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sábado, 1 de junio de 2013

IT (ESO): LA INFANCIA ES OTRA COSA (PARTE II). EL VIAJE DE RETORNO Y EL VIAJE DEL HÉROE

PARTE II. EL VIAJE DE RETORNO. [1]
Si no la has leído, pulsa aquí para ver la Parte I. Sobreviviendo a la infancia.



El club de los perdedores, ya adultos
I. SOBRE EL VIAJE DE RETORNO.

Pasados treinta años el club de los perdedores que como niños se enfrentó a IT deben volver a reunirse para acabar el trabajo que iniciaron en aquellos días.La estructura tanto del libro como la película se enmarca así en la temática del "viaje de retorno". ¿Desde un punto de vista psicológico cómo podemos entender dicho viaje de retorno?

- Los aportes de Freud y Lacan.

En 1935 Freud escribió un interesante artículo titulado "Construcciones en psicoanálisis" en el que ofrecía unas interesantes reflexiones sobre la labor del psicoanálisis para reconstruir escenas del pasado que estan olvidadas:

Todos sabemos que la persona que está siendo psicoanalizada ha de ser inducida a recordar algo que ha sido experimentada por ella y reprimido, y los determinantes dinámicos de este proceso son tan interesantes que la otra parte del trabajo, la tarea realizada por el psicoanalista, es rechazada a un segundo término. El analista ni ha experimentado ni ha reprimido nada del material que se considera; su tarea no ha de ser recordar algo. ¿Cúal es entonces su tarea? Su tarea es hacer surgir lo que ha sido olvidado a partir de las huellas que ha dejado tras de si, o más correctamente, construirlo. [1]

Años más tarde Lacan, en su Seminario I (Los escritos técnicos de Freud), aportará a este construccionismo de Freud una reflexión de sumo interés en la que nos indica que el trabajo del psicoanálisis no acaba simplemente en un ejercicio de rememoración, de reconstrucción: Lacan se apoya en esto para subrayar que el análisis así concebido no consiste en acordarse, en "rememorar", sino que es más bien una reescritura de lo que fue. Desde esta perspectiva, el centro de gravedad del sujeto sería esa síntesis presente del pasado llamada historia [2]. Lacan pone especial énfasis en la importancia de la dimensión estructural de ese pasado y de sus implicaciones en el presente del paciente, unas implicaciones que sólo podemos determinar a partir de la comprensión de esas vivencias y de la inscripción que sufrió en ella el niño o la niña:

En la concepción misma de Freud, arribamos a la idea de que se trata de la lectura, de la traducción calificada, experimentada, del criptograma que representa lo que el sujeto posee actualmente en su conciencia [...] No solamente de él mismo - de el mismo y de todo, es decir, del conjunto de su sistema.[3]

La idea fundamental de Lacan, la aportación fundamental sobre la idea de construcción del pasado de Freud  es que esta, en sí misma,  no es suficiente:

la restitución de la integridad del sujeto se presenta como una restauración del pasado. Sin embargo, el acento cae cada vez más sobre la faceta de reconstrucción que sobre la faceta de reviviscencia en el sentido que suele llamarse afectivo. En los textos de Freud encontramos la indicación formal de que lo exactamente vivido - que el sujeto recuerde algo como siendo verdaderamente suyo, como habiendo sido verdaderamente vivido, que comunica con él, que él adopta - no es lo esencial. Lo esencial es la reconstrucción [...] Nunca abandonó algo que sólo puede formularse en la forma que acabo de hacerlo - reescribir la historia -. [4]

- El concepto de gestalt existencial.

Lo dicho acerca de la construcción y reconstrucción de la historia pasada, ese reescribir la historia de Lacan, coincide con el concepto gestáltico de "gestalt incompleta", si bien extendido éste a una concepción que hace tiempo que voy proponiendo - y que puede deducirse de las propuestas de Perls - y al que llamo: gestalt incompleta existencial, y que es una extensión del concepto gestalt incompleta a una dimensión estructural inscrita en el sistema familiar y en la que hay que buscar la dificultad de un ser humano para realizar su existencia, entendida esa existencia como aquella que surge del desarrollo de la propia experiencia vital. En ese sentido la existencia de un ser humano es más pobre, más incompleta,  en tanto en cuanto está más bloqueado para experienciarla (entendiendo la función de experienciar como la función que es asociada a la capacidad de aprender de la experiencia y transformarla en fuente de comprensión y crecimiento). Reescribir la historia, en el sentido que propone Lacan, es lo que hacemos en gestalt cuando hablamos de actualizar el pasado en el presente. El sentido de esa actualización no es el simple recuerdo de hechos y de las experiencias emocionales y catárticas asociadas, sino la de llevarnos a un profunda comprensión de como hemos estado inscritos en esas estructuras familiares y las consecuencias que han tenido, por su anclaje posterior en nuestra psique, en ese emprobecimiento para experienciar nuestra propia vida, para transformarla en objeto de aprendizaje y crecimiento. El sentido profundo de la actualización en la gestalt es la reescritura de la inscripción deficiente que sufrimos en este sistema familiar con el objetivo de devolvernos progresivamente nuestra capacidad para experienciar nuestra propia vida, función determinante para llevarla hacia la libertad que nos permite su realización.


- Jung y Joseph Campbell, el héroe y el viaje de retorno.

Fue sin duda Jung quién vió en ese proceso de re-construcción y de re-escritura de la historia los equivalentes míticos del arquetipo del héroe a su protagonista, y el arquetipo del viaje como el del proceso psíquico que implica ese camino de vuelta para re-escribir la historia:

El más noble de todos los símbolos de la líbido es la figura del demon o el héroe. Con ella abandona el simbolismo el ámbito de lo objetual, propio de la imagen astral y meteórica, y adopta forma humana, es decir, la figura del ser que pasa del sufrimiento al gozo y del gozo al sufrimiento y que, como el Sol tan pronto asciende a su cénit como se  hunde en noche tenebrosa, para volver a resurgir de ella otra vez resplandeciente. Del mismo modo que siguiendo su movimiento y ley interna propios se eleva el Sol de la aurora al mediodía y deja luego este atrás para hundirse en su ocaso, abandonando tras él su luminosidad y sumergiéndose en la noche que todo lo oscurece, así también sigue su trayectoria, conforme a leyes inmutables, el ser humano, y una vez cumplido su curso se hunde en la noche, para al amanecer reiniciar en sus hijos una nueva elipse. [5]

Joseph Campbell
Dentro de ese viaje del héroe, el eminente mitólogo Joseph Campbell destacó toda una serie de fases - cada una de ellas con distintas etapas - que lo caracteriza. Carl G. Jung, Joseph Campbell, Karl Kerenyi y Mircea Eliade intercambiaron ideas y opiniones en distintas ocasiones para esclarecer la coincidencia entre los caminos del héroe y su estructura mítica con el proceso psíquico por la que un ser humano trata de salir de la cárcel a la que le condena su neurosis para alcanzar la libertad que trata de realizar su propia vida, la que le lleva a encontrar su camino con la peculiaridad de que es un camino que se hace al andar, que se va construyendo con cada paso. Vamos ahora a contemplar IT (Eso) desde esta perspectiva, y al club de los perdedores como los héroes que retornan a la oscuridad para amanecer distintos, recuperando algunas claves que, desatascando el estancamiento en el que sus vidas habían caído, quizás les ayuden a ponerla en una perspectiva de mayor realización. Viaje no exento de peligros como veremos, o como ya hemos visto en el suicidio de Stan Uris, quién incapaz de salir del marco que su razón le determina elige morir antes que enfrentar el monstruo de su pasado que habita ahora en su inconsciente.

II. LOS HÉROES DEL CLUB DE LOS PERDEDORES Y SU VIAJE DE RETORNO.


- I. La partida: la llamada a la aventura.

Todo viaje tiene un punto de partida, y sobre la partida del héroe nos dice Joseph Campbell:

Una ligereza - aparentemente accidental -revela un mundo insospechado y el individuo queda expuesto a una relación con poderes que no se entienden exactamente. Como Freud ha demostrado, los errores no son meramente accidentales. Son el resultado de deseos y conflictos reprimidos. Son ondulaciones en la superficie de la vida producida por fuentes insospechadas. Y estas pueden ser muy profundas, tan profundas como el alma misma. El error puede significar un destino que se abre. [6]

Una ligereza, un simple error, algo simple pero que de repente se constituye en un fuerte perturbación revelan de repente lo insospechado. Así ocurre cuando al inicio de la película Mike Hanlon encuentra cerca de la muerte de una niña la foto de Georgie (el hermano pequeño de Bill Denbrough) abriendo de repente aquello que había estado reprimido: los hechos de la infancia de Mike y de sus amigos y el recuerdo de la promesa que todos ellos hicieron: que volverían de nuevo para acabar con IT si este volvía. La foto de Georgie que desvela a Mike el retorno de lo olvidado se transforma en las llamadas telefónicas en las que la voz de Mike devuelve a cada uno de los miembros del club a la misma perturbación: con la voz de Mike Hanlon surge la emergencia de lo siniestro, la vuelta de aquello que no debería retornar, recordemos:  la emergencia de algo antiguo que forma parte de nuestra vida anímica y que solamente fue excluida de ella por efecto de la represión.

Joseph Campbell nos destaca algunos aspectos con los que la llamada a la aventura va asociada como, por ejemplo, la negativa al llamado. Nos evidencia esta posición el suicidio de Stan Uris quien incapaz de sobrepasar los límites de su mundo construido a través de la razón elige morir. Una buena imagen metafórica del más que probable destino de aquel, o aquellos, que no atienden, o eligen no escuchar, al llamado - una muestra de la resistencia psicológica al cambio -: la perpetuación del estancamiento vital al que les confina su vida ordinaria como una especie de muerte en vida o muerte psíquica. La no asunción de lo siniestro en la conciencia de nuestros protagonistas se convierte en el estancamiento psíquico de un yo encadenado a la infancia y que, como bien dice Campbell:

El individuo se encierra en las paredes de su infancia, el padre y la madre son los guardianes del umbral y el alma débil, temerosa de algún castigo, fracasa en su intento de atravesar la puerta y renacer en el mundo exterior. [7]

Joseph Cambell destaca también en esta fase de llamado las ayudas sobrenaturales o de un mentor especial (como lo es, por ejemplo, Gandalf para Frodo o Obi Uan Kenobi para Luc Skywalker) que ayudan a tomar la determinación. Este es el rol que juega en IT la amistad, el club propiamente dicho, justamente esta amistad que ayudó al club a enfrentarse a IT y que ahora, a través de la fuerza de la promesa, les vuelve a unir para acabar el trabajo que se inició.

La promesa y la fuerza de la amistad.
Desde el momento en que el llamado surge y todos ellos - con la excepción de Stan - ponen marcha a Derry, todos ellos recuerdan su infancia y con ella a Pennywise el payaso, personaje que todos y cada uno de ellos encontraran en ese camino de vuelta como imagen aterrorizadora que pretende apartar a nuestros héroes de ese viaje de retorno. Esto es lo que llamó Joseph Campbell el cruce del primer umbral. Pennywise actúa como lo que se llama guardián del umbral, figura que pretende que no crucemos los límites de nuestro mundo ordinario intentando que no nos adentremos en el mundo de lo desconocido, donde tan sólo hay oscuridad y peligro... pero donde también reside nuestra verdad. Pennywise actúa como lo hace el superyó, o ello: intentado evitar que salgamos de nuestro estrecho mundo del yo neurótico.

Pennywise acechando a Richie Tozier.

En el libro de Stephen King Mike Hanlon hace una interesante reflexión acerca de la fuerza de IT, o como diríamos en psicología, acerca de la fuerza de lo fantasmático, de aquello que estando, el yo se esfuerza y se esfuerza en ignorar. Dice Stephen King a través de Mike Hanlon:

Eso plantea algunas preguntas interesantes (y por lo que sé de vital importancia). Por ejemplo: ¿qué come Eso en realidad? Se que algunos niños han sido comidos en parte; al menos presentan marcas de mordidas. Pero tal vez somos nosotros quien le impulsamos a hacerlo. A todos se nos ha enseñado, desde la más temprana infancia, que eso hacen los monstruos cuando nos sorprenden en lo profundo del bosque: comernos. Es quizá lo peor que podemos concebir. Pero en realidad es la fe lo que alimenta los monstruos, ¿no? Me veo llevado irresistiblemente a esta conclusión: el alimento puede ser vida, pero la fuente del poder es la fe, no la comida. ¿Y quién más capaz de un acto de fe absoluta que un niño?

Pero aquí se presenta un problema: los niños crecen. En la iglesia, el poder se perpetúa y se renueva mediante ritos periódicos. En Derry, el poder también parece perpetuarse y renovarse mediante ritos periódicos. ¿Es posible que Eso se proteja a sí mismo por el simple hecho de que, al convertirse los  niños en adultos, se vuelven incapaces de tener fe o quedan tullidos por una especie de artritis espiritual o imaginativa? 

Interesante reflexión sobre el proceso de hacerse adulto y del esfuerzo de vencer la resistencia, de la fe necesaria en la que hay que apoyarse, para vencer esta artritis espiritual que se manifiesta en el yo y lograr abrirse a un camino más allá de sus escleróticos límites.

- II.1 La iniciación: el camino de las pruebas.

La iniciación está sobretodo caracterizada en una primera fase por el camino de las pruebas:

Una vez atravesado el umbral, el héroe se mueve en un paisaje de sueño de formas curiosamente fluidas y ambiguas, en donde debe pasar por una serie de pruebas y experiencias milagrosas. El héroe es solapadamente ayudado, por el consejo, los amuletos y los agentes secretos del ayudante sobrenatural que encontró antes de su entrada en esta región. O pudiera ser que, por primera vez descubra aquí la existencia de una fuerza benigna que ha de sostenerlo en este paso sobrehumano. [9]

La llegada a Derry por parte de nuestros héroes es como la llegada a este nuevo paisaje de sueño - o pesadilla, depende de como se mire . Todos nuestros héroes sufren distintas pruebas en las que lo siniestro emerge para evitar que sigan adelante. En todo ese proceso de pruebas todos ellos iran recuperando sus recuerdos, irán recuperando la presencia de lo siniestro tal y como anunciamos en la parte I del análisis de esta película. Quizá una de las imágenes más clara en este sentido nos la ofrece la narración de Beverly a Bill el día que su padre se enteró de que jugaba con ellos en los Barrens:

"Me preocupas, Bevvie."  Eso era lo que solía decir. "Me preocupas mucho." - Se hechó a reir, pero temblaba -. Creo que quería hacerme daño, Bill. Es decir... Otras veces me había lastimado, pero esa vez era distinto. Estaba... bueno, en muchos sentidos era como un extraño. Yo le quería. Le quería mucho pero... [...] también le odiaba - dijo. Su mano tiró convulsivamente de la de Bill por un largo instante -. Nunca se lo dije a nadie. Creía que Dios me enviaría un rayo si alguna vez decía esto [...] Odiaba a mi padre - dijo ella. Y empezó a sollozar -. Lo odiaba, le tenía miedo. Nunca pude ser tan buena como para conformarlo y lo odiaba, de veras. Pero también lo odiaba.

Sigue entonces una cruda descripción de lo que ocurrió aquel día por parte de su padre: humillación, violencia psicológica y física, se intuye también el abuso sexual... Obsesión, paranoia... Y es aquí donde surge la emergencia de lo siniestro cuando Beverly, al final de la narración dice:

Allí venía otra vez Al Marsh, portero y custodio, hombre canoso, vestido con unforme caqui de grandes bolsillos, con un llavero sujeto al cinturón, el pelo arrebatado por el viento. Pero él no estaba en sus ojos. No estaba allí ese él esencial que le había lavado la espalda o golpeado en el estómago porque ella le preocupaba, le preocupaba mucho; ese él que una vez, teniendo ella siete años, había tratado de trenzarle el pelo y acabó riendo con ella por el desastroso resultado [...] El padre, figura masculina de vida. En sus ojos no había en ese momento nada de eso. Sólo un vacío asesino. Sólo Eso.


Excelente conclusión y ejemplo de lo siniestro donde lo monstruoso se mezcla con la figura amada del padre, personaje monstruoso que ahora habita en ella como un superyó sádico cuya acusación en forma de manifiesta introyección ahora en su vida adulta es: Nunca puedes ser tan buena como para conformarlo. Por ello el horror de Beverly continua con Tom Rogan, su pareja que no es más que una continuidad de su padre.


El encuentro de Beverly Marsh con Eso-Padre
Poco a poco se van sucediendo algunas complejas pruebas para los componentes del club. Un enloquecido Henry Bowers escapado del psiquiátrico intenta asesinar a Mike Hanlon - en realidad quiere matar a todo el club de los perdedores -. Mike - en el libro es más obvia la trama - puede atacar en más de una ocasión a Henry, pero una sutíl y rápida comprensión de la situación  le lleva a intentar simplemente desarmar y convencer a Henry para que vuelva al psiquiátrico:

... si mataba a Henry estaba trabajando para Eso, tal como Henry estaría trabajando para Eso si mataba a Mike. Y otra cosa: la otra expresión de Henry, la cansada y aturdida del chico maltratado que ha sido puesto en un sendero pozoñoso con un propósito desconocido. Henry había crecido dentro del radio de contaminación de Butch Bowers; sin duda había pertenecido a Eso aun antes de iniciar su existencia.

De repente nos encontramos, a través de Henry Bowers, con otra muestra de lo siniestro, del vínculo de lo monstruoso con una figura paternal enloquecida de Butch Bowers, su padre. Henry es en sí mismo lo siniestro al estar poseído por su plena identificación con su figura paterna. De la misma manera podríamos hallar esa emergencia de lo siniestro en la relación de Bill, Eddie, Ben o Richie con lo monstruoso y cercanamente familiar: El surgimiento de Eso en Bill tras le gélida la frialdad de sus padres después la muerte de Georgie, y el sentimiento de culpa transmitido a través de ella; el surgimiento de eso tras la asfixiante y posesiva madre de Eddie; el surgimiento de Eso tras la extremada soledad de Ben sin figura paterna y presa de la dependencia de su madre y el control agobiante de su tía. El surgimiento de Eso en Richie por la incomprensión de sus padres hacia la "extrañeza" de su manera de ser.  Mike y Stan presa de la constante humillación y desprecio racista de su entorno cotidiano. Sobre Beverly ya hemos visto su ejemplo extremo. Como dice en un momento Bevvie: Así es como ocurre todo - pensó -. Se lo diré a Bill para que lo comprenda. Eso está por todas partes en Derry. Se limita... se limita a llenar los lugares vacíos." 


Henry Bowers atacando a Mike Hanlon.
Finalmente Henry Bowers es reducido por el resto de compañeros de Mike quién queda herido y debe ser trasladado al hospital.

Podemos ver también en Henry Bowers la dimensión compulsiva de la violencia del superyó sádico de todos los protagonistas del club de los perdedores, un superyó violento y humillante que intenta eliminar todo intento de re-estructuración de la historia, todo intento de re-escritura del pasado de los miembros del club de los perdedores. También Pennywise es una buena imagen de ese superyó. El hecho de resultar finalmente herido de gravedad Mike tiene todo un significado metafórico contemplado desde la vertiente sádica, violenta y vejatoria que comprende toda actitud de superioridad y desprecio racista.

Y tras todos estos avatares llegamos finalmente al encuentro con la prueba definitiva o traumática tras la cual se accederá a la recompensa del viaje.

- II.2. La iniciación: la prueba o el encuentro traumático.

Bill, Beverly, Ben, Richie y Eddie se disponen a enfrentarse con ESO. La prueba definitiva o encuentro traumático se encuadra dentro de la lucha del héroe con el monstruo en un clásico del mito del héroe. En términos psicológicos lo podemos entender, como dice Jung, como la lucha que establece la consciencia por liberarse del letal abrazo del inconsciente [10]. Superadas las trabas iniciales provocadas por el guardián del umbral (Pennywise) camino de Derry, y de las ilusiones terroríficas provocadas ya en su paisaje ambiguo y sus pruebas, llega el momento de la verdad... El momento de descender a los Barrens (Las tierras baldías), el descenso a los infiernos donde habitan los seres monstruosos de nuestro inconsciente. Quisiera describir ahora el monstruo con el que finalmente se encuentran los cinco componentes del club de los perdedores:

Un ojo gigantesco llenaba el túnel. La vidriosa pupila negra medía mas de medio metro de diámetro. El iris tenía un tono rojizo, como cieno. La córnea era abultada, membranosa, entrecruzada de venas rojas que palpitaban sin cesar. Era un espanto gelatinoso, sin párpado ni pestañas, que se movía sobre un lecho de tentáculos. Esos seudópodos tanteban la superficie rugosa del túnel y se hundían en ella como dedos.

La película le confiera una clara morfología arácnida:

IT (Eso) en su aspecto real.
Es interesante esta representación de IT como araña dada la simbología con la que ese invertebrado es habitualmente asociada y dada su peculiaridad de tejer las telarañas mediante las que "cazan" y "envuelven" a sus presas. Sin embargo, la araña y su simbología son un buen representante de la manera en la que como adultos quedamos "enredados" en esa historia que la estructura familiar en la que devenimos nos determina y a partir de la cual "construímos" una "manera de estar" en el mundo a la que, en mayor o menor grado, llamamos neurótica.

Es curioso que Jung centrara una gran parte de su psicología en la importancia de lo materno, mientras que Freud lo hizo sobre la de lo paterno (podemos hallar en sus biografías una cierta respuesta a ello), pero la cuestión es que "la cosa" que representa el monstruo no es tan sólo lo materno o lo paterno, sino esencialmente la estructura familiar. No es tan sólo importante la madre o el padre como seres individuales, sino aquello que se deriva de su relación entre ellos y de como esta relación los estructura también como padres de sus hijos. Nuestra inscripción en el mundo parte de esa primera inscripción en la que para todo niño es su familia, su primer Mundo, su primer Universo. Una inscripción que surge practicamente desde el momento de su concepción.

La prueba traumática de nuestros héroes es enfrentarse al monstruo que habita ahora en su propia psique para salirse del poder hipnótico que esa inscripción en lo familiar (desde luego potenciado posteriormente por la inscripción del niño en lo social) se mantiene más allá de ella como "constelación psíquica", aquella en la que seguimos "enredados" en un tejido que se sigue tejiendo hecho de traiciones, expectativas, abusos físicos y emocionales, sentimientos de culpa, miedos, amenazas, castigos... Hay que mirar de frente el monstruo, la constelación psíquica que nos habita para salirnos del rol que fuimos obligados a mantener dentro de la estructura familiar que nos tocó vivir y que seguimos perpetuando en nuestra vida.

Bill, Ben y Richie bajo el poder hipnótico de las luces de IT
Para librarse del monstruo es muy importante verlo, verlo frente a frente para comprender poco a poco el rol que adoptamos debido a las circunstancias familiares que nos tocó vivir. Sólo viendo este rol podemos empezar a plantearnos una mayor comprensión de él, es decir, un rol en el que como niños o niñas nada pudimos hacer ni elegir y que, como rol impuesto por la estructura familiar, nos ha impuesto también unas creencias (introyectos) sobre nosotros mismos, y que sobre estas creencias impuestas nos hemos tenido que ir "construyendo" un yo contra nuestro "ser" (self). Hay un momento muy interesante en el que It (Eso) - que se nos revela como parte esencial de una cosmogonía digna de un universo gnóstico donde la creación es esencialmente perversa, al estilo de los dioses de la cosmogonia lovecraftiana - reflexiona acerca del miedo que les tiene al club de los perdedores y dice lo siguiente:

Sin embargo, había un pensamiento que se insinuaba, por mucho que Eso intentara alejarlo de sí: si todas las cosas fluían de Eso (tal y como había sido desde que la Tortuga había vomitado el Universo y se había desmayado en su caparazón), ¿cómo era posible que alguna criatura de este mundo o cualquier otro lo burlara o lo hiriera, aunque sólo fuera nimia y brevemente? ¿Cómo era posible semejante cosa?

Aun así, una última novedad había venido a Eso, no ya emoción, sino fría especulación. ¿Y si Eso no era único, como siempre había creído?

¿Y si había Otro?

¿Y, si más aun, esos niños eran agentes del Otro?


¿Y no es esa acaso la relación con la que el yo percibe en ocasiones en relación al ser (self)? El yo instalado en sus límites y referencias que le definen de repente se ve incomodado por una presencia que está más allá de él y que le interroga sobre la verdad de estos límites. En el libro, y en el primer enfrentamiento del club de los perdedores como niños ante IT, estos hallaron un signo, una marca que indicaba que habían llegado a la morada de IT. El signo era el siguiente:


y lo curioso es lo que significa para cada uno de los niños:

Para Bill significaba un barquito de papel... imagen del sentimiento de culpa del barquito que le hizo a Georgie el día en que, al salir a jugar con él, fue asesinado por It-Pennywise.

Para Mike era una cara encapuchada, quizá la de Butch Bowers... es decir la humillación ligada a la locura racista - los miembros del Ku Kux Klan iban encapuchados -.

Para Beverly un puño cerrado...  el puño de su padre que tantas veces la había golpeado.

Para Ben un monton de vendajes desgarrados en las que creyó oler a viejas especias... como el olor de las vendas que como una momia le encerraban en su soledad.

Para Eddie era el rostro de un leproso... imagen de todas las enfermedades producto de las amenazas de su hiperprotectora madre.

Para Richie eran dos ojos detras de un par de gafas... imagen del cuatro ojos excéntrico e hiperactivo que le transformó en un extraño para su entorno.

Para Stan era un pájaro que iniciaba el vuelo hacia lo alto, de un féniz quizá... imagen de su refugio seguro en "la cabeza", en el mundo de lo racional, en el intelecto como una manera de apartarse de los aspectos más crueles y violentos del mundo real.

Ante la morada de It se revelaban, a través de esta marca, los límites que de adultos les iban a encerrar en su yo limitado y agobiante si bien, y al mismo tiempo, ya en ellos, como cuando niños, aun anidaba el potencial de su ser que fue reforzado a través de la fuerza de su amistad y de su amor, de su fe en la cohesión que en el club de los perdedores encontraron. La misma fuerza, suficiente, que la promesa que hicieron de pequeños les vuelve a unir ahora como adultos, la misma amistad y amor que ahora desde esa unión les permite recordar.

Y como en todo encuentro con la prueba traumática siempre hay bajas. El club de los perdedores se enfrenta primeramente diezmado por la muerte de Stan y la grave herida que deja en el hospital a Mike. En ese encuentro con la araña Bill, Ben y Richie quedan de repente hipnotizados por la luz de IT, mientras Beverly, como cuando pequeña, intenta encontrar el pendiente de plata con el que lo hirió por primera vez y con el que ahora pretende matarle. Finalmente es Eddie quien valerosamente, y como cuando pequeño, confiado en la fuerza de su creencia se lanza hacia IT, y aunque logra asustarle y liberar así a los tres compañeros, ello es al precio de quedar mortalmente herido. Eddie muere a su lado. Los cuatro que quedan se lanzan al ataque final sobre un IT también ya herido y presa del miedo hasta que por fin, tras acertar Beverly en la luz que emana de IT con su pendiente de plata lanzado con el mismo tirachinas con que lo hizo en su infancia, IT queda mortalmente herido y todos ellos acaban definitivamente con él.

- II.3. La iniciación: la recompensa. El encuentro con la diosa.

La última aventura, cuando todas las barreras y los ogros han sido vencidos, se representa comunmente con un matrimonio místico del alma triunfante del héroe con la Reina Diosa del Mundo. Esta es la crisis en el Nadir, en el cenit, o en el último extremo de la Tierra, en el punto central del cosmos, en el tabernáculo del templo o en la oscuridad más profunda del corazón. [11]

Así nos narra Joseph Campbell el acontecimiento que sucede al héroe tras la prueba definitiva. Suceso que tras el primer encuentro con IT en su niñez es narrado bellamente por Stephen King en unas páginas llenas de delicadeza y sensibilidad en las que Beverly deviene en la diosa con la que todos los miembros del grupo se abren a la experiencia primera del despertar al amor y el deseo. Beverly, extrañamente consciente de su importancia en este encuentro sabe que tendrá que animar a los chicos en ese acto que sabe crucial para sus vidas. Tras el primer encuentro amoroso con Eddie el narrador nos cuenta de ella:

¿Tendrá que convencerlos a todos una y otra vez?  Probablemente si. Pero no importa. Es preciso convencerlos de que acepten ese vínculo humano esencial entre el mundo y el infinito, el único sitio donde el torrente sanguíneo toca la eternidad. No importa. Lo que importa es el amor y el deseo. Aquí en la oscuridad, se puede hacer como en cualquier otra parte. Quizá mejor que en muchas otras.

Es necesario complementar estas palabras con las de Joseph Campbell al respecto para comprender que también cada uno de ellos es para Bevvie el encuentro con el dios celeste:

El encuentro con la diosa (encarnada con cada mujer) es la prueba final del talento del héroe para ganar el don del amor, que es la vida en sí misma, que se disfruta como estuche de la eternidad.

Y cuando el aventurero, desde este punto de vista, no es un joven sino una doncella, ella es quien por medio de sus cualidades, su belleza o su deseo, está destinada a convertirse en la consorte de un ser inmortal. Entonces el marido celeste desciende a ella y la conduce a su lecho, ya sea que ella lo quiera o no. Si ella lo rechaza, se ciega para siempre; si lo busca su deseo encuentra la paz. [12]


Eso ocurrió en ese primer encuentro con IT y ese final, esa recompensa para todos ellos es la frontera que marca el fin de la infancia con el inicio de la adolescencia, con ese camino que nos lleva a hacernos hombres y mujeres... Que nos llevará a independizarnos, a establecer nuestras primeras relaciones sexuales y afectivas, a buscarnos un camino en la vida... ¿Pero es esto realmente así? ¿Somos realmente tan independientes?¿Elegimos verdaderamente nuestro camino? El viaje de retorno del club de los perdedores nos demuestra que eso no es realmente así. Todos los miembros del club estan, en cierta medida, estancados aun en su infancia. No basta con salir de la familia para que ella deje de persistir en nosotros, en nuestro propio mundo interno. A pesar de que los padres no estén, su legado habita en nuestro interior, y así Mike, Ben o incluso Richie viven como solitarios, cada uno a su manera, viven especialmente la soledad afectiva; o Beverly con una pareja replica del padre maltratador; o Stan en una ordenada vida donde cada cosa tiene su lugar y cada lugar tiene sus cosas; o Eddie, quien como Beverly, vive con una mujer que es una continuidad de su madre (en la película, de hecho, lo ponen como aun viviendo con su madre), o finalmente Bill cuya exitosa vida como autor literario no parece tener una clara repercusión en un sentimiento de satisfacción o en una feliz vida afectiva. Todos, aparentemente, hicieron su vida, pero... ¿realmente la hicieron?


- II.3. La iniciación: la recompensa. La reconciliación con el padre.

La recompensa del segundo encuentro con IT es precisamente liberarse de los parásitos del pasado, de las imágenes internas que continúan habitándonos y que nos determinan. Este segundo encuentro no es para lanzarnos a la vida como lo fue el primero, sino para interrogarnos acerca de ella. ¿Hemos realmente ganado, como dice Joseph Campbell, el don del amor que es la vida en sí misma, que se disfruta como estuche de la eternidad? En este segundo encuentro con IT la recompensa que han venido a encontrar es el don de la libertad interior, don intrínsecamente necesario para el verdadero amor, y don que pone al yo en el más profundo de los deseos: el del eterno camino hacia el ser. Joseph Campbell vincula este logro a lo que el llama reconciliación con el padre justamente porque su imagen ya no nos habita como parásito aniquilador:

La reconciliación no consiste sino en el abandono de ese doble monstruo generado por el individuo mismo; el dragón que se piensa como Dios (superego) y el dragón que se piensa como pecado (el id reprimido). Pero esto requiere abandonar la unión al yo mismo. [12]

Sólo a través de este despojamiento es posible instituirse también como padre:

... ahora se ha convertido en el padre. Y ahora tiene el poder, en consecuencia, de jugar el mismo papel del iniciador, el guía, la puerta del sol, a través de la cual se puede pasar de las iluminaciones infantiles del "bien" y del "mal", a una experiencia de la majestuosa fuerza cósmica, purgada de la esperanza y del temor, y en paz con el entendimiento de la revelación del ser. [13]

La primera vez IT quedó herido y los niños se hicieron hombres y mujeres como yoes limitados. La segunda vez en la que IT fue finalmente aniquilado, esos hombres y mujeres inician la re-escritura de su historia, de sus límites interiorizados que les inscribian en roles aun fijados en la infancia, para abrirse a la posibilidad de iniciar un camino hacia una mayor libertad de ser.

Richie con el cadáver de Eddie, Ben con Beverly y Bill con Odra tras
el enfrentamiento con IT(ESO)

 - III. El regreso al mundo ordinario: la libertad de vivir.

Acabados los trabajos, obtenidos los logros y con la semilla de la transformación en ellos los héroes deben volver al mundo ordinario donde podrán ejercer el potencial de la libertad interior recién obtenida como libertad para vivir, por ello los sobrevivientes del club de los perdedores vuelven a olvidar progresivamente el recuerdo de este segundo encuentro. Un segundo olvido que al igual que el primero transformó los niños en futuros adultos que pudieron salir a la vida como yoes presa de sus fantasmas, éste les transformará en adultos más libres de la rigidez y predeterminación de su yo que lleva a una incomprensión de sí mismo, del ser humano y del mundo en el que habita, del cosmos por extensión. Este segundo olvido representa la rotura final de las fijaciones infantiles que continuaban en el adulto para devenir como un yo libre para realizar su ser. ¿Cómo finaliza la película, así como el libro? No con grandes cosas, y si con pequeños apuntes de cambio que ya se opera sobre la vida de cada uno de nuestros héroes. La memoria del club, Mike Hanlon, que  es el testimonio de la historia se expresa en la película en los siguientes términos:

Escribí esta última anotación antes de que mis recuerdos se borraran de mi mente. Ahora, sólo unas semanas después miro hacia esa época a través de los apuntes de este diario. La pesadilla ha terminado [...] Ya no es necesario que alguien mantenga la antorcha de los recuerdos. Pude partir y cambiar el rumbo de mi vida. Mientras escribo estas líneas Richie continua con sus éxitos, Ben y Bevvie partieron juntos hacia el oeste. Una semana después se casaron y dos semanas más tarde ya esperaban un hijo. Así se ha roto otra maldición.

Ben y Beverly partiendo juntos de Derry para iniciar una nueva vida.

Mención aparte merece el caso de Bill. Para ello daremos algunas explicaciones suplementarias. Audra, su pareja, decide ir a Derry para unirse a él. Pero en su camino es secuestrada por IT. Cuando entran en las cloacas a través de los Barrens para acabar con IT, Bill halla a Audra aprisionada en la telaraña de IT en estado catatónico. Tras acabar con IT Bill se queda en la casa de Mike con Audra mientras el primero se recupera en el hospital. No parece hallarse solución para Audra, hasta que al final Bill decide lanzarse pendiente abajo con ella en su bicicleta Silver, hasta que de manera milagrosa Audra reacciona y vuelve al mundo...

Bill y Audra sobre Silver
La recuperación de Audra tiene que ver también con una fijación infantil de Bill en relación a Beverly, quien en aquella primera experiencia del amor y el deseo le dice a ella:

Te amo, Bev, te amo. Te amaré siempre - Una y otra vez, sin tartamudear en absoluto.

Ella lo estrecha y ambos se quedan así, la suave mejilla de Bill apoyada contra la suya.


Previamente Beverly pensaba:

Estar con Bill es la mejor conclusión posible. Es bueno, tierno, casi sereno. Ella siente su ansiedad pero atemperada, refrenada, por su solicitud hacia ella, tal vez porque sólo Bill y ella misma comprenden lo grandioso de ese acto que jamás deberan mencionar a nadie, ni siquiera a ellos mismos.


Para restituir a Audra como su mujer, Bill debe también liberarse de la propia imagen idealizada de Bev y de la promesa de amor eterno que le hizo. Al final de la pendiente bajada con la bicicleta y tras la reacción de Audra ambos se declaran su amor. Quisiera, por fin, finalizar este análisis de IT con las últimas palabras de Stephen King en este maravilloso libro, palabras puestas como reflexión de Bill:

Despierta de ese sueño sin poder recordar exactamente qué era. No recuerda nada, salvo el simple hecho de haber soñado que era niño otra vez. Toca la suave espalda de su mujer, que duerme a su lado y sueña sus propios sueños. Piensa que es bueno ser niño, pero que también es bueno ser adulto y poder analizar el misterio de la infancia... sus convicciones y sus deseos. "Algún día escribiré sobre todo eso", piensa, pero sabe que es sólo un pensamiento de amanecer, un pensamiento posterior al sueño. No obstante, es bonito pensarlo por un rato, en el límpido silencio de la mañana: pensar que la infancia tiene sus propios secretos dulces y que confirma la mortalidad y que la mortalidad define todo el valor y el amor. Pensar que lo que has mirado adelante tienes que también mirarlo atrás y que cada vida hace su propia limitación de la inmortalidad: una rueda.



 ___________________

[1] Todas las citas del libro de Stephen King lo son de It (eso) de Debolsillo editorial
[2] Freud, Sigmund. Construcciones en psicoanálisis (1935). Biblioteca Nueva, OC3, pág. 3366
[3] Moustapha Safouan. Lacaniana I. Los seminarios de Jacque Lacan 1953-1963. Paidós psicología, pág. 18
[4] Lacan, Jacques. Seminario I. Los escritos técnicos de Freud. Paidós, pág. 28
[5] Ídem anterior. págs. 28 y 29.
[6] Jung, C. G. Símbolos de transformación. Editorial Trotta, OC Volumen 5. par. 251
[7] Campbell, Joseph. El héroe de las mil caras. Psicoanálisis del mito. Fondo de Cultura Económica, pág. 54
[8] Ídem anterior, pág. 64
[9] Ver nota 7, pág. 94
[10] Ver nota 6, par. 567
[11] Ver nota 7, pág. 104
[12] Ver nota 7, pág. 112
[13] Ver nota 7, pág. 122
[13] Ver nota 7, pág. 128







domingo, 24 de febrero de 2013

EL SÉPTIMO SELLO: MUERTE Y SENTIDO

En esta ocasión me planteo abordar una de esas películas que, desde que la vi en mis primeros años de adolescencia, ejercieron una notable influencia. El septimo sello (1957) es una de esas películas emblemáticas de Ingmar Bergman - a su pesar - que afronta algunos de los temas que caracterizaron la primera época de Bergman como el sentido de la vida, la muerte o el silencio de Dios. Películas de esta primera época - que llega hasta Persona (1966) -que también abordan el tema la constituyen la trilogía formada por la ya comentada en este blog Los comulgantes (1963), así como por las otras dos: Como en un espejo (1961)  y Silencio (1963).

 Parece que Bergman se inspiró para esta película en uno de los sesenta y seis frescos medievales pintados por Albertus Pictor (Alberto el pintor) en la pequeña Iglesia de Täby en el siglo XV, a unos quince kilómetros de Estocolmo. Dicho freco se halla en la penumbra del coro y en ella se nos muestran a la muerte jugando al ajedrez con sus víctimas.

Fresco de la Iglesia de Täby de Albertus Pictor

Para muchos - entre los que me incluyo -, se trata de  una de las grandes películas del cine que a parte de disponer de una magnífico guión, se acompaña de unas imágenes y una fotografía filmada en blanco y negro de una  poesía y una belleza impactantes. El inicio de la película nos muestra imágenes inolvidables, como la entrada de la película con un cielo nublado y el fuerte resplandor que se manifiesta entre ellas a la que sigue ese mismo cielo bajo el cual se nos muestra el majestuoso vuelo de una águila...


Al inicio del Septimo sello

Tras estas bellísimas imágenes iniciales sigue la presentación del retorno del caballero cruzado Antonius Block (Max Von Sydow) a su país, una Suecia devastada por la peste negra (la voz en off recita unos conocidos versículos del apocalipsis de Juan en las cuales el cordero abre el septimo sello). Con él va su escudero Juan (Gunnar Björnstrand)... Ambos están descansando en una playa abrupta en la que de repente aparece la muerte dispuesta a llevarse a Antonius... Así se inicia la película.

Max Von Sydow como Antonius Bloch

I. ANTONIUS BLOCK: LA MUERTE INTERROGA LA VIDA.

Efectivamente, aparece la muerte (Bengkt Ekerot) quien le confirma a Antonius que viene a buscarlo... Éste le propone jugar una partida de ajedrez en la cual si vence él la muerte le permitirá seguir con vida, mientras que si pierde la muerte podrá proceder a llevárselo con ella. Así se da inicio a esta partida alrededor de la cual podremos ir viendo a diferentes personajes que se añaden en el camino de Antonius hacia su castillo.

La muerte jugando al ajedrez con Antonius

En una escena posterior se desarrolla un diálogo entre la muerte (disimulada como confesor) y Antonius que pone de relieve el tormento de Antonius, a la vez que así se nos pone en relación con los temas que Bergman aborda con la película: la muerte, de el sentido la vida, el más alla de la muerte y la existencia de Dios:

Antonius: Quiero confesarme y no se que decir... Mi corazón esta vacío. El vacío es como un espejo puesto delante de mi rostro, y al contemplarme siento un desprecio profundo de mi ser... por mi indiferencia hacia los hombres y las cosas. Me he alejado de la sociedad en la que viví. Ahira habito un mundo de fantasmas, prisionero de fantasías y ensueños.
La muerte: Y a pesar de todo no quieres morir...
Antonius: ¡Si... quiero!
La muerte: Entonces a qué esperas...
Antonius: Deseo saber que hay después...
La muerte: Buscas garantías...
Antonius: Llámalo como quieras.
La muerte: ¿¡Porqué la cruel imposibilidad de alcanzar a Dios con nuestros sentidos!? ¿¡Porqué se nos esconde en una oscura nebulosa de promesas que no hemos oído y milagros que no hemos visto!? Si desconfiamos una y otra vez de nosotros mismo como vamos a fiarnos de los creyentes. ¡Qué va a ser de nosotros los que queremos creer y no podemos! ¿¡Porqué no logro matar a Dios en mi!? ¿¡Porqué sigue habitando en mi ser!? ¿¡Porqué me acompaña humilde y sufrido a pesar de mis maldiciones que pretenden eliminarlo de mi corazón, porqué sigue siendo una realidad que se burla de mi y de la cual no me puedo liberar... me oyes!?
La muerte: Te oigo...
Antonius: Yo quiero entender, no creer... No debemos afirmar lo que no se logra demostrar. Quiero que Dios me tienda su mano, vuelva su rostro hacia mi y me hable...
La muerte: Él no habla...
Antonius: Clamo a él en la tinieblas y desde las tinieblas nadie contesta a mis clamores...
La muerte: Tal vez no haya nadie...
Antonius: ¡Pero entonces la vida perdería todo su sentido. Nadie puede vivir mirando a la muerte y sabiendo que camina hacia la nada.!
La muerte: La mayor parte de los hombres no piensa en la muerte y en la nada.
Antonius: ¡Pero un día llegan al borde de la vida y tienen que enfrentarse a las tinieblas!
La muerte: Si, y cuando llegan...
Antonius: ¡Calla! Se lo que vas a decir... que nos hace crear el miedo una imagen salvadora que llamamos Dios.
La muerte: Te estás preocupando...
Antonius: Hoy a venido a buscarme la muerte. Estamos jugando una partida de ajedrez. Es una prórroga que me da la oportunidad de hacer elago importante...
La muerte: ¿Qué piensas hacer?
Antonius: He gastado mi vida en diversiones, viajes, charlas sin sentido. Mi vida ha sido un continuo absurdo. Creo que me arrepiento... ¡Fui un necio! En esta hora siento amargura por el tiempo perdido, aunque se que la vida de casi todos los hombres corre por los mismos cauces... Por eso quiero emplear esa prórroga en una acción única que me de la paz.
La muerte: Por eso juegas al ajedrez con la muerte...


El tormento de Antonius

En ese diálogo crucial se plantea toda la temática alrededor de la cual gira la película. Sin embargo yo quiero destacar que toda ella gira en torno a lo que podemos llamar la dimensión interrogadora de la muerte a la propia vida, la de cada uno. Como su manifestación nos pone, de repente, ante ese "darse cuenta" que se hace tan aterrador a Antonius: "He gastado mi vida [...] Mi vida ha sido un continuo absurdo." Antonius, a su vez, nos pone en contacto con lo que el llama las tinieblas: "Nadie puede vivir mirando la muerte y sabiendo que camina hacia la nada." El absurdo que Antonius siente acerca de como ha vivido no es más que su propia falta de sentido que se proyecta de repente como una profunda necesidad de tener "garantías" sobre la continuidad en un más allá. Pero el miedo a como "gastó su tiempo" se transforma en una necesidad de certeza... de certeza de Dios y del más allá, porque si no es así el dolor y la angustia de la vida vivida sin sentido y enfrentada a la posibilidad del abismo de la nada se torna en un profundo tormento. La posibilidad de la nada, del horror de la nada (ver la entrada dedicada al Viaje alucinante al fondo de la mente) se transforma entonces en un espejo del vacío del corazón de Antonius, y nada más horroroso que llegar consciente de una vida vacía - un corazón vacío - ante la muerte sentida entonces como la puerta a la nada. Se cumplen así en Antonius las palabras de Kierkegaard cuando dice:

Así la muerte es el arquetipo más conciso de la vida, o bien la vida es restituida a su más concisa figura en la muerte. Por eso ha sido siempre tan importante para aquellos que piensan de verdad sobre la vida humana, contrastar muchísimas veces, recurriendo a este conciso arquetipo, lo que han comprendido  acerca de la vida. Porque ningún pensador puedo puede con la vida tal y como lo hace con la muerte... [1]

- El horror de la nada.

En una escena posterior de la película podemos notar la angustia de Antonius cuando en su camino se cruza con la ejecución de una joven acusada de bruja (Maud Hansson)...

Antonius: Te acusan de tener pacto con el diablo.
Joven: ¿Porqué hablas conmigo?
Antonius: No es por curiosidad sino por graves razones personales... Quisiera ver al diablo.
Joven: ¿Para qué?
Antonius: Quiero verle y preguntarle sobre Dios. El sabe más que nadie y me revelará.
Joven: Puedes verla cuando quieras.
Antonius: ¿Cómo?
Joven: Siempre está cerca de mí... Mírame a los ojos... ¡Fíjate! ¿No le ves?
Antonius: Lo único que veo en tus ojos es el horror que paraliza tus púpilas.
Joven: ¡Oh! ¿No ves a nadie? ¿A nadie? Tal vez se encuentre a tu espalda.
Antonius: - se gira hacia atrás agitadamente - No... tampoco.
Joven: Pero si él esta siempre conmigo... Hasta los monjes lo han visto. Basta que yo alargue mi mano para encontrarme con la suya, ni el fuego podrá hacerme daño.
Antonius: ¿Te lo ha dicho él?
Joven: Yo lo sé...
Antonius ¿¡¡Te lo ha dicho él!!?
Joven: Yo lo sé... Yo lo sé. ¿No lo ves en mis pupilas? Él es mi fuerza y me seguridad, por eso todos me temen, porqueno resisten la presencia de él.

Antonius le mira decepcionado... No ha hallado ni su encuentro ni la respuesta que logre apagar su inquietud y tormento. En un breve encuentro inmediatamente posterior con La muerte ésta le increpa diciéndole: ¿Acabarás de hacer preguntas?, a lo que Antonius le responde: No... no acabaré. Nadie te responderá - le contesta la muerte -. En un último intento, antes de que se queme a la joven en la hoguera, Antonius la coge por su cabeza y la mira fijamente a sus ojos en nuevo intento de... ver.

Antonius busca ver al diablo...
Juan, su escudero, personaje del que hablaremos más adelante, le pregunta a Antonius: "¿¡Que es lo que ve!? [...] ¿Quién la va a recibir en el más allá? ¿Serán los ángeles, o Dios o el diablo o simplemente la nada? ¿Será la nada señor?" A lo que Antonius, desesperado responde: "¡¡La nada no puede ser !!". Pero Juan prosigue: "Mira sus ojos... Su pobre cerebro está haciendo ahora un terrible descubrimiento. Se sumerge en el abismo de la nada." Antonius, profundamente desesperado grita un desgarrado NO. Y Juan finaliza diciendo: ¡Me subleva nuestra impotencia para ayudarla! ¡Porque es igual al suyo nuestro espanto! en un fina observación de todo el mecanismo de proyección que se da en esta escena, y en la cual la mirada de la joven es el espejo sobre el que se proyecta el horror de los que la miran en esa su mirada final ante la muerte.

II. EL ESCUDERO JUAN Y EL ESCEPTICISMO.

La figura del escudero se encuadra en la clásica tradición que nos ilustró el Quijote, en el cual su figura es la justa contrapartida del caballero. Juan (Gunnar Björnstrand, uno de los actores de Bergman) se nos muestra como un hombre consciente de los horrores de la guerra en la que acompañó a su caballero, aparece como un hombre descreído, a veces mordaz, en otras compasivo: - "Aquí tienes al escudero Juan. Se ríe de la muerte, blasfema de Dios , se burla de sí mismo y sonrie a las mujeres. Su mundo es solo el mundo de Juan, un pobre bufón ridículo para  todos e incluso para sí mismo. Tan indiferente es para el cielo como para el infierno" - dice al pintor de frescos (Gunnar Olson) de la pequeña iglesia en la que hacen parada con su señor -. Esta es una buena definición definición del escudero Juan.

El escudero Juan (a la izquierda) con el pintor de la iglesia.

En un posterior encuentro Juan se encuentra con Raval, un antiguo profesor de seminario "reciclado" ahora en ladrón de bienes de los muertos al que Juan le atribuye haber ·envenenado" a su señor para que se embarcara en la locura de la Cruzada. Este episodio, junto con el de la profesión de penitentes y la ejecución de la joven acusada de bruja ponen el referente del papel de la religión oficial como representantes de un Dios paranoico y vengativo al estilo del Yahvé bíblico que representan el discurso antivida que durante siglos la ha caracterizado.

Al final de la película, cuando la muerte viene a buscar al caballero y a todos aquellos que están con él, Juan es el que muestra una actitud valiente y noble a diferencia de la cobardía y desesperación con la que Antonio la afronta, y pone de relieve la discusión que se plantea entre vida y sentido a través de la presencia de la muerte:

Antonius: De profundis clamavi ad te dominem (Desde las profundidades te llamé, oh Señor)... ¡Oh Dios, ten misericordia de nosotros que vivimos en las tinieblas pues que somos pequeños y estamos angustiados!
Juan: En las tinieblas que confiesas vivir, en las que confieso que vivimos los hombres no encontrarás a nadie que escuche tu angustiosa súplica y se pueda conmover. Sécate las lágrimas y mira el fin con serenidad.
Antonius: ¡Oh Dios, estés donde estés! Porque ciertamente debes de existir, ten misericordia de nosotros.
Juan: Hubieras gozado más de la vida despreocupándote de la eternidad, pero es demasiado tarde. En éste último instante goza al menos del prodigio de vivir en la verdad tangible antes de caer en la nada.
Karin: - la esposa: de Antonius - Silencio... silencio...
Juan: Si, me callaré... Callaré protestando.

Juan: Sécate las lágrimas y mira el fin con serenidad.

Se realiza aquí uno de los temas esenciales que propone la Gestalt: el centramiento en el presente, en el aquí y el ahora. Veamos la reflexión, en relación también a la consciencia de la muerte, que al respecto realiza Claudio Naranjo, quien citando a los poetas romanos clásicos Ovidio y Horacio nos dice que comparten no solo:

Claudio Naranjo
... su hedonismo y su centrarse en el presente, sino que también las alusiones a la crueldad de su época: "tempux edax rerum" (el tiempo devora las cosas). Por lo tanto parecería que la prescripción de vivir en el presente va de la mano con la toma de consciencia de la muerte - ya se a la última muerte o la muerte crónica del momento, a medida que se convierte en recuerdo. En ese sentido es una percepción del pasado como la nada ola irrealidad.

En ambos sentidos aludidos arriba, la conciencia de la muerte potencial también es parte del espíritu de la terapia gestáltica, porque tal toma de conciencia es  inseparable de la consciencia humana cuando 1) es lavada de la evitación del desagrado y, 2) es liberada del velo de las satisfacciones ilusorias de la irrealidad: el pensamiento deseoso y las reminiscencias regresivas.

Yo quisiera sugerir que la tríada de
1) centrarse en el presente,
2) la perspectiva del presente como un regalo de placer y,
3) la consciencia de la muerte o descomposición potencial,
configura un arquetipo: una experiencia para la cual la potencialidad yace en la naturaleza humana... [2]

Sin embargo, Juan es la visión que aunque clara y valiente también se sofoca en la nada y la falta de sentido... En su tono de voz no deja de observarse una cierta amargura y enfado y, a pesar de la simpatía que despierta su protesta, en ella también se observa su desengaño. Efectivamente, algo que caracteriza a todos los que llegan al castillo de Antonius es la soledad y la falta de amor. Efectivamente, Antonius y su escudero Juan, su esposa Karin (Inga Landgré) a la que reencuentra en el castillo, la misteriosa joven (Gunel Lindblom) que no habla y que acompaña a Juan, y la pareja representada por el herrero (Ake Fridell) y su mujer Lisa (Inga Gill), son seres que llegan al final sólos y sin amor. Sin amar ni ser amados. Quizá esta sea la clave de la cuestión cuya respuesta debemos buscarla en otros protagonistas de la película: los juglares o comediantes.

III. LOS JUGLARES: AMOR E INOCENCIA.

Efectivamente, los juglares o comediantes son el "aire fresco" que recorre el general tono sombrío de la película con la muerte como protagonista y el desvarío religioso por el otro. Sus protagonistas no en vano se llaman José (Nils Poppe) y María (Bibi Andersson) que junto con su pequeño hijo Miguel y otro comediante llamado Jonas (Erik Strandmark) viajan en su carro dando representaciones de un pueblo a otro.

Representación de los juglares
José, María y su hijo Miguel representan los únicos personajes entre los que el amor está presente, el amor entre ellos y el amor a su hijo, también el amor a los que a ellos se acercan y a su vocación de llevar alegría y diversión... En una de las escenas de la película sorprende el contraste entre su espectáculo que, de repente, se ve interrumpido por la procesión de penitentes con todo su desfile de atrocidades. Todo un mundo de sufrimiento, horror, culpa y castigo. Y de entre entre ellos surge un monje que lanza un discurso absolutamente anti-vida, culpabilizador y castigador.

Procesión de los penitentes.

La ligereza de los juglares, su humor y espontaneidad contrasta con toda esa densidad con la que se carga el oscurantismo y el sadismo religioso.

Es precisamente con ellos con los que Antonius vive uno de esos contactos gozosos con la vida. el único momento donde el caballero parece darse cuenta de lo importante que es el amor y el amistad:

La fe es un grave sufrimiento. Es como amar a alguien que está fuera en las tinieblas que no se presenta por mucho que se le llama. Sentado aquí, con vosotros, que irreales resultan estas cosas. Pierden su importancia [...] Siempre recordaré este día. Me acordaré de esta paz, de las fresas y del cuenco de leche, de vuestros rostros a esta última luz. Me acordaré de Miguel así dormidito y de José con su laúd. Conservaré el recuerdo de todo lo que hemos hablado. Lo llevaré entre mis manos, amorosamente, como se lleva un cuenco lleno de leche hasta el borde... Me bastará este recuerdo como una revelación.

Amistad con los juglares

"Me bastará este recuerdo como una revelación" es como un pequeño momento de claridad de nuestro atribulado caballero que de repente parece comprender cuan importante es aprovechar el momento presente ante el cual los más densos pensamientos se hacen pequeños y se apaciguan. En este momento se le pueden aplicar a Antonius la reflexión que al respecto hace Claudio Naranjo:

tales quejas y lamentos no son más que un mal juego que jugamos con nosotros mismos - un aspecto más del hecho de rechazar el éxtasis potencial del ahora. En el fondo, estamos donde queremos estar, estamos haciendo lo que queremos hacer, aun cuando equivalga a una tragedia aparente. Si podemos descubrir nuestra libertad dentro de nuestras esclavitud, también podemos descubrir nuestra alegría esencial bajo la cubierta de victimización. [3]

José y María, aun a pesar de vivir rodeados del terror de la muerte que la peste representa sea cual sea el lugar al que vayan, parecen instalarse en vivir en la ligereza de la alegría del momento sobreponiéndose con ella al pensamiento trágico con el que suele apegarse nuestra mente cuando se dan las circunstancias. El ideal de que el mundo o la vida son buenos depende, como en tantas cosas, de como participa en él el participante... y, fundamentalmente, de la aceptación del presente y de la actitud con la que éste se afronta. En esta reunión de los juglares con el caballero y su escudero, María parece dar una lección a Antonius cuando tras hablar de lo hermosa que es la amistad, Antonius se queja de que dura poco, a lo que María le responde: "Como todo. Un día sucede al otro. Todo tiene su atractivo". El sentimiento de lo trágico, que estudiamos en detalle en las entradas dedicadas a la película de Orson Welles El proceso de Kafka, deriva de ese apego al aspecto sombrío de la vida, a sus dificultades y contrariedades así como al sentimiento de impotencia con el cual afrontamos las circunstancias.

IV.  MUERTE Y SENTIDO: camino hacía la totalidad psíquica y existencial.


Entendiendo la muerte como un aspecto de la vida humana que la interroga, y tal y como nos van mostrando los distintos personajes de El septimo sellopodemos establecer una relación entre la muerte y la existencia, y entre esta y la totalidad psíquica a la que, como dijo Jung, tiende nuestra psique a la vez que también nos resistimos a ello, o en palabras de Claudio Naranjo: Siempre estamos buscando terminar lo inconcluso, completar la gestalt incompleta y, sin embargo, siempre estamos evitando hacerlo [4] - Gestalt puede traducirse como totalidad -. En el libro Un mago de Terramar, su autora, Ursula K. Leguin nos dice en un momento de la aventura:

... a medida que un hombre adquiere más poder y sabiduría, se le estrecha el camino, hasta que al fin no elige, y hace pura y simplemente lo que tiene que hacer...[5]

Ese hacer pura y simplemente lo que tiene que hacer sería esa consideración de la existencia como una gestalt completa, en el sentido de que el hombre de sabiduría no se interrumpe neuróticamente y, en consecuencia, se gestiona con las frustraciones externas: hace lo que tiene que hacer. Y por lo tanto, en la medida en que somos capaces de desarrollar nuestra vida y hacemos lo que tenemos que hacer, esa vida va tomando forma, una forma existencial por la que, progresivamente, nos sentimos más satisfechos con ella. Para mí, una de las descripciones más realistas e impactantes en ese aspecto gestáltico de la existencia proviene de C. G. Jung, quién en su libro de memorias – escrito en colaboración con Aniella Jaffé – nos dice, ya hacia al final de su vida, y en relación con ella:

Estoy contento de que mi vida haya transcurrido así. Fue una vida rica y me ha aportado muchas cosas. ¿Cómo hubiera podido esperar tanto? Fueron cosas puramente inesperadas las que sucedieron. Mucho hubiera podido quizás ser de otro modo, si yo mismo hubiera sido otro. Pero fue como debía ser; pues es por ello que soy como soy. Mucho ha surgido intencionadamente y no siempre resultó ventajoso para mí. Sin embargo la mayoría de cosas se han desarrollado naturalmente y por la intervención del destino. Me arrepiento de muchas tonterías que han sido causadas por mi obstinación, pero sino hubiera sido por ellas no hubiera alcanzado mi objetivo. Así pues, estoy desilusionado y no estoy desilusionado. Estoy desilusionado de los hombres y de mí mismo. He aprendido cosas maravillosas de los hombres y yo mismo he logrado realizar más de lo que me esperaba. No puedo formarme un juicio definitivo porque el fenómeno de la vida y el fenómeno del hombre son demasiado grandes. Cuanto más avanzaba en edad menos me comprendía, o me reconocía o sabía de mí.


De mí estoy asombrado, desilusionado, contento. Estoy triste, abatido, entusiasmado. Yo soy todo esto también y no puedo sacar la suma. No estoy en condiciones de comprobar un valor o una imperfección definitivos, no tengo juicio alguno sobre mi vida ni sobre mí. De nada estoy seguro del todo. No tengo convicción alguna definitiva, propiamente de nada. Sólo sé que nací y existo y me da la sensación de que soy llevado. Existo sobre la base de algo que no conozco. Pese a toda la inseguridad, siento una solidez en lo existente y una continuidad en mi ser.[6]

Contemplado desde esa perspectiva de completitud – que incluye la incompletitud -, de formación – que incluye lo no formado -, la definición de Gestalt o Totalidad incompleta deviene en la dificultad de un ser humano para realizar su existencia, entendida esa existencia como aquella que surge del desarrollo de la propia  experiencia. En ese caso la existencia es más pobre, más incompleta, en tanto en cuanto un ser humano está más bloqueado para experienciarla, una pobreza relacionada con  la dificultad para ganar experiencia - propio de lo neurótico -. En consecuencia, tanto más completa es la vida cuando se “llena” de experiencia, o en las siempre lúcidas palabras del poeta:

                                          Pide que tu camino sea largo.
                                          Que numerosas sean las mañanas de verano,
                                          En que con placer, arribes a bahías nunca vistas.
                                           …
                                         
                                          Ten siempre a Itaca en la memoria.
                                          Llegar allí es tu meta.
                                          Más no apresures el viaje.
                                          Mejor que se extienda largos años;
                                          y en tu vejez arribes a la isla
                                          con cuanto hayas ganado en el camino,
                                          sin esperar que Itaca te enriquezca.

                                          Itaca te regaló un hermoso viaje.
                                          Sin ella el camino no hubieras emprendido.
                                          Más ninguna otra cosa puede darte.

                                          Aunque pobre la encuentres, no te engañará Itaca.
                                          Rico en saber y vida, como has vuelto,
                                          comprendes ya que significan las Itacas [7].


Ante la muerte

Cuando nos atrevemos a interrogar nuestra vida a la luz de la consciencia de la muerte se comprenden muy bien los versos de Kavafis así como los de Machado:


Caminante, son tus huellas
El camino, y nada más;
Caminante, no hay camino,
Se hace camino al andar.
Al andar se hace camino,
Y al volver la vista atrás
Se ve la senda que nunca
Se ha de volver a pisar.[8]


Hay, en el sentido que aquí mostramos, un claro paralelismo entre la idea de gestalt como tendencia a realizar la propia existencia con el principio de individuación de Jung, quién lo define como:

El proceso de formación y particularización de los seres individuales y, en especial, el desarrollo del individuo psicológico como ser distinto de lo general, distinto de la psicología colectiva. La individuación es, por tanto, un proceso de diferenciación cuya meta es el desarrollo de la personalidad individual. La necesidad de individuación es una necesidad natural, en cuanto que impedir la individuación mediante normas inspiradas preponderantemente o casi exclusivamente en criterios colectivos significa perjudicar la actividad vital individual. [9]

Lo cual no es a costa de la colectividad, sino que el proceso de individuación conlleva a relaciones más amplias e intensas:

El proceso de individuación tiene dos aspectos principales: por una parte es un proceso interno o subjetivo de integración; por otra es un proceso objetivo de relación  igualmente imprescindible. Lo uno no puede ser sin lo otro, aunque el primer plano lo ocupe ora lo una, ora lo otro.[10]

No parece pues extraño que la vida relacionada con el ganar experiencia sea aquello que le confiere sentido, tanto en el de la totalidad psíquica como en el sentido entendido como camino de propia vida. La consciencia de la muerte como interrogadora de la vida nos indica que no nos distraigamos y que mal negocio es "dejar para mañana aquello que puedes hacer hoy" teniendo en cuenta que ni tan siquiera esto puede considerarse una sentencia definitiva, pues considerada como sentencia, tiene también sus obvias excepciones...


_______________________
[1] Kierkegaard, Soren. Las obras del amor. Sígueme ediciones,pág.413
[2] Naranjo, Claudio. La vieja y novísima gestalt. Actitud y práctica. Editorial Cuatro Vientos, pág. 44
[3] Ídem anterior, pág. 50
[4] Ídem anterior, pág. 46
[5]  Le Guin, Ursula K. Un mago de Terramar (Libro I de Los Libros de Terramar). Minotauro.
[6] Jung, C. G. Recuerdos, sueños, pensamientos. Biblioteca breve. Seix Barral.
[7] Kavafis, Constantino. Poesías Completas. Traducción de José María Alvarez. Poesía Hiperion.
[8] Machado, Antonio. Campos de Castilla – CXXXVI – Proverbios y cantares.
[9] Jung, C. G. Tipos psicológicos. Definiciones. Edhasa.  Par. 854
[10] Jung, C. G. Psicología de la transferencia. Obras completas Vol. 16. Editorial Trotta. Par. 448



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