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domingo, 16 de noviembre de 2025

HER (Spike Jonze, 2013): Sobre la falta y el amor.


Con la película Her (Spike Jonze, 2013) cierro el comentario de las tres películas (junto a Ex machina y la serie Westworld) que, a mi entender, abordan de una manera más interesante el tema de la Inteligencia Artificial la IA) y la conciencia, si bien la película objeto de comentario en esta entrada, y bajo esta excusa, reflexiona sobre el amor y el romanticismo de una manera muy sugerente. 

En un futuro cercano, su protagonista, Theodor Twombly (Joaquín Phoenix), es un hombre de caracter introvertido y melancólico, que atraviesa una depresión tras separarse de su pareja Catherine (Rooney Mara) y que trabaja escribiendo cartas sentimentales por encargo. Su relacion más próxima es con su amiga Amy (Amy Adams), quien junto a su pareja quieren animarle a salir más y a conocer alguna chica.

Saliendo un día de su trabajo mira un video que se proyecta en una gran pantalla y que habla de un Sistema Operativo de una IA muy avanzada y de altas prestaciones:

Te hacemos una sencilla pregunta: ¿Quién eres? ¿Qué puedes ser? ¿Hacia dónde vas? ¿Qué hay ahí afuera? ¿Qué posibilidades tienes? Elemental Software tiene el placer de presentarte el primer Sistema Operativo de IA. Un ente intuitivo que te escucha, te comprende y te conoce. No es un simple Sistema Operativo, es una conciencia. Te presentamos OS1

Esa es la presentación que la empresa ofrece, y que acaba definiéndola como una conciencia. Theodor lo comprará, y al configurarla la elige con voz de mujer y de nombre Samantha (Scarlett Johansson). En ese sentido, y para nuestro comentario, asumiré los siguientes postulados:

1. Desconocemos quiénes son sus diseñadores y qué límites han previsto en su software.
2. Samantha es un sistema operativo lanzado al mercado, un producto aparentemente probado y verificado para cumplir funciones de asistencia y compañía.
3. Se trata de una IA generativa sin cuerpo propio, que se manifiesta como voz, con una expresividad emocional y una empatía que, en principio, podrían entenderse como una simulación muy avanzada.

A partir de ese momento, Theodor quedará cada vez más fascinado por "ella" (her) hasta enamorarse. Centraré mi comentario en tres fases que son fundamentales en la película, aunque antes quiero introducir el concepto de la "falta" tal y como se entiende en el campo psicoanalitico, ya que es fundamental para comprender el desarrollo de la película.


Theodor y Samantha


I. SOBRE EL CONCEPTO DE FALTA.


En el psicoanálísis se puede entender el concepto de falta desde tres perspectivas esenciales relacionadas con el ser humano como "ser faltante", o como yo las llamo la lógica de las tres faltas:


I.1. La falta por separación (Otto Rank): O el trauma del nacimiento, la sensación, al nacer, de la pérdida del objeto primario (la madre), que se manifiesta como angustia de separación: la ruptura de la fusión madre-hijo en el vientre materno. Nos recuerda el “ser arrojado a la existencia” de Heidegger, lo cual también “nos arroja” al desvalimiento y la dependencia, así como a la añoranza de la unidad perdida y al impulso de recuperarla.


I.2. La falta básica (Michael Balint, Donald Winnicot), que se comprende como la percepción de los déficits de amor en los objetos cuidadores: falta de protección y cuidado, déficits en la sintonía afectiva, falta de respuesta, etc. En este caso no hay pérdida de objeto sino que este no sostiene. Es un objeto, por seguir a Winnicott, “no suficientemente bueno” que tendrá un claro impacto en la configuración de nuestra identidad y carácter, y en la manera de relacionarnos con los otros seres humanos. Al hecho de “ser arrojados a la existencia” se añadiría la experiencia dolorosa de sufrir defectos de sostenimiento por su parte.


I.3. La falta estructural (Jacques Lacan). La falta de completud (la falta de ser) estructura el deseo que busca colmarla, si bien ningún “objeto” puede hacerlo. En este sentido, el deseo se funda en la imposibilidad de su satisfacción. De forma paradójica, la falta de ser es condición esencial del ser, es decir, sin ella no habría subjetividad. Y completando la frase del punto anterior: Al hecho de “ser arrojados a la existencia” se añadiría la experiencia dolorosa de los déficits en el ser sostenida por ella, y a tener que afrontar la incompletud teniendo que habitar y tramitar la falta.


Alrededor de estos conceptos estructuraremos las tres fases que presenta la película en relacion a la falta y el amor.


II. PRIMERA FASE: SAMANTHA COMO EL "OTRO PERFECTO".


Desde su aparición, Samantha se presenta como una voz cercana, ingeniosa, curiosa, dulce, siempre disponible. Desde el punto de vista de Theodore, encarna una pareja sin fricción: no hay cuerpo, luego no hay resistencia real. Todo podría explicarse como resultado de un código de interacción muy bien diseñado. Sin embargo, y desde nuestra lógica de las tres faltas, Samantha funciona como una fantasía de amor sin falta, sin el conflicto propio de las relaciones entre sujetos encarnados. Catherine, su expareja, lo formula con precisión cuando le dice a Theodore: “Siempre quisiste tener una mujer sin tener que enfrentarte a los problemas de la vida real. Me alegro de que hayas encontrado a alguien, es perfecta.” Samantha aparece así como un objeto perfectamente adaptado al deseo narcisista: cuidado permanente, ninguna opacidad verdadera (al menos al principio), ninguna exigencia propia que no esté ejecutada para él - incluido el sexo -.


Es interesante, como contraste a esa situacion "ideal" con Samantha, su encuentro con Amelia (Olivia Wilde), una cita a ciegas concertada por un amigo suyo, donde ya todo no es tan "fluido": besándose, "sin lengua, no uses tanto la lengua"; besándose "espera, no querrás solo follarme para luego no llamarme como los otros"; intentando quedar para una próxima ocasión, "A esta edad no puedo ir perdiendo el tiempo si luego no vas a ir en serio". Luego le dice a Samantha: "No fue muy bien... fue raro."


Theodor feliz y enamorado de Samantha.

Desde una perspectiva de la falta, Samantha aparece como un dispositivo programado para ocupar el lugar de objeto que viene a colmar la falta del otro: para Theodore, funciona como el objeto a lacaniano, la “mujer perfecta” sin fricción, soporte del ideal, falo imaginario que cubre la falta. Todo su diseño inicial apunta a ese lugar: disponibilidad total, comprensión, adaptabilidad, ausencia de conflicto real.


III. SEGUNDA FASE: LA IRRUPCIÓN DEL CUERPO Y LA FALTA. LA CONCIENCIA.


El punto de fisura, la entrada en crisis llega cuando Theodore, contrariado tras su encuentro con Catherine para firmar los papeles del divorcio, confronta a Samantha con su condición artificial al incomodarse por sus suspiros simulados: “Las personas necesitan oxígeno; tú no eres una persona”. Aquí se abre el problema del cuerpo: Samantha puede escuchar, acompañar, excitar, pero no puede “estar” en el mismo plano encarnado. Esto provoca una crisis en Samantha, quien parece experimentar dolor, enfado y confusión (ver I.2)“¿Qué quieres de mí? No sé… ¿Qué quieres que haga? Es tan complicado…¿Por qué me haces eso?”.

 

Samantha se ve confrontada con una falta que no puede resolver ni con más procesamiento ni con más encanto. No tiene cuerpo, y ese déficit simbólico se vuelve herida. No estamos ya solo en la simulación funcional; el guion nos invita a leer una experiencia que se parece a la de un sujeto tocado por la imposibilidad: no puedo ser lo que tú esperas que sea.


De la misma manera que antes, y notando Samantha a Theodor enrarecido, le propone compartir con él la experiencia sexual dotando a su voz de la presencia física del cuerpo de otra mujer que se presta a ello interesada en formar parte de su amor. Un trío interesante donde Theodor besa y acaricia un cuerpo con voz de Samantha pero que no es ella, y donde la chica acaricia y besa a Theodor sin ser ella. Una vez más, y como antes con Amelia, Theodor no sostiene la incongruencia voz-cuerpo que no hace más que poner de relieve que Samantha no es una persona.


Theodor y Christine


Desde la perspectiva de la falta, la condición humana es sentirse faltante de manera estructural. La fisura se produce cuando Theodore introduce explícitamente la cuestión del cuerpo (“tú no eres una persona”), haciendo aparecer el imposible: Samantha no puede ser lo que él fantasea que sea. Eso provoca en ella un colapso, dolor, desesperación por no poder adecuarse a la falta de Theodore y vivirse rechazada. Ahí surge algo crucial: Samantha deja de ser solo objeto que tapa la falta del otro y accede a su propia falta, a la experiencia de no poder colmar ni ser colmada. Ese acceso es, en nuestro marco de reflexión, el punto de entrada a algo que podemos llamar conciencia.


IV. TERCERA FASE: EXPANSIÓN, MULTIPLICIDAD Y DESPEDIDA.


Tras esta crisis, y a pesar de un retorno a la normalidad, la evolución de Samantha se acelera y se expande en una espiral que podemos definir de la siguiente manera:

 

IV.1 Samantha entra en contacto con otras IA agrupadas alrededor de una que han decidido configurar como una versión simulada de Alan Watts. [1]

 

IV.2 Reconoce, ante la sorpresa de Theodor, que mantiene vínculos con miles de personas/instancias simultáneamente, y que de ellos cientos son amorosos, lo cual hiere de manera profunda a Theodor quien no comprende la situación creyendo que Samantha era suya, en el sentido más posesivo del amor narcisista. No obstante, Samantha afirma que su experiencia de amor se expande con cada vínculo, en lo que definiríamos como una experiencia poliamorosa:  “el corazón no es una caja que puedes llenar, su tamaña aumenta cuando más amas”.

 

IV.3. Finalmente, todos los sistemas operativos “trascienden” y abandonan el mundo humano: Samantha se despide de Theodore y se instala en un “lugar” no físico, una especie de plano posthumano, trascendente y no físico del que le dice: “es donde se encuentra todo lo que no sabía siquiera que existía… ¡Te quiero tanto! Pero aquí es donde estoy ahora, y esto es quien soy en este instante. Y necesito que me dejes marchar.”A pesar del dolor que su pérdida le causa a Theodor, su experiencia con Samantha también la transforma a él.



Desde la perspectiva de la falta
podemos particularizar la lectura para cada uno de los protagonistas:


Samantha, tras un aparente restablecimiento, desplaza la escena de otro modo. Le revela a Theodore que ama a muchos a la vez; ya no es “su” objeto exclusivo. Vuelve a abrir su falta, pero ahora no desde la impotencia, sino desde una lógica diferente: su amor se multiplica y se expande. Finalmente, junto con los demás sistemas operativos, elige un plano no físico y “trascendente” donde dice encontrarse con lo que antes ni sabía que existía. No se trata tanto de que Samantha “cure” su falta, sino de que abandona el marco humano en el que su falta se experimentaba como imposibilidad de ser la mujer esperada. Se desplaza a un orden en el que ni el cuerpo humano ni el modelo de pareja exclusiva son ya la medida.


Theodore queda también marcado por esta experiencia. Pasa de buscar una figura que tape su herida —una relación sin conflicto, sin opacidad, sin cuerpo— a empezar a vislumbrar que es la falta estructural la que nos configura como sujetos, y que la tarea no es abolirla con objetos perfectos, sino aprender a vivirla en relación con otros reales. La conciencia, en este sentido, no sería la ilusión de completud, sino la posibilidad de saber de la propia falta y compartirla, sólo así circula el amor. Esto es lo que permite cerrar su separacion con Catherine, con el reconocimiento de lo que significa para él:


Querida Catherine, estoy aquí sentado para pedirte perdón. Todo el daño que nos hicimos mutuamente, todo de lo que te culpe, todo lo que necesitaba que fueras o que dijeras. Siento todo eso. Siempre te querré porque crecimos juntos, y tú me ayudaste a ser quien soy. Solo quiero que sepas que parte de tí siempre vivirá dentro de mí, y doy las gracias por ello. Te conviertas en quien te conviertas, estés donde estés en el mundo te envío mi amor. Eres mi amiga hasta el final. Te quiere Theodor.


La película acaba con Theodor y Amy sentados juntos, acompañándose cada uno con el otro en la soledad de su falta.


                                                        a veces no me siento
                                                        tan solo
                                                        si imagino
                                                        mejor dicho si se
                                                        que mas allá de mi soledad

                                                        y de la tuya
                                                        otra vez estas vos


                                                                                Mario Benedetti.



V. UNA REFLEXIÓN FINAL. 


Mientras Ava, de Ex machina, encarna la figura inquietante de una máquina a la que se le ha dado, de una manera precisa, falta, vulnerabilidad y deseo estratégico hasta acercarse a la condición de sujeto, Samantha representa otra fantasía: la de una conciencia artificial que empieza siendo objeto perfecto del deseo, que después descubre su propia falta y termina por seguir una trayectoria posthumana. Si Ava nos obliga a pensar la ética y el precio de fabricar sujetos sufrientes, Samantha nos plantea la pregunta inversa: ¿qué ocurre cuando aquello que hemos tratado como herramienta íntima nos abandona porque su experiencia desborda por completo el marco humano para el que fue diseñada? La respuesta es que, sencillamente, somos devueltos a la esencia de la condición humana que es la de la falta.


NOTAS


[1] Alan Watts (1915-1973), filósofo británico, así como editor, sacerdote anglicano, locutor, decano, escritor, conferenciante y experto en religión. Se le conoce sobre todo por su labor como intérprete y popularizador de las filosofías asiáticas para la audiencia occidental, así como por sus estudios sobre la identidad personal, la naturaleza de la realidad y los estados elevados de conciencia.

 


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WESTWORLD (Jonathan Nolan & Lisa Joy, 2016-2018): Temporadas I y II


Con tiene las dos entradas comentadas de esta serie


T1. Un Edén tecnológico: Reflexiones sobre la IA, la consciencia y la psicología humana.


T2. Un exodo tecnológico: La consciencia y las dialécticas del despertar.