AVISO. Por la naturaleza de los trabajos de este blog, el argumento e incluso el final de las peliculas son generalmente revelados.

lunes, 31 de octubre de 2022

SWALLOW (TRAGAR, Carlo Mirabella-Davis, 2019): SÍNTOMA Y CONFLICTO INTERNO.

SWALLOW (TRAGAR, 2019), la opera prima de Carlo Mirabella-Davis, toma como tema figura de su película un trastorno de conducta alimentaria poco conocido como LA PICA, que se caracteriza por la ingesta de objetos diversos que no son alimentos nutritivos (en la película vemos como Hunter - excelentemente protagonizada por Hale Bennett, cuya gama de distintos tonos y matices de expresión emocional son excepcionales -, como se traga primero una canica, luego una chincheta, y sigue con una pila, etcétera), si bien el fondo de la película, muy bien dirigido por Mirabella-Davis, nos muestra como el síntoma clínico es el resultado de un conflicto interno irresuelto en un entorno alienante.

El inicio de la película nos muestra a Hunter de espaldas desenfocada mirando al horizonte. Cuando la imagen se enfoca vemos un movimiento que se repetirá constantemente en su protagonista: ajustarse bien su perfecto peinado. Siguen luego distintas escenas sola en una casa de diseño, mientras por un instante vemos a Richie (Austin Stowell), su pareja, ajustándose una corbata. Tras otras imágenes donde vemos matar y desollar a un cordero, y como su carne es luego cocinada con esmero, llegamos, finalmente, a una cena donde asisten sus suegros y amigos de la familia. Todo ello para anunciar y celebrar, por boca de Michael (David Rasche), el padre de Richie, que éste es nombrado director ejecutivo de la empresa. Luego sigue una alabanza de Richie hacia Hunter que, dentro del entorno en el que se da, ya se sospecha que es tan formal como vacío: "Jamás lo habría conseguido sin mi hermosa novia Hunter".

A pesar de que parecería que Hunter vive en un entorno idílico, las imágenes, en esos primeros compases de la película, en la que su imagen deambula solitaria en un ambiente de diseño tan formal y frío, de colores pastel asépticos, como plastificados, y en la que ella no parece ser más que un complemento del diseño. En realidad, ya sospechamos que su situación tiene poco de idílico. En ese mismo sentido, durante la película vemos algunas escenas que recurren constantemente al equilibrio que sugiera la simetría y que, a la vez, y en relación a los personajes que se encuentran en ellas, genera una fuerte sensación de distanciamiento y frialdad.


I. LA MANIFESTACIÓN DEL TRASTORNO.

Es en este contexto que Hunter queda embarazada, y es con este que empezarán sus problemas alimentarios. Efectivamente, se ha observado que EL PICA se manifiesta, en ocasiones, con el embarazo. A partir de ese momento vamos observando dos cosas: el ninguneo con el que es tratada por sus suegros y, aunque no lo parece, también por Richie, y por otra parte el inicio de la ingesta de objetos no alimenticios como lo es su primer objeto: una canica. No obstante, hay un hecho que nos vincula el desarrollo del trastorno psíquico con el conflicto del mundo interno de Hunter, y que se trata de una frase de un libro de autoayuda que le regala Katherine, su suegra, y que dice:

Intenta hacer algo imprevisto todos los días. Anímate a intentar cosas nuevas.

La película nos deja claro que los días de Hunter no son más que una copia el uno del otro, vacíos y sin sentido y que, en realidad, el entorno no es mas que una pecera en que lo formal y aparente no deja lugar para una verdadera intimidad, una pecera en la que Hunter está encerrada.


Así, ese algo nuevo, ese algo imprevisto, será la ingesta de objetos que implican cada vez un poco más de riesgo. Ese acto, que devendrá compulsivo, será, en el fondo, el síntoma por el que Hunter pretender ser un individuo y no lo que verdaderamente es, un mero ornamento estético que ha de estar de acorde con la casa y con el entorno de Richie y sus padres. Y es así, que tras contemplar una canica, decide realizar su primera ingesta, a la que seguirá luego una chincheta, una pila, papel y demás objetos.


Un encuentro con Katherine (Elizabeth Marcel), su suegra, en una de esas frías simetrías que el director nos ofrece, pone el dedo en la llaga, cuando tras quedar claro que Hunter era una chica sencilla sin mucho porvenir profesional que tuvo "la suerte" de conocer a Richie, y con él a sus padres ("Estoy muy agradecida a Richie y a ustedes por proveerme de una base sólida para mi sustento" - le dice Hunter -), Katherine le dice:

El mejor consejo que siempre he recibido fue: FINGE HASTA QUE LO LOGRES. ¿Estas fingiendo o lo has logrado?

Ante la sorpresa de Hunter, Katherine continua: ¿Eres feliz o finges que lo eres? No sin sorpresa por el giro de la conversación Hunter contesta que sí lo es. ¿Pero lo es realmente? Todo apunta que esta pregunta pone de relieve que ella se esfuerza para ser feliz, pero el trastorno pone de relieve que no lo es. De ella se desea una apariencia que se esfuerza por mantener en un entorno que la aplasta. El síntoma pone de relieve que en su inconsciente la realidad es que finge ser feliz pero que no lo logra. En todo caso, el precio de que el fingimiento derive en logro es ser pura apariencia, lo más cercano a un no ser.


Otro momento clave es cuando en una fiesta Richie esta con unos amigos suyos, y uno de ellos le pide un abrazo. Ante su sorpresa, y objetando que es la mujer de Richie, el amigo repite: es un abrazo, sólo un abrazo, me siento solo. Ella accede entonces y observamos como con el abrazo algo de ella también parece descansar o reposar, quizá efecto de ese breve momento de afecto, encuentro e intimidad de dos seres que se sienten solos.

II. EL TRASTORNO SE DESCUBRE: HIPERCONTROL Y TRAICIÓN.

Tras una visita al ginecólogo se descubre en la ecografía que hay algún objeto extraño en su interior, lo que la lleva a la sala de operaciones de inmediato desvelándose que en su interior, efectivamente, se alojaban varios objetos extraños (una aguja imperdible, una pinza de tender, una pila, y otros). Tras esto se pone en marcha "la maquinaria familiar". Ante un Richie enojado que no entiende porque lo hizo Hunter responde: "¡No lo sé! Solo quería hacerlo y lo hice". Ante la incredulidad de Richie de que no lo hiciera antes Hunter, por primera vez, estalla en ira diciéndole: "¡¡Te digo que no lo sabía", pero ante la reacción aun más enojada e incrédula de Richie rápidamente se excusa. Este momento de rabia es el único momento en el que hasta ese momento Hunter es Hunter y no una apariencia. Aquí no finge.


A partir de este momento Hunter pasará a visitarse con Alice (Zabryne Guevara), psiquiatra y psicóloga de la familia y le pondrán a Luay (Laith Nakly), un cuidador e inmigrante sirio (huyendo de la guerra) cuya misión, en realidad, es vigilarla constantemente. Tres aspectos quisiera poner de en relación a esta fase de la película: el hipercontrol, la terapeuta y la traición.

En relación al hipercontrol.

Tras el descubrimiento de su trastorno, Richie y sus padres deciden ponerle un cuidador-vigilante con el objetivo de que no se trague ningún objeto. El resultado es que está todo el tiempo controlada, excepto cuando en el lavabo tiene ocultos algunos objetos que puede tragar. Como siempre, lo que se le dice no es lo que realmente es, si bien Hunter comprende perfectamente el objetivo de Luay, quien ya había cuidado a un miembro de la familia y que, como él mismo le dice, ya sabe por lo que está en su casa. La apariencia de ayuda que oculta la realidad del control y la vigilancia es hipócritamente justificada por su madre: "A mí me ayudaron cuando estuve embarazada, te quita bastante presión. Y aun estás recuperándote de tu estancia en el hospital. Cariño, Luay es de lo mejor que hay, NOS AYUDARÁ A AYUDARTE." 

En relación con la terapeuta.

Observamos que en los distintos momentos en los que aparece con Alice, su terapeuta, vamos conociendo algo de Hunter. En la primera ocasión se niega a hablar de su familia diciendo que fueron unos buenos padres con ella y que, en todo caso, lo único que desea es "solo quiero dejar de comerme cosas para hacer feliz a Richie y volver a nuestra vida normal", cuando en realidad su inconsciente, a través de su síntoma diría "solo quiero comerme cosas para sentir que existo dentro de esta vida anormal". 

En la segunda ocasión en la que aparece con la terapeuta, el informe médico indica que ha seguido ingiriendo objetos varios (una aguja, una piedra, una pila). Cuando le pregunta por qué lo hacer Hunter responde: "No lo sé... Me hacían sentir que controlo."  Palabras que coincidirían con "el solo quise hacerlo y lo hice" que le dijo a Richie. Una ilusión de control sobre sí misma y que, en la realidad, pone de manifiesto que no lo tiene en absoluto. En esta ocasión, y al finalizar la sesión, también le apunta que quiere hablar con ella "sobre mi madre, nuestra relación y todo eso."

En la tercera ocasión es cuando se revela el trauma de Hunter: es hija producto de una violación de su madre, quien por motivos religiosos la tuvo. De hecho Hunter la describe como: "Mi madre es una tarada religiosa de derechas. Mi familia no cree en el aborto, ni siquiera en casos de incesto o violación, así que aquí estoy." Aunque rápidamente lo compensa diciendo, con una emoción que ya nos indica lo contrario, (como hacia el final de la película se nos mostrará): "Pero mi padrastro se portó muy bien conmigo, y mi madre nunca se mostró resentida ni nada. Mis hermanas me quieren." Sorprendentemente lleva una foto del violador en su cartera. Al final de la sesión vemos como Hunter ya tiene una fuerte confianza en la terapeuta. Así, al despedirse, se dirige a ella y la abraza. En todo caso se dibuja ya que ella no es una hija deseada ni producto del amor, sino todo lo contrario, y que, como ocurre con aquellas mujeres que, como dice Hunter, son "religiosas de derecha", son mujeres que por no tener no tienen control ni de su propio cuerpo, mientras que su función como mujer quedan restringida a las ideas del cuidado del hogar y la familia y la maternidad.



La traición.

Dentro de su problema, Hunter aun verá multiplicada su sensación de estar controlada y, por decirlo claramente, violada en su intimidad, por dos actos de traición, siendo el segundo más importante que el primero.

En una fiesta por el aniversario de Richie, y a raíz de una metedura de pata de una compañera de trabajo con Hunter, esta se entera de que todos saben el problema de su trastorno. Visiblemente afectada, le dice a Richie que cómo ha podido contárselo. Este, una vez más, se justifica diciendo que ella les importa a todos y que se preocupan muchísimo por ella y que su dieta: "es un logro, un gran logro, tendrías que estar contenta" - le dice en el colmo de la hipocresía -. Sin embargo, y tras insistir Hunter en que "no puedo creer en que se lo hayas contado", aparece el verdadero Richie, quien ya visiblemente molesto por su insistencia le dice: "Vale, ¿te importaría no arruinarme la fiesta? Hablaremos de esto luego ". Y la deja plantada, a pesar de que más tarde dice quererla incondicionalmente y que va a hacer un esfuerzo por entenderla y ser más comprensivo, lo que convence a Hunter. Pero justo entonces llega la segunda y más grave traición.

En la escena que sigue al encuentro con la terapeuta donde le cuenta su historia, Hunter sorprende a Richie hablando con su terapeuta, quien le comunica que está en peligro por un sentimiento de culpa del pasado y que sólo podrá sobrepasarlo con su amor y aceptación y el de su familia. Al insistir Richie que quiere saber el motivo, la terapeuta accede a revelárselo bajo la amenaza de retirarle las visitas en nombre de un trato que se basaba en contarle todo lo relevante de su terapia. En esta ocasión nos hallamos ante una traición doble, la de Richie una vez más, y también la de la terapeuta en quién había depositado su confianza, y que viola el secreto profesional.


Bajo los efectos de esta doble traición a su intimidad, y con la sensación de estar bajo hipervigilancia, Hunter sufre un ataque de pánico, y en lo que es una imagen claramente metafórica de su realidad, se oculta bajo la cama. Sucede entonces otro hecho significativo, Luay se mete con ella bajo la cama, y al ver su desesperación le pone una mano en la espalda dándole palmadas para calmarla, a la vez que le repite "aquí está a salvo". Ella, entonces, también se la toma. Como anteriormente el abrazo con el amigo de Richie, o con la terapeuta, ahora la mano de Luay es un pequeño momento de intimidad.

El efecto de esta doble traición, junto al entorno en el que vive, refuerza su alienación bajo un sentimiento de culpa que corroe a las personas que han sufrido un trauma de estas características. Un trauma en la que se nace y se es hijo de la violencia brutal y la rigidez ideológica en lugar del deseo y el amor. Un trauma que la hace diferente para sus hermanas, así como para su madre y su padrastro. La doble traición de Richie y su terapeuta refuerzan la sensación latente de ser indigna de ser amada y de ser un problema para todos, devolviéndola a una profunda soledad llena de culpa y desesperación.  Esto la llevará, tras dejar bajo la cama a Luay dormido, a ingerir un destornillador con el que realmente se produce daño corriendo un serio peligro. Todo síntoma, como forma de un conflicto irresuelto, y aunque habla de él, es finalmente un peligro que amenaza con agravar la salud mental y física del que lo sufre, pues el síntoma habla del conflicto y surge como una resolución ficticia e inadecuada (agravada por el goce que lo acompaña) producto de la incapacidad para afrontar el verdadero problema. Sin embargo, Luay se despertará a tiempo para evitar el mal mayor.


III. LIBERACIÓN Y RECUPERACIÓN DE LA IDENTIDAD.

Tras esta nueva ingesta, Richie y familia ya preparan el siguiente paso: el ingreso en un hospital psiquiátrico. Lo que vamos a observar en esta escena es todo lo contrario de lo que Alice, la terapeuta, le dice a Richie, que Hunter necesita su amor y aceptación y el de su familia. En lugar de esto, y tras las traiciones sufridas, asistimos a su retraumatización cuando se quiere forzar  que acepte su ingreso en el hospital porque si no Richie - por boca de su padre - pedirá el divorcio. Es interesante observar como todo esto sucede bajo la mirada de Luay quien, desde su más que posible trauma de guerra, parece comprender lo que le está sucediendo a Hunter. Y así será él quien la ayudará a huir de toda la locura que la envuelve en lo que será el inicio de su camino de liberación y recuperación de su identidad. Hunter decide afrontar la raíz del conflicto sobre la que su síntoma se ha construido.

Tras su huída todo va tomando forma. Veamos:

En primer lugar Hunter abandonará el entorno en el que se ha alienado. Llamará a Richie para decirle que no piensa volver. Como siempre, y tras la aparente y manipuladora buena respuesta (te amo, te necesito, todo será distinto y vuelve), cuando esta no se ve asumida (pues el problema para Hunter no es volver sino recuperarse a sí misma), generará la verdad que se oculta tras la buena apariencia. Tras decirle un categórico "no" a volver, Richie empieza a mostrar esa verdad oculta, y así le dice: "¿Y qué vas a hacer? ¿Vas a vivir en la calle? No eres buena en nada, no sabes hacer nada. Es lo que hay, es la mejor opción que vas a tener. Vuelve, o vuelves o voy a ir a por ti (en tono de amenaza). Joder que si voy a ir, puta desagradecida." Esa es la realidad que se oculta tras el amor incondicional de Richie. Cuando la muñeca que había incorporado a su vida como un mueble más empieza a ponerse en su lugar, no queda nada más que desprecio y brutalidad. Desprecio que se verá confirmado cuando ante su reiterada negativa ya estalla en gritos: "¡Vuelve aquí con mi hijo!" - ni tan siquiera "nuestro" -.


En segundo lugar asistimos a la verdad que se oculta tras la apariencia de su familia. Efectivamente, tras dejar el motel donde se ha alojado llama a su madre. Una vez más, la apariencia de las buenas formas oculta una verdad muy distinta. En principio su madre la recibe con voz dulce y cariñosa, y tras decirle Hunter que necesita verla por una emergencia, todo parece ir bien: "será genial pasar un rato juntas [...] claro bonita, siempre eres bienvenida", apariencia a la que sigue la verdad oculta: "... solo que tu hermana está aquí con su bebé recién nacido y apenas tenemos sitio." Hunter repone que no molestará, y de la misma manera que Richie, su madre les responde brutalmente: "¡Es que no hay sitio bonita!" Hunter cuelga el teléfono bruscamente. Una vez más se la hace sentir indigna de amor y un problema.

En tercer lugar llegamos a la confrontación con el padre biológico, el violador de su madre. Finalmente va a su casa y descubre que William Erwin (Denis O'hae), es un hombre ahora felizmente casado que está celebrando una fiesta de cumpleaños de su hija. Tras darse a conocer, y tras unos momentos de tensión, le pregunta porque lo hizo:

No puedo explicarlo. Estaba ido, no hay forma de justificarlo. Me sentía, me hacía sentir especial, Es como que un secreto te hace fuerte. Todos pensaban que era un tipo normal, ¡pero yo me sentía jodidamente importante, era poderoso, era dios! Y después acabé en la cárcel y me trataron como una puta mierda. Me pegaron tales palizas que tuve que llevar una colostomía, y entonces me di cuenta que no era dios, era basura.

Y tras escuchar su historia se da un diálogo propio de una reestructuración de una escena traumática:

Hunter: ¿Te avergüenzas de mí?

William: No... pero sí de lo que hice.

Hunter: ¿Soy como tú?

William: No lo sé. ¿Lo eres?

Hunter: No, pero necesito oírte decirlo.

William: No eres yo. Tù... tú no has hecho nada, no has hecho nada malo (Hunter se emociona). No es culpa tuya.


Escena sorprendente, en tanto en cuanto es finalmente el padre-violador quién devuelve la paz a Hunter. Movimiento necesario para que ella pueda retornar a sí misma y a un sano control y poder decisorio sobre sí misma y su vida.

IV. UNA VIDA QUE SE DESATASCA Y CONTINÚA SU CAMINO.

Hunter, finalmente, aborta siguiendo un camino totalmente distinto al de su madre, decidiendo por sí misma seguir con su vida lejos de Richie y su familia, lejos de su familia, lejos del mundo de la apariencia y las falsas verdades. Su imagen al final de la película es muy distinta de la imagen de la muñeca perfecta, pero alienada, que ofrece durante toda la primera parte. Su melena perfecta, constantemente reconocida, es substituida por  una melena recogida en una cola, sus elegantes vestidos por unos tejanos y una camiseta con un estampado, y con su mochila dispuesta para arrancar y seguir con su nueva vida.


Un último apunto. Swallow puede verse como una versión dramática de Alice, de Woody Allen (más en clave de comedia), que ya comentamos en este blog (pulsar aquí para acceder enlace), pues en ambos casos vemos a mujeres alienadas en entornos donde son menospreciadas y conminadas a un papel de sustento de la familia, el hogar y los hijos, pero que finalmente renuncian a todo este mundo de apariencias para tomar el control de sí mismas e intentar vivir su vida.

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