia de la serie de sueños que durante un tiempo parece trabajar sobre un núcleo particular que es nuestro emergente vital… Su efecto es como el de un estilete o una perforadora que, poco a poco pero sin pausa, va profundizando más y más hasta llegar al encuentro con esa verdad profundamente perturbadora a la vez que reveladora.


2. EL PRIMER SUEÑO: LA SENSIBILIZACIÓN.

El inicio de la película ya nos da una pista de su protagonista, el doctor Isak Borg, cuando en lo que podemos considerar su presentación, y como primera frase de la película se nos cuenta lo siguiente:

Las conversaciones suelen reducirse a comentar y censurar la manera de ser y el comportamiento del prójimo y esto ha sido lo que me ha llevado a renunciar de manera rotunda a esa vida social.

He pasado toda mi vida sobrecargado con un trabajo agobiante, pero me siento satisfecho de haber vivido así. Al principio ese trabajo era para mí un medio de ganarme el pan, pero al fin me llevó a un profundo amor por la ciencia.

Luego sigue una breve presentación, a través de sus fotos, de su hijo, su madre y su esposa ya fallecida en la que ya se observa una cierta insatisfacción.

La primera frase deja traslucir una sospechosa “proyección”, a la que si aplicamos esa técnica gestáltica de trabajo con las proyecciones ,que es “la reapropiación de la proyección”, nos lleva a considerar que quien probablemente es un censurador de los otros es el propio Isak, como posteriormente se confirma en una conversación que mantiene con Marianne. La segunda frase podría contemplarse como una “afirmación” de características parecidas al mecanismo de defensa de la “negación”, es decir, la misma afirmación pone de relieve que esa satisfacción sobre la propia vida quizá no es tan evidente. Es lo que se observa en esta sutil diferencia con la que habla de su amor por la ciencia y que hay de ese amor en relación a los miembros de su familia.

También se define como un viejo pedante que, como consecuencia, también ha “causado molestias más de una vez tanto a mismo como a los que viven junto a mí”, y para finalizar nos anuncia que en la catedral de Lund se va a celebrar su jubileo doctoral. Es decir, el reconocimiento a su trayectoria profesional. En ese momento Isak no sabe que debido a un sueño también se va a plantear cómo ha sido su trayectoria vital y afectiva. Y tras esta presentación sobreviene inmediatamente el primer sueño de Isak:

He soñado que durante mi paseo matinal me perdía en un barrio de la ciudad totalmente desconocido para mí y erraba por calles desiertas con casas en ruinas…

Escena del primer sueño


Ando por la acera de la calle y veo una farola, a su lado hay un reloj colgado de una pared… Lo observo y veo que no tiene manecillas, y que bajo él hay dos ojos con unas lentes, como si me observaran. Miro entonces mi reloj… tampoco tiene manecillas. Suena un tic tac que parecen latidos del corazón y me empiezo a agobiar…

FOTOGRAMA 2

Sigo andando y veo las casas a mi alrededor… tienen las ventanas y las puertas barradas con tablas de madera…

FOTOGRAMA 3

Me vuelvo hacia atrás, pero no veo más que otras calles solitarias. Al darme la vuelta veo al lado de la farola, bajo el reloj, la figura de un hombre de espaldas. Me acerco a él y le pongo la mano sobre su hombro izquierdo. Me asusto cuando se da la vuelta y contemplo su rostro, un rostro como apretado con los ojos y la boca fuertemente cerrados, con los oídos tapados… Lego se derrite ante mi convirtiéndose en agua. Suenan campanas…

FOTOGRAMA 4

Sigo andando hasta llegar al final de la calle. De la que la cruza veo bajar una carroza de funerales tirada por caballos y sin conductor… La sigo y la veo avanzar hasta que la rueda trasera se traba con el pie de la farola. Los caballos tiran y tiran hasta que la rueda cede y un poco más y me atropella. La carroza se desequilibra y el ataúd que transporta cae. Luego la carroza sigue arrastrada por los caballos. Veo entonces una mano que sale del ataúd. Me acerco lentamente. La mano de repente se empieza a mover y se dirige hacia la mía… Me la coge. Yo forcejeo para soltarme, pero ella me retiene. En el forcejeo poco a poco va apareciendo el rostro del muerto… ¡Mi propio rostro! Aterrorizado quiero soltarme.

FOTOGRAMA 5

Obviamente este sueño nos muestra un estado psíquico de nuestro protagonista caracterizado por la soledad (las calles vacías) y la represión (la imagen del hombre con el rostro apretado – ver fotograma 4 – es una imagen evidente), y todo frente a este llamado de alarma que constituye la muerte en dos sentidos, en el sentido de la muerte real representada por los relojes sin manecillas – el tiempo se acaba, ver fotograma 3 -  y el de la muerte en el sentido en que el propio Isak se reconoce como muerto en vida – ver fotograma 5 - en la conversación con Marianne con la que hemos iniciado el presente comentario. No deja, en este sentido, de ser interesante la imagen del hombre de rostro apretado deshaciéndose en agua como un claro símbolo del mundo emocional reprimido por Isak.
Los ojos con lentes bajo el reloj vienen a indicarnos también el tiempo de “darse cuenta”, precisamente porque el tiempo se acaba. Un elemento interesante del sueño, dentro de todo este ambiente de soledad, se trata de las casas con puertas y ventanas barradas con láminas de madera, lo cual nos hace pensar inevitablemente en qué no se quiere ver o no se ve en el interior de casa. La casa, en términos simbólicos, la podemos entender de dos maneras que están relacionadas entre si: en primer lugar como el mundo interno, lo cual nos  indicaría la dificultad de Isak para mirar a ese mundo interno que los sueños tratan de hacerle consciente, como también, y en segundo lugar, qué ocurre en el interior de la casa propia o familiar y que quizá tampoco se quiere ver. Obviamente hay una relación especular ante las dos proposiciones, en el sentido en que ambas se realimentan como veremos a lo largo de éste comentario.

Finalmente la escena en la que el Isak muerto forcejea al Isak soñante es un buen ejemplo de como esa consciencia de orden superior reclama a la consciencia ordinaria reconocer aquello que se halla reprimido. Veamos que desarrollo tiene esto en la película.

3.  EL VIAJE COMO ITINERARIO EXISTENCIAL.

A raíz del sueño Isak decide acudir a Lund en coche en lugar de volar en avión… Marianne, su nuera, quien reside momentáneamente con él a raíz de una también momentánea separación de su hijo Evald (interpretado por otro de los actores clásicos de Bergman, Gunnar Björstrandtdebido a que ella esta embarazada y él no quiere el hijo. Ella pide acompañarle en ese viaje en coche, inicio de un viaje que será finalmente un viaje existencial para Isak. Como ocurre normalmente con la consciencia, el viaje en coche sustituye al avión, pues la consciencia requiere cierta lentitud, el darse cuenta requiere tiempo y la paciencia que permite apreciar el detalle necesario.

En este viaje van a ir sucediéndose una serie de paradas, cada una de ellas significativa en distintos niveles. Quizá la primera cuestión importante es la descripción que hace Marianne de Isak al principio del viaje cuando éste le pregunta que tiene en contra de él:

Pues que no eres más que un viejo egoísta. Eres de lo más desconsiderado y no te ocupas más que de ti. Pero sabes ocultarte de esto tras una máscara de buenos modales y hasta de caballerosidad. Tú no eres más que un egoísta aunque en discursos y papeles te llamen el gran amigo de la humanidad. Somos nosotros los que sabemos lo que tú eres de verdad […] Eres inflexible en tus criterios papaíto. Debe ser horrible depender de ti para lo que sea.
Concreta y concisa descripción de alguien que vive cerca de él… Así empieza a tejerse la relación con Marianne quién parece jugar el papel del arquetipo del ánima para Isak guiándole hacia su propio inconsciente.
- Primera parada: la casa de verano de la infancia y juventud.
Así, de esta manera, toma el primer punto de parada en el camino para enseñarle a Marianne la casa en la que pasó los veranos en su infancia y juventud. Ahí, y en el lugar donde crecen las fresas salvajes, Isak tiene esa mezcla de recuerdos y tomas de conciencia.
Isak en la casa de verano: Fresas salvajes

Aparece aquí su amor de juventud, su prima Sara (interpretada por Bibi Andersson). Son novios, pero Sara es también cortejada por Sigfrid, el hermano de Isak. Es evidente que a ella también le agrada a pesar de la culpa que siente por Isak. Luego Isak aparece contemplando una escena familiar en la que Sara es descubierta en alguno de sus devaneos con Sigfrid… Se levanta y sale llorando. Es entonces cuando Isak oye de sus labios las siguientes palabras dichas a su hermana Charlota:
Isak es muy considerado. Es sumamente delicado, tan lleno de ternura y tiene principios. Quiere que pasemos el rato leyendo poesías y hablando también de la vida futura. Le gusta que toquemos el piano a cuatro manos. No quiere besarme más que cuando está a oscuras y me está hablando siempre del pecado. Yo creo que él está a una altura tan enorme sobre mí… y yo me veo tan baja… ¡tan baja que no puedes tener idea de lo que siento! Pero, a veces tengo la impresión de que yo soy mayor que Isak… No se si me entiendes. Es que a veces me parece que él es todavía un niño. Los dos tenemos la misma edad… por otra parte resulta que Sigfrid es tan fresco y tan malo…
Isak vuelve en si lleno de vacío y de tristeza, justo cuando una jovencita, Agda (Jullen Kindhal) le pide si la puede llevar a Lund junto a dos jóvenes más, Anders y Viktor que, de cierta manera, reviven con Agda una problemática parecida a la que Sara tuvo con Isak y Sigfried.

Las fresas salvajes (como la desviación o la metonimia en los sueños) devuelven a Isak a su primer amor en el que ya se manifiesta su dificultad en el terreno pasional y erótico que parece compensar con esa caballerosidad y buenos modales que Marianne le desvela como máscara tras la que se oculta su egoísmo y frialdad. Finalmente Sara le dejará por Sigfrid…

- Segunda parada: el accidente  y el matrimonio Alman.

Tras partir de la casa de verano nos encontramos con la siguiente parada, esta forzada, aunque no menos simbólica, a través de un accidente en la carretera. En esta ocasión nos encontramos con otra pareja – uno de los grandes temas de Bergman -, el matrimonio Alman, una pareja que desde el primer momento se observa su relación sadomasoquista basada en el continuo menosprecio y humillación mutua. Es tanta la tensión que crean en el coche que, ante la presencia de los jóvenes, Marianne decide que lo abandonen.

El matrimonio Alman

- Tercera parte: en la gasolinera del matrimonio Akerman.
En esta ocasión nos encontramos con dos aspectos a considerar. Isak para en una gasolinera de un pueblo en el que había trabajado en su juventud como médico. La contrapartida del matrimonio Akerman, que está esperando un hijo, sirve como introducción de un elemento que ya estaba presente en El séptimo sello: la importancia de lo sencillo. De repente Isak se encuentra con el agradecimiento de Henrik Akerman, quien a parte de decirle al doctor que quiere ponerle su nombre al niño, no quiere cobrarle la gasolina aduciendo que: “Escuche doctor, nosotros no olvidamos muchas cosas que no se pagan con gasolina […] No hay más que preguntar a los que viven en el pueblo o los alrededores. Todos se acuerdan del doctor y lo que hizo por ellos.” Un Isak entre emocionado y como ido dice entonces: “Quizá no debí salir nunca de aquí”. Inmediatamente le pregunta a Henrik qué a dicho, a lo cual este le responde lo mismo, añadiendo Isak: “¿He dicho eso? Pues creo que es verdad”. Es decir, quizá no debí irme de allí donde era apreciado, querido y reconocido. Aunque este es un punto importante, no querido y reconocido como hombre de ciencia, querido y reconocido como ser humano. No como “amigo de la humanidad” sino como amigo de otros seres humano concretos.
Isak con el matrimonio Akerman

Veamos pues que nos encontramos ante dos tipos de reconocimiento: el reconocimiento académico y el reconocimiento humano. Una declaración insospechada sale de sus labios, no consciente, le lleva a decir a Isak que quizá nunca debería haber abandonado éste último tipo de reconocimiento más cálido, más cercano en detrimento del profesional y de prestigio.

- Cuarta parada: visitando a la madre.
En esta parada asistimos al encuentro de Isak con su madre acompañado de Marianne. Es este un encuentro que nos muestra la rigidez y frialdad de ella, que tiene su momento clave cuando le muestra a Isak el reloj de oro de su padre, un reloj sin manecillas igual que el que aparece en el sueño y le dice, justo en ese día que recibe su jubileo, que piensa regalárselo a un nieto hijo de una hermana de Isak. Se puede observar en Isak la expresión de contrariedad ante esta decisión. En todo momento se puede también observar el rostro de desagrado de Marianne ante esta mujer. Posteriormente, y ya fuera de casa de la madre, Marianne le dice a Isak:
Cuando te vi junto a tu  madre me asaltó un miedo completamente irracional […] Yo pensé: “esta es su madre, viejísima y acartonada, fría como el hielo. Más horripilante aun que la misma muerte. Y junto a ella su hijo, pero están separados por distancias astronómicas. Dice estar muerto aunque vive todavía y pienso en Evald, que está camino de petrificarse y helarse, y pienso en mi hijo que vive en mi corazón y compruebo que por cualquier camino no hay más que frialdad y muerte y soledad, pero todo tiene que marchar hacia un fin…
la madre de Isak 

Marianne le cuenta a Isak que vuelve para decirle a Evald que quiere tener a su hijo aunque ello le cueste perder aquello que más quiere… Cuenta que no quiere que su vida termine como la del matrimonio Alman, aquel que recogieron tras el accidente, a lo que Isak responde: “Yo también estaba pensando en ellos, también me han recordado mi vida matrimonial”.
Se perfila aquí el efecto que ha tenido sobre Isak la frialdad que su madre le deparó y la màs que probable presencia de un padre “débil”. De hecho no aparece en la película para nada y se le menciona en función del reloj de oro que cita la madre. La construcción caracteriológica de tipo obsesivo que como una coraza esconde su dolor y su tristeza. Una construcción caracteriológica que, como le di de Marianne, bajo una máscara de amabilidad y caballerosidad se esconde la desconsideración, el egoísmo y la inflexibilidad.
4. EL SEGUNDO SUEÑO: LA TOMA DE CONSCIENCIA.
De camino hacia Lund, Isak se duerme en el coche y vuelve a soñar, si bien antes nos cuenta que en mi sueño me vi asaltado por una serie de fantasmas que me parecían tangibles y que me  humillaban, y no puedo negar que en aquellos sueños había algo poderoso que agobiaba a mi consciencia de una manera insoportable.” Y el sueño empieza con el ruido de pájaros volando en bandada en un cielo oscuro y sobre la sombra de los árboles del bosque… ¿no nos recuerdan estos pájaros, los comentarios realizados sobre la película de Los pájaros de Hitchcock y el superyó materno? La estructura del sueño, y evidentemente por motivos cinematográficos, intenta estructurarse como tal si bien también manifiesta de manera explícita el significado existencial que tienen para Isak las imágenes del sueño: así se nos da el sueño y el significado en la misma narración. Podemos dividir el sueño en las siguientes escenas:
- Escena 1: Encuentro con Sara.
Tras el vuelo de los pájaros aparece el pote de las fresas salvajes sobre el prado en el que se las recogía. Luego Isak está sentado frente a Sara, su primer amor, quien le hace que se mire en un espejo que ella tiene… ¿Te has mirado en un espejo Isak? – le pregunta Sara -. Con muy duras palabras Sara le habla diciéndole que es un viejo asustado que no puede aguantar la verdad. Que ella tiene toda la vida por delante y que va a casarse con Sigfrid, lo que da pie al siguiente diálogo:

Sara (mostrándole su rostro en el espejo9: Mira la cara que se te pone… A ver si te puedes reir
Isak dibuja una sonrisa que no puede esconder su dolor…
Sara: ¡Pues si… te puedes reír!
Isak: ¡Esto duele tanto!
Sara: Siendo un médico tan eminente deberías saber porque te duele… Pero no tienes ni idea. Aunque tu sabes muchas cosas en realidad no sabes nada.
El reflejo de Isak en el espejo

Sara entonces le dice que se tiene que marchar a cuidar al hijo mayor de Mabel. Referencia al reciente suceso acontecido en el encuentro con la madre, en el que ella le manifiesta su intención dar el reloj de oro del padre a este mismo hijo de Mabel… Se sucede un monólogo de Sara en el que habla al bebé contándole como le protegerá y que no debe tener miedo “de los vientos, de los pajaritos, de las palomas ni de las gaviotas, ni de las olas del mar. Yo estoy aquí contigo”

Una clara referencia al amor y la protección materna que a Isak le faltó y que abre ese interrogante infantil que luego se arrastra a lo largo de la vida como una sospecha de qué hubo algo de mi para que mi madre no me quisiera, que no fuera objeto de su deseo, una pregunta que como un “fantasma” luego se arrastra a lo largo de la vida y, en especial, en relación a las mujeres. En Isak ese dolor de la madre, repetido luego con Sara, continuado, como veremos, en su relación matrimonial, se disfraza de esa máscara intelectual, aparentemente bondadosa y comprensiva que esconde su real voluntad de no afectarse, ese fondo finalmente frío y rígido, de estar, en cierta manera, “más allá de lo humano”.

Esta primera escena del sueño finaliza viendo Isak, a través de una ventana, el amor entre Sara y Sigfrid.
- Segunda escena: El examen.

Esta escena la podemos considerar el núcleo del sueño. El relato del sueño lo podemos estructurar, tal y como lo hicimos antes, de la manera que sigue:
La noche contrasta su oscuridad bajo las formas de las nubes y la luz de la luna que asoma entre ellas… Luego ando por el exterior de una casa hasta que llego a una puerta con cristaleras. Doy golpes llamando… Apoyo mi mano derecha sobre el marco de la puerta y la palma de mi mano nota la presencia de un clavo. Me miro la palma de mi mano. Aparece tras los cristales el señor Alman y la abre diciéndome: “Acérquese por favor, profesor Borg”

En los sueños, algunas veces,  los cambios que preparan  la llegada de un elemento doloroso o conflictivo a la consciencia, van ligados a cambios de luz o a la aparición de distintos efectos meteorológicos: pasar del día a la noche, una sensación general de oscurecimiento de las imágenes, o a veces también, como en el inicio de la otra escena, a oscuridad mezclada con brisa o viento, descenso de la temperatura, escalofríos, lluvia… En está imagen tenemos una representación de esto que decimos a través de las sombras que nos ofrecen los nubarrones en el cielo provocados por la luz de la luna: la consciencia empieza a iluminar, aunque sea como sombras, aquello que antes estaba indiferenciado. Y como primer símbolo de esta iluminación tenemos al señor Alman (el examinador) como proyección del propio Borg: el hombre que en la pareja es desconsiderado, cruel y egoísta en una relación de marcado carácter sádico-masoquista.
Yo entraba y seguía a Alman, tras sacarme el abrigo Alman abría una puerta y a través de un largo pasillo me llevaba hasta otra puerta que abre y entramos. La habitación parece entre una clase en la que hay sentados algunos otros hombres y mujeres. Alman se sienta tras un despacho y me dice: “Siéntese… ¿Ha traído su papeleta de examen?”. Yo respondo: “Si, aquí la tiene”. Tras darme las gracias me pide que identifique de qué bacterias se trata las que están en un microscopio. Me acerco al aparato pero veo como un ojo desenfocado. Le digo a Alman: “No veo nada. Parece que el microscopio no funciona bien”. Alman mira entonces a través de él y me dice que funciona perfectamente. “Pues yo no veo nada” – insisto -. “No ve” parece constatar enfáticamente Alman.

Luego me pide que lea un texto que hay escrito sobre una pizarra. Leo un texto extraño, como en una lengua que no conozco. Alman me pregunta qué significa, pero yo, extrañado, le respondo que no lo se. “Ya” dice Alman. Yo molesto le respondo: “¡Es un jeroglífico y yo soy médico! “Perfectamente – me responde Alman -, pero sepa usted que lo que está escrito es el primer deber de un médico. ¿Es que no sabe usted cuál es el primer deber de un médico? Yo le respondo que claro que si lo sé… pero luego, extrañado, no logro recordarlo… Alman me dice entonces: “El primer deber de un médico es pedir perdón”. Yo empiezo a reír y digo que claro que sí y riendo me dirijo al resto de la clase que permanece muy seria… Dejo de reír y al darme la vuelta hacia Alman le veo anotar sobre unos papeles a la vez que dice: “Otra vez es usted culpable de culpabilidad”.  Sumamente extrañado, como pidiéndole una explicación le digo: “¿Culpable de culpabilidad?”. A lo que Alman responde: “Hare constar que usted no ha comprendido la cuestión”. “¿Y esto es un agravante? – le pregunto -. “Desgraciadamente” me confirma Alman.
Tenemos en esta representación algunos elementos fundamentales de lo que podemos llamar la actitud de Isak con respecto a los aspectos “más sombríos” de su carácter: 

Así, la dificultad de ver a través del microscopio nos pone en contacto con la dificultad de querer amplificar estos aspectos del carácter que se disimulan generalmente a través de los mecanismos psicológicos de defensa, esas introyecciones (creencias) o desviaciones que hacen finalmente llamar a la rigidez tener principios, a la indiferencia aceptación, a la intolerancia y al egoísmo verdad, a la desconsideración y falta de respeto transparencia etc. Esas cosas que alguna vez nos tenemos que plantear cómo nos llevan a tratar a los otros seres humanos así como a nosotros mismos. 
En segundo lugar, la traducción ofrecida por Alman del texto ilegible como pedir perdón se asocia también a su valoración: culpable de culpabilidad. Este es el sentido de la pregunta de Isak acerca de si esto constituye un agravante. Sabemos que los mecanismos psicológicos de defensa trabajan en muchas ocasiones para evitar contactar con el sentimiento de culpa, lo que nos lleva a no tomar consciencia de las distintas manipulaciones o actitudes que ejercemos sobre nosotros mismos y los otros para precisamente evitar este doloroso sentimiento (como hemos visto en las entradas dedicadas a El proceso de Kafka). Se apunta aquí a la culpa de ser que probablemente embarga a Isak por el trato distante y frío que su madre le deparó y que, posteriormente introyectado como superyó materno, es el mismo trato que él se ofrece a sí mismo y que, a la vez, le ofrece a los demás como muy acertadamente le indica Marianne al principio del viaje: Tú no eres más que un egoísta aunque en discursos y papeles te llamen el gran amigo de la humanidad. Somos nosotros los que sabemos lo que tú eres de verdad […] Eres inflexible en tus criterios papaíto. Debe ser horrible depender de ti para lo que sea. Es decir, los que de verdad viven a su lado si sufren el otro lado de su manera de ser.
Nervioso me pongo agua en un vaso de una jarra y le digo a Alman: “¡Le recuerdo que estoy enfermo del corazón y soy un anciano señor Alman! ¡Le ruego sea considerado!” A lo que Alman simplemente me responde diciendo que en sus informes no se dice nada de mi corazón y me pregunta desafiante si es que quiero poner dificultades al examen.
Alman se levanta y encendiendo un foco me pide que haga un diagnóstico de una mujer – la mujer de Alman -. La inspecciono y extrañado miro a Alman diciéndole que está muerta. De repente la mujer empieza reír como una poseída… Al apartarme veo a Alman escribiendo sobre uno papeles y le pregunto acerca de la nota que me va a poner. “Incompetente” – es su escueta respuesta -. Y ante mi insistencia en que esto no puede ser, Alman añade: “A parte profesor Borg se le acusa de otra porción de cosas que parecen menudencias pero son gravísimas: insensibilidad, egoísmo, falta de  consideración – yo no lo puedo creer -… Son quejas presentadas por su esposa.
Esta parte hace referencia (no en vano la proyección en el sueño hace referencia a la mujer de Alman) a la situación vital que vivió con Karin, su mujer, cuando ésta parece que le engañaba con otro hombre… Una vez más aparece una situación  real, mezclada con el sueño, que Isak pudo observar y escuchar en directo, oculto entre unas ramas tal como le observa Alman, y donde otro hombre más apasionado, deseante, como antes Sigfrid, está ahora con su mujer, y como antes ya dijo Sara en el sueño, y estaba implícito en su recuerdo durante el viaje, ahora reaparece, más duramente, en las palabras que pronunció su mujer:
“Ahora iré a casa y se lo contaré a Isak y se lo que el me dirá palabra por palabra: ‘Pobrecita mía, que lástima me das’ -como si él fuera el mismo dios -. Y yo me pondré a gimotear: ‘De verás te doy mucha lástima…’. Y el me dira´: “Yo siento un inmensa piedad hacia ti”. Y yo seguiré llorando un poco más y le preguntaré si el me puede perdonar. Y el me dirá: “No tienes que pedirme perdón. Yo no tengo nada que perdonarte”. Es más frio que un tempano. No siente nada de lo que dice. De pronto se pone tierno y yo le grito que no sea loco y que toda esta fingida generosidad me dan ganas de vomitar. Pero me dice que va a traerme un sedante, que no deje de tomármelo y que él lo comprende todo. Yo le digo entonces que toda la culpa es suya, y con una cara muy compungida se confiesa culpable de todo. Pero a él le importa todo un pito porque es un témpano.
Agitado Isak le pregunta a Alman dónde está su mujer, y Alman le responde con crudeza: “Ya lo sabe. Se fue. Todos se han ido. Todo es silencio. Todo ha sido extirpado doctor Borg. Una obra maestra de cirugía. Sin dolor, sin convulsiones, sin hemorragia”. Isak pregunta entonces a qué pena se le condena, a lo que Alman responde: “No sé, supongo que a la de siempre […] LA SOLEDAD”. Un apenado Isak hace su última pregunta: “¿Y no habrá gracia para mí?”. A lo que Alman le responde que él no sabe de esas cosas. Isak despierta en el coche…
Implacable escena donde la aparente bondad de Isak se contempla en su lado más diabólico… Esa bondad que se transforma en una indiferencia final que parece hallarse más allá de lo humano, una roca helada de dolorosas aristas.

5. EL TÉMPANO QUE SE DERRITE.
El final de la película nos permite asistir a como en el propio Isak se va dando “la gracia”.  La consciencia siempre nos ofrece la oportunidad de reconocer la verdad más profunda: el daño que nos  infringimos nosotros mismos. El dolor del que se ha huido toda la vida construyendo una coraza que no ha hecho más que transformar este dolor en agua estancada desde la que ha dañado y se ha dañado… Esa soledad, que no es más que soledad de amor, de aprecio real es el daño que se impone Isak, que no es más que el daño que recibió de su madre – y su padre -, daño que se prolonga en su hijo Evald: ese daño que no es más que vivir LA SOLEDAD COMO AUSENCIA DE AMOR.
Tras pasar el jubileo se observa, poco a poco, un Isak más tierno de verdad en detalles muy sencillos: el deseo de que le escriban los tres jóvenes que le han acompañado (que le dedican vivas muestras de afecto en Lund), el deseo que su ama de llaves le tutee, de que ambos puedan tutearse, el deseo de hablar con Evald, de excusarle de una deuda económica que tiene con él, la satisfacción al oír de boca de su hijo que seguirá con Marianne y el hijo porque la ama demasiado como para perderla, y ese reconocimiento de aprecio sincero entre Isak y Marianne en una de las escenas más tiernas y cariñosas de la película.
LA ESCENA FINAL ENTRE MARIANNE E ISAK

Y finalmente, ya sólo en su cama, una escena bellísima en la que Sara, su primer amor – en una clara representación del arquetipo del ánima guiándole – le ayuda a “encontrar” a sus padres – ya que él no los encuentra – en un bello lugar desde el que ambos le saludan con la mano, finalizando la película con el rostro tranquilo de Isak, el rostro de haber encontrado finalmente el lugar de sus padres, el de su vida y el suyo propio.
LA ESCENA FINAL DE FRESAS SALVAJES

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