AVISO. Por la naturaleza de los trabajos de este blog, el argumento e incluso el final de las peliculas son generalmente revelados.

domingo, 8 de julio de 2012

LA OLA (DIE WELLE), ANÁLISIS PSICOLÓGICO: EL YO Y LA PSICOLOGÍA DE MASAS


Una clase especial de masa se configura mediante una prohibición: muchos ya no quieren hacer lo que hasta este momento han estado haciendo como individuos. La prohibición es repentina; se la imponen ellos mismos. Puede ser una prohibición antigua que hubiera caído en el olvido; o una que se exhuma cada cierto tiempo. Pero también puede ser una completamente nueva. En todo caso golpea con la mayor fuerza. Tiene lo absoluto de una orden, pero en ella lo decisivo es su carácter negativo. Nunca viene realmente desde fuera, aunque tenga la apariencia contraria. Siempre surge de una necesidad de los propios afectados. En cuanto se pronuncia la prohibición comienza a formarse la masa. Todos se niegan a hacer lo que un mundo exterior espera de ellos. Lo que, hasta ahora, han hecho sin mucho alarde, como si les fuera connatural y nada difícil, de pronto no lo hacen por ningún motivo. En la determinación de su negativa se puede reconocer su solidaridad. La negativa que impone la prohibición se contagia a la masa desde el instante de su nacimiento, y sigue siendo, mientras subsiste, su rasgo esencial. Así, también podría hablarse de una masa negativa. La resistencia es el elemento que la configura: la prohibición es una frontera y un dique; nada debe cruzar aquella, nada desbordar éste. Uno vigila al otro para ver si sigue siendo parte del dique. Quien cede o infringe la prohibición es repudiado por los otros. [1]

Este texto de Elias Canetti, proveniente de su magna obra Masa y poder, le viene a medida a la excelente película alemana La Ola - Die Welle, 2008 -, en especial por la fuerza de su guión, y bien dirigida por Dennis Gansel. La Ola reflexiona, partiendo de un hecho verídico, sobre la posibilidad, y la facilidad, con la que se puede reinstaurar en la mente de las masas, en este caso de jóvenes estudiantes alemanes, un régimen de tintes fascistas como lo fue en su momento el nacionalsocialismo alemán.  Constituye esta película, y su reflexión subyacente, un buen ejemplo en un momento en el que asistimos al surgimiento de movimientos radicales por toda Europa, con distintos pesos, así como la llegada al poder, a través de ejercicios democráticos, de personajes como Donald Trump en estados Unidos, la primera potencia mundial, o Jair Bolsonaro en una economía emergente como Brasil. O, sin ir más lejos, con la llegada de VOX en el estado español con el añadido de que la derecha española se ha avenido a negociar con ellos (PP) o a tolerarla y consentirla (Ciudadanos).

La presente entrada pretende reflexionar sobre esta película y sus interesantes aportes a partir del enfoque de Freud en Psicología de las masas y análisis del yo (1921) y de la obra ya citada de Elias Canetti, Masa y poder (1960).
La clase, el grupo, el uniforme, el saludo, el canciller

1. MASA Y UNIFORMIDAD:  AMOR, PERTENENCIA Y SENTIDO.

Al profesor de  instituto Rainer Wenger (Jürgen Vogel) se le encarga que de el tema de la autocracia durante la semana de proyectos en la que se analizan los distintos sistemas políticos. Rainer es presentado como un individuo de naturaleza rebelde, fuerte - es el entrenador de waterpolo del equipo de la escuela - y entusiasta, así como, curiosamente, con una cierta imagen neonazi. Rainer decide proponer a sus alumnos algo interesante, una propuesta en la que más que explicar la autocracia se la viva como experiencia. Los alumnos votan que sea él el dictador. Así empieza el proceso de uniformidad, es decir, a potenciar los elementos que destacan más las semejanzas del grupo que las diferencias de la individualidad. Efectivamente, Rainer,como dictador decide ciertas actuaciones con las que se potenciará la uniformidad del grupo: le pedirán permiso para hablar y le hablarán de usted; cuando hablen se levantarán; practica con ellos distintas dimensiones en las que se demuestra la fuerza del grupo como fuerza uniforme; luego propone que vistan de uniforme (no de una forma militar, pero lo que la película demuestra es que cuando se uniformiza toda vestimenta adquiere la fuerza de un uniforme militar;, propone que tengan un nombre (La Ola); se potencia su presencia en las redes sociales. Elias Canetti destaca cuatro propiedades de la masa. La segunda de ellas es “en el interior de la masa reina la igualdad” y nos dice al respecto:

Se trata de una igualdad absoluta e indiscutible y jamás es puesta en duda por la masa misma. Posee una importancia tan fundamental que se podría definir el estado de la masa directamente como un estado de absoluta igualdad. Una cabeza es una cabeza, un brazo es un brazo, las diferencias entre ellos carecen de importancia. Uno se convierte en masa buscando esta igualdad. Se pasa por alto todo lo que pueda alejarnos de este fin. Todas las exigencias de justicia, todas las teorías de  igualdad extraen su energía, en última instancia, de esta vivencia de igualdad que cada uno conoce a su manera a partir de la experiencia de la masa. [2]

Poco a poco lo que empieza a tomarse a broma, y con cierta ironía, va tomando fuerza y va unificando a la mayoría de la clase en torno a La Ola. Evidentemente, la película se construye partiendo sobre los escasos valores y la falta de sentido sobre la que viven los jovenes en nuestra sociedad. A un entorno material evidente, incluso excesivo, se le añaden fallas evidentes en el entorno afectivo, ético y espiritual (entendido éste en un sentido no necesariamente religioso), tanto en el entorno familiar, como escolar y social. ¿Qué les ofrece así Rainer - sin proponérselo - a los jovenes de su clase? Dos elementos en la formación de un grupo o de una masa parecen evidentes: la sugestión recíproca de los individuos y el prestigio del caudillo. Sin embargo, Freud se pregunta que si  bien esto es cierto, esto es en sí descriptivo... la cuestión que él se hace es por qué esto se da. Y es así como recurre al concepto psicoanalítico de “líbido”:

Líbido es un término perteneciente a la teoría de la afectividad. Designamos con él la energía […] de los instintos relacionados con todo aquello susceptible de ser comprendido bajo el concepto de amor. El nódulo de lo que nosotros denominamos amor se halla constituido […] por el amor sexual, cuyo último fin es la cópula sexual. Pero, en cambio, no separamos de tal concepto aquello que participa del nombre de amor, o sea, de una parte, el amor del individuo a sí mismo, y de otra, el amor paterno y el filial, la amistad y el amor a la Humanidad en general, a objetos concretos e ideas abstractas. [3]

La hipótesis de Freud al respecto de la psicología de masas es que “en la esencia del alma colectiva existen también relaciones amorosas (o para emplear una expresión neutra, lazos afectivos)" [4]

Efectivamente, eso es algo que observamos en la película en las relaciones que se establecen entre los individuos de La Ola a medida que avanza el grupo: camaradería, objetivos compartidos, guía – canciller -, etc. Se observa, como bien indica Freud, que en la masa desaparecen las consecuencias de la intolerancia narcisista que caracteriza más al individuo:

Toda esta intolerancia desaparece, fugitiva o duraderamente, en la masa. Mientras que la formación colectiva se mantiene, los individuos se comportan como cortados por el mismo patrón: toleran todas las particularidades de los otros, se consideran iguales a ellos y no experimentan el menor sentimiento de aversión. [5]

Freud ofrece su respuesta a este fenómeno: tal restricción del narcisismo no puede ser provocada sino por un solo factor; por el enlace libidonoso a otras personas. [6]

- Masa, líbido, pertenencia y confluencia.

Creo que lo que ahora voy a matizar es algo que está implícito en las palabras de Freud, pero que considero interesante reflexionarlo en los términos con los que aquí lo voy a plantear. Como veremos más adelante, y a través de un guía-canciller, la masa procede a una transmutación del narcisismo. Si bien, y efectivamente, asistimos a una reducción o desaparición del narcisismo individual éste, en realidad, se transmuta en narcisismo grupal. La intolerancia y la hostilidad, que tan a menudo aparecen en las relaciones afectivas, caracterizando lo que Freud denomina ambivalencia afectiva, no se manifiesta en el grupo pero si que, en muchas ocasiones, lo hace hacia fuera del grupo, hacia los que no son como ellos. Reacciones agresivas, intolerantes, secretismo y elitismo, superioridad, racismo, intervencionismo etcétera definen posiciones hacia lo que no es, o los que no son, como ella. Esta es una dimensión que, en menor o mayor grado, se observan a menudo en las masas o agrupaciones con carácter estable.

Una lectura de este narcisismo de masa o grupal se puede leer también en dos claves: el resultado de la necesidad de pertenencia y el efecto del mecanismo de defensa de la confluencia.

La líbido entendida como la energía relacionada con las distintas manifestaciones del amor nos permite también reflexionar sobre la necesidad de pertenencia, de arraigo. Formar parte es algo que está en el ser humano como una necesidad esencial, puesto que esto lo une a otros seres humanos en un ámbito de aceptación, participación y complicidad. Sin embargo, el arraigo o la necesidad de pertenencia pueden entenderse en términos positivos cuando esta se fundamenta en el compartir aspectos de nuestra vida, ideas, creencias, tradiciones etcétera a la vez que mantenemos nuestra identidad como individuos. Pertenecer pudiendo mantener nuestras diferencias, aquellas que nos caracterizan como ser humano individual.

En ciertos tipos de masa o de agrupaciones observamos, sin embargo, que su sentido se basa en la eliminación de lo individual – quizá el uniforme es uno de los símbolos que más representa este aspecto – y en la exaltación de los valores sobre los que se constituye esta masa o agrupación. Es decir, el individuo se define en virtud de su pertenencia. Este es un punto fundamental, porque es el punto sobre el que se construye el narcisismo de la masa o el grupo. El individuo que se define en virtud de su pertenencia a un grupo o masa entra en lo que podríamos llamar una líbido confluente, es decir un amor en el que las fronteras entre el yo y el nosotros no existe. Recordemos que la confluencia es un mecanismo de defensa definido en la Gestalt, y que se define como aquel en el que el individuo no siente los límites o las fronteras entre su yo y el entorno, donde las partes y el todo se hacen indistinguibles.

- El sentido.

Esto es lo que se observa en La Ola, teniendo como a uno de sus máximos exponentes a Tim (Frederik Lau), quien al final, cuando Rainer quiere disolverla ante lo que se está convirtiendo, es incapaz de sostenerlo y se suicida después de haber herido a un compañero. Un punto de vista de la película de Dennis Gansel que coincide con la hipótesis de Freud es que, en este caso, La Ola se crea  no por problemas sociales del tipo pobreza, paro o injusticia… La Ola se crea entre jóvenes con una baja autoestima y una profunda falta de sentido provenientes de familias de clase media con un pobre soporte afectivo e interés real por sus hijos y que deviene en una profunda desorientación existencial, en un sentimiento de vacío y de falta de sentido de su propia existencia. Sin proponérselo esto es lo que Rainer, en su experimento, les ofrece: un lugar al que pertenecer, un lugar en el que tienen sentido, en el que se sienten aceptados porque finalmente “todos son uno y uno son todos”... un lugar de líbido afectiva confluente donde no hay lugar para la diferencia, la identidad o la individualidad, pero en el que la líbido afectiva circula, y no tengo la menor duda de que  el amor es uno de los elementos fundamentales del sentido. Un lugar en el que existimos como todos porque sentimos que no podemos hacerlo como uno.

Tim (Frederik Lau)

Hay varias escenas en las que se observa este aspecto de la autoestima tocada de algunos de sus protagonistas, incluso del mismo Rainer, quien en un momento de discusión con su pareja, a raíz de unos actos violentos en un partido de waterpolo, se establece el siguiente diálogo:

Anke: Te gusta que te adoren, que esten en clase pendiente de lo que hablas...
Rainer: ¿¡Qué quieres decirme!?  ¡A ti no tegustaría que estuvieran pendientes de lo que dices...! ¡Eres profesora... que me estás contando!
Anke: ¡No es eso en absoluto...! ¡Los alumnos ven un modelo en tí y tú los manipulas para tus fines. Es sólo una cuestión de tu ego...! ¡Es que nos puedes verlo!
Rainer: Sabes lo que pienso, que estas celosa... Si, porque no ven un modelo a seguir en alguien que fue número uno de su promoción. Si... el pedagogo de segunda te muestra el camino.
Anke: ¿El pedagogo de segunda? ¿Ese es el problema?
Rainer: Si, eso es lo que pensáis de mi. Un bachillerato sacado a la segunda y licenciado en deportes y política... ¿Qué es eso?
Anke: Nunca hubiera creído que te afectara tanto.
Rainer: ¿¡No crees que me hubiera afectado tanto!? ¡¡Al menos yo no tengo que tomarme una pastilla cada lunes por la mañana por tener un miedo tremenso a la escuela!!

Excelente diálogo que, a la vez que ilustra los problemas de la autoestima en Rainer, nos sirve también para ilustrar el tema de la ligazón del líder como modelo (ideal del yo) de los individuos que constituyen la masa o el grupo.

El logo de "La ola"

2. EL LÍDER Y EL PROCESO DE IDENTIFICACIÓN.

Freud, en su análisis, destaca el papel del líder como un elemento fundamental de las masas dinámicas, es decir, de aquellas que persisten y son activas, y así, hablando de dos masas artificiales como la iglesia y el ejército, destaca lo siguiente:

Su condición previa consiste en que todos sus miembros sean igualmente amados por un jefe. Ahora bien: no habremos de olvidar que la reivindicación de igualdad formulada por la masa se refiere tan sólo a los individuos que la constituyen, no al jefe. Todos los individuos quieren ser iguales, pero bajo el dominio de un caudillo. Muchos iguales capaces de identificarse entre sí y un único superior: tal es la situación que hallamos realizada en la masa dotada de vitalidad. [7]

Conocemos como algo característico de la mayoría de los regímenes autocráticos el culto a la personalidad: Hitler, Stalin, Franco, Mao, Musolini, Kim Il Sung o el Gran Hermano de George Orwell. ¿Qué función tiene este culto? Evidentemente el cultivo del modelo. El guía o el caudillo que indica el camino. Y a este respecto nos dice Freud:

Establecer la fórmula de la constitución libidinosa de una masa, por lo menos de aquella que hasta ahora venimos examinando, o sea la masa que posee un caudillo y no ha adquirido aún, por una “organización” demasiado perfecta, las cualidades de un individuo. Tal masa primaria es una reunión de individuos que han reemplazado su ideal del “yo” por un mismo objeto, a consecuencia del cual se ha establecido entre ellos una general y recíproca identificación del “yo”. [8]

Efectivamente, observamos en los miembros de la masa o del grupo una sustitución de su ideal del yo por el modelo que representa el líder o el caudillo – el que les dota de sentido y les ofrece valores -, mientras que la identificación - la ligazón afectiva - se produce entre los propios individuos de la masa. Y es esa identificación con individuos que comparten el mismo ideal del yo lo que produce la sensación de comunión. Dice Freud al respecto del ejército:

Es evidente que un soldado convierte a su superior, o sea en último análisis, al jefe del ejército en su ideal; mientras que, por otro lado, se identifica con sus iguales y deduce de esta comunidad del yo las obligaciones de la camaradería, o sea el auxilio recíproco y la comunidad de bienes. [9]

La película Patton (Franklin J. Schaffner, 1970, guión de Francis Ford Coppoda) es un buen ejemplo en ese sentido del caudillo como general militar. Esa es la misma función que en un momento dado Rainer empieza a ejercer sobre su clase al adoptar el papel de caudillo y dinamizador de La Ola.

Jürgen Vollen en el papel del profesor Rainer Wenger 
 
El caudillo se relaciona con la cuarta propiedad que Canetti destaca de la masa: "la masa necesita una dirección":

Está en movimiento y se mueve hacia algo. La dirección, que es común a sus componentes, intensifica el sentimiento de igualdad. Una meta, que está fuera de uno y coincide en todos, sumerge las metas privadas, desiguales, que serían la muerte de la masa. Para su subsistencia la dirección es indispensable. El temor a desintegrarse, que siempre está vivo en ella, hace posible orientarla hacia objetivos cualesquiera. La masa existe mientas tenga una meta inalcanzada. Pero todavía hay en ella otra tendencia al movimiento que conduce a formaciones nuevas y superiores. A menudo  no es posible predecir la naturaleza de estas formaciones. [10]

El mito que nos ejemplifica de mejor manera la relación entre la masa y el caudillo, y en este caso de carácter religioso, es la relación de Yahvé con su pueblo. Se establece entre ambos una relación de dependencia en la que uno no se puede definir sin el otro. Yahvé, como muchos caudillos o dictadores deriva en un dios celoso, irascible, vengador, caprichoso, obsesivo y paranoico que ante los deslices de su amado pueblo de Israel no duda en establecer prohibiciones, castigos, extinciones y alianzas con su pueblo.

3. MASA E INDIVIDUO.

El individuo se manifiesta como el peligro interno de la masa: es la manifestación de la diferencia, de la desigualdad, el representante de la inestabilidad. Las reacciones al individuo que se diferencia de la masa provocan su reacción narcisista, su manifestación de intolerancia y hostilidad. La reacción de la masa con el individuo se corresponde con la tercera propiedad que Canetti destaca como propia de ella: “la masa ama la densidad”, y nos dice al respecto:

No hay densidad que la alcance. Nada ha de interponerse, nada ha de quedar vacilando, en lo posible todo ha de ser ella misma. [11]

Y así las actitudes más individualistas son vistas como fracturas narcisistas en la densidad de la masa. Esto es algo que se observa en distintos momentos de la película, por ejemplo en el diálogo entre Karo (la individualista que no se adapta al grupo) y Lisa:

Karo: ¿Os habéis puesto todos en contra de mí con vuestras camisas blancas?
Lisa: ¡Que tontería!
Karo: Las cosas ahora funcionan…
Lisa: Karo, estás enfadada porque no hemos votado tu propuesta…
Karo: ¿Perdona?
Lisa: No ves que sacas de quicio a todos con tu forma de mandar…

Karo: Estás loca o qué…
[Sigue el enfado por las revelaciones de Marco, el novio de Karo, a Lisa)
Lisa: Yo no tengo un novio, por si no te has enterado. ¡Siempre hablamos de ti! […] Estás cabreada porque La Ola no funciona según tu voluntad. ¿Es una sensación incómoda verdad? ¡Pues vete acostumbrando!



Veamos la escena que había precedido a este momento en la que ya todos vestidos de uniforme, excepto Karo, esta es segregada de manera sutíl por Rainer y los compañeros de clase:

De la misma manera tiene por protagonista a Karo y a Marco en una escena parecida a la de Rainer y Anke después de un partido de waterpolo y que finaliza con una pelea en la piscina:

Karo: … ¡Que ha pasado con vosotros! ¡Qué ha pasado hoy en la piscina!
Marco: ¡Por primera vez la piscina estaba llena!
Karo: ¿Y la pelea?
Marco: ¡Esto ha sido por esta mierda1 – en referencia a un escrito que ha hecho Karo para parar La Ola-
Karo: No entiendes absolutamente nada.
Marco: ¡Habríamos ganado si no lo hubieras echado todo por tierra! ¿Eso te molestaba no? Por primera vez habría estado yo en el centro…
Karo: Idiota…

Marco la sigue, la coge y forcejean, ella le abofetea y el la golpea…

Veamos como en todo momento se hace presente el fenómeno de la baja autoestima, la poca importancia y la insatisfacción propia, tanto en Mona como en Marco. Poco a poco se va observando como conforme el grupo se densifica más, se hace más compacto, las reacciones de violencia a su cuestionamiento aumentan. Como diría Canetti - la escena de la piscina es clave en este sentido - la "masa de prohibición" se transforma momentaneamente en "masa de acoso" [12] contra aquel que pretende ser más allá de la masa.

La uniformidad de la masa

4. LA MASA Y EL ENEMIGO: LA DOBLE MASA.

Finalmente recurriremos al concepto de doble masa, desarrollado por Canetti, para explicar la importancia que en éste tiene el enemigo. Dice Canetti:

La más segura y, a menudo, la unica posibillidad para conservarse es la existencia de una segunda masa con la que compararse. Sea que se enfrenten en el juego y midan fuerzas o que se amenazen seriamente una a la otra, la visión o la representación intensa de una segunda masa no permite que la primera se desintegre [...]

El contra-otros influye sobre el nos-otros. La confrontación que en ambos provoca especial alerta, modifica la naturaleza de la concentración dentro de cada grupo. En tanto los otros no se hayan dispersado, uno mismo debe seguir agrupado. La tensión entre ambas turbas se traduce en presión sobre la propia gente [...] Pero si los adversarios amenazan y realmente está en juego la vida, la presión se transforma en la coraza de una decidida y unida defensa (o ataque) [13]

Efectivamente, el contra solidifica el nos al dotar de una meta y un objetivo: la eliminación del otro. En cuantas ocasiones no es utilizado esto como estrategia por gobiernos de todo tipo,  no necesariamente autárquicos. La  creación de un enemigo es sumamente útil para distraer la atención de cuestiones esenciales para la comunidad, o de dudosos intereses políticos, económicos o de clase. Asistimos en La Ola a distintos momentos en los que se va configurando el enemigo, pero hay un momento sumamente interesante a mi entender cuando Rainer les hace levantar y, tras una serie de movimientos de desentumecimiento, les hace marchar pisando fuerte el suelo como símbolo de unidad... Y, entonces, en un momento dado dice: "Este ejercicio persigue otro fin. Debajo de  nosotros esta la clase de anarquía de Willard y ¡¡quiero que el peso del techo caiga sobre nuestros enemigos!!  Así se empiezan construyendo los enemigos: por la diferencia."ferencia.

El enfrentamiento entre bandas

La suma de elementos y elementos va dotando a la clase de Rainer de las características de una masa que se estructura como masa de prohibición y que acaba siendo una peligrosa, agresiva e intolerante masa de acoso. Finalmente, cuando Rainer es consciente de lo que ha creado, intenta disolver La Ola pero los efectos ya son inevitabes puesto que el experimento ha llegado demasiado lejos. Tras el discurso con el que intenta hacer darse cuenta a los alumnos de aquello en lo que se están convirtiendo, asiste consternado al suicidio de Tim, el pánico de los alumnos, uno de ellos herido cuando Tim le dispara, y acabando la película detenido por la policía en estado practicamente de shock.

5. EL MIEDO Y LA CONSTRUCCIÓN DEL ENEMIGO.

El miedo es uno de los elementos políticos más utilizados para intentar crear, con distintos grados de "densidad" y "temporalidad", climas encaminados a crear masas que confirmen o apoyen distintas propuestas - en principio impopulares - de los partidos en el gobierno (recordemos el clima de miedo con el supuesto armamento masivo en propiedad del régimen de Sadam Hussein para justificar la guerra de Irak), o en los partidos que desean llegar a gobernar. Este factor miedo es un elemento indiscutible sobre el que se apoyan los regímenes y los partidos de corte fascista o totalitario mediante su constante invocación de la necesidad de agruparse en una masa uniforme de valores y una simbología que podemos definir como nacional-extremista que, además, incluyen la segregación de lo diferente, la creación de muros, la justificación del uso de distintos tipos de violencia (recordemos en como es visto el tema de la diferencia y la violencia de género para esos partidos), la desvalorización de lo que se proclama como diferente, cuando no su satanización. Y todo ello creado por una una sarta de mentiras, falsedades (las modernas fakes news o post-verdades) cuyo objetivo es la inflación, cuando no simple construcción, de miedos y enemigos. Fue Sam Keene quien, en unos versos estremecedores, definió ese campo en el que esos partidos o grupos políticos son verdaderos especialistas: en la construcción de enemigos.

Comienza con un lienzo en blanco
Esboza en él siluetas de hombres, mujeres y niños.

Hunde la brocha en el pozo de tu propia oscuridad
Dibuja en la cara de tu enemigo la codicia, el odio y la crueldad
que no te atreves a reconocer como propias.

Ensombrece todo asomo de simpatía en sus rostros.
Borra cualquier resto de la miríada de amores, esperanzas y miedos
que residen en el calidoscopio de su corazón infinito.

Deforma su sonrisa en una mueca cruel. Arranca la carne de sus huesos
hasta que sólo quede el abstracto esqueleto de la muerte.
Exagera cada rasgo humano hasta metamorfosearlo
en bestia, alimaña, insecto.

Rellena el fondo de tu lienzo con los demonios y figuras malignas
que alimentan nuestras pesadillas ancestrales

Cuando tu cuadro esté completo podrás matarlos sin culpa y despedazarlos sin sentir vergüenza.
Lo que has destruido, simplemente, es un enemigo de tu Dios.


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1. Canetti, Elias. Masa y Poder. Filosofía, Alianza/Muchnik, págs. 59 y 60
2. Ídem anterior, pág. 26
3. Freud, Sigmund. Psicología de masas y análisis del yo. OC Biblioteca Nueva, Tomo 3, págs. 2576-7
4. Ídem anterior, pág. 2571
5. Ídem anterior, pág. 2583
6. Ídem anterior, pág. 2583
7. Ídem anterior, pág. 2579
8. Ídem anterior, pág. 2592
9. Ídem anterior, pág. 2603
10. Ver nota 1, pág. 26
11. Ver nota 1, pág. 26
12. Ver nota 1, pág. 51
13. Ver nota 1, pág. 69 y 70
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