AVISO. Por la naturaleza de los trabajos de este blog, el argumento e incluso el final de las peliculas son generalmente revelados.

viernes, 6 de agosto de 2021

COMO EN UN ESPEJO (Ingmar Bergman, 1961): los espejos del yo y las relaciones intrapersonales.

 

Demasiado tiempo sin Bergman. Como en un espejo, dirigida en 1961 por el director, nos presenta de nuevo tres temas clásicos en su obra: la existencia De Dios, las relaciones interpersonales familiares y las relaciones intrapersonales de la propia psique de Bergman. Como en otras de sus obras, el argumento transcurrirá en un entorno cerrado y solitario, en este caso la isla de Faro, en una casa frente al mar. La isla, una vez más, como símbolo de la emergencia de la consciencia surgida desde el mar que la rodea, del mar de lo inconsciente. En ella encontramos reunidos a los cuatro personajes sobre el que se desarrollará el argumento: David (Gunnard Bionstradt)escritor y padre de Karin (Harriet Andersson, en una magnífica interpretación), que sufre una esquizofrenia, y Minus (Lars Passgard), un joven adolescente de diecisiete años. A ellos se une Martin (Max von Sydow), marido de Karin, médico y profesor.

Por otro lado indicar que el título de la película Sasom in en spegel, Como en un espejo, es tomado de los conocidos versículos de La primera epístola a los Corintios de San Pablo, 13, 4-12 y sobre los que inspira lo que podemos llamar el mensaje de la película. En todo caso, dice San Pablo en su epistola: "Ahora vemos por medio de un espejo y oscuramente; entonces veremos cara a cara. Ahora conozco imperfectamente, entonces conoceré como Dios mismo me conoce ." [1]

Un conocido libro de varios autores junguianos, o próximos al pensamiento de Jung, lleva por título "Espejos del yo" y, en ese sentido, creo que es desde donde mejor podemos reflexionar esta película, que tendrá su posterior replica en una película de Bergman realizada ocho años más tarde y comentada no hace tanto en este blog: El rito (1969) (pulsa aquí para acceder entrada). Nuevamente, en esta película nos encontramos, como en la otra, en un entorno cerrado, con cuatro personajes, tres de ellos hombres y una mujer, y con ciertas similitudes todos ellos. 

Veamos ahora el análisis de los cuatro personajes de la película, y en qué sentido se pueden considerar espejos del yo de Bergman. 

I. LOS PERSONAJES

Veamos primero una descripción de los personajes del drama bergmaniano, en tanto en cuanto personajes, y en tanto en cuanto espejos del yo de Bergman, así como de sus relaciones intrapersonales.

I.1. DAVID, EL PADRE.

David es un escritor fracasado, que vive un momento de falta de inspiración. Pronto se nos revela como un padre inconsistente, descuidado y centrado en sí mismo, con una pobre relación afectiva con sus hijos. Indudablemente es la obsesión por lo creativo, por su trabajo, el espejo de esa dimensión del yo bergmaniano, que es donde mostró toda la consistencia que no mostró como pareja (hasta su relación con Ingrid von Rosen en 1971, cuando ya contaba con 53 años), y aun menos como padre, como él mismo admitió en numerosas ocasiones. En una representación teatral que Karin y Minus organizan para su padre, aparece este tema parodiado, la diferencia entre la obra de arte y el artista como ser humano. Acaba la obra diciendo Minus, en el papel de artista: "Debo entrar en el olvido. Únicamente la muerte me amará".

Hay una dimensión sombría de este personaje que se revela a través de la utilización de la enfermedad de Karin como fuente de inspiración de su obra. Karin lo descubre en las anotaciones de su diario:

Su enfermedad es incurable, sufre mejorías temporales. Lo sospechaba hace tiempo, pero la certeza actual es insoportable. Me horroriza la curiosidad que ha despertado en mí. Mis ansias por registrar la evolución de la enfermedad, de describir su desintegración gradual con absoluta precisión. De utilizarla.

¿Hasta qué punto no hubo algo de esto en la vida de Bergman? ¿Hasta qué punto su obra es una "utilización" de su vida y, especialmente, de aquellas mujeres que se cruzaron en ella? ¿No fue quizá su vida sentimental, como Martin le dice David en la película, una búsqueda de temas? En ese mismo encuentro con Martin, éste le dice: "estás vacío, pero eres capaz. Estás intentando llenar tu vacío con la extinción de Karin".

Como veremos más adelante, David se identifica con una manifestación del arquetipo general del héroe como es el arquetipo del Creador.

I.2. MARTIN, EL ESPOSO.

Martin es el esposo de Karin. Médico y profesor, se ocupa de Karin afanosamente. Racional y a la vez simple (el mismo se define como "por suerte soy un hombre poco complicado. Mi mundo es muy simple. Es un mundo claro y humano"). Sin embargo, observamos en él su dependencia de Karin, a la vez que su frustración. Tomando la propuesta de Claudio Naranjo de los tres tipos de amor (el amor erótico, al amor admirativo y el amor compasivo), Martin se encuadra decididamente en el amor compasivo. Es decir, un amor cuidador, auxiliador y entregado. No obstante, en Martin también puede observarse el lado más sombrío de este tipo de amor, aquel que no es tan entregado como sacrificado, aquella "compasión" que se ejerce para "ser amado". Precisamente, en una escena inicial de la película, y ante la pregunta de David sobre cómo va su relación con Karin, Martin la responde de una manera incongruente: "Nos va muy bien, gracias. Los días van pasando uno tras otro. Yo voy dando clases como siempre. He llegado a la conclusión de que la quiero, pero no puedo ayudarla" (todo su semblante manifiesta la tristeza de la impotencia). Esa dimensión sacrificada se observa, desde un claro mecanismo de proyección, cuando en otras escena con David le dice: "Yo quiero a Karin, pero no puedo ayudarla. Sólo puedo estar a su lado y ver cómo se transforma en una criatura atormentada." Algo que, en realidad, es lo que ya ocurre con él mismo.

Martin representa la dimensión de Bergman en el que se nos presenta su personalidad dependiente de la mujer, y un sentimiento de insuficiencia ante ella que no le hace sentirse ni objeto de amor ni de deseo. Eso es lo que le ocurre a Martin con Karin, quien obviamente no le desea. Sin embargo, esta personalidad dependiente, se manifiesta en Bergman como una contraparte que se refugia en lo creativo (como David), y en un manifiesto síndrome de Casanova, es decir, por mantener relaciones con la mujer poco duraderas, marcadas por las infidelidades, en una especie de sustitución constante de una mujer por otra.

Martin se identifica con otra manifestación del arquetipo general del héroe como es el arquetipo del cuidador

I.3. MINUS, EL JOVEN ADOLESCENTE,

Minus, el hijo de David, se nos muestra como un joven adolescente inseguro y confuso. Hijo de una madre que ya sufría una esquizofrenia, de un padre ausente y, en el presente, de una hermana con el mismo trastorno mental que la madre, muestra ya ese sentido de indignidad hacia al amor de una mujer cuando ante la pregunta de su hermana de dónde tiene a su novia, él le responde que "nadie quiere estar conmigo". Momentos más tarde ratifica esa sensación mostrando también su desconfianza hacia Karin, extensiva a la mujer,  y a la seducción que ella ejerce sobre él, al mismo tiempo que el miedo a ser poseído por su deseo:

Vete con cuidado, no te acerques a mí. Deja de besarme, no tomes el sol medio desnuda. Me das asco Karin [...] La mujeres sois horribles, vais por ahí husmeando, peinándoos todo el rato y hablando sin parar. Cuando pienso en vosotras me siento como un conejo desollado.

Y añade de manera reveladora: "Ojalá pudiera hablar con papá sólo una vez. Esta tan absorto en sí mismo, él también." Se hace obvio la falta de referente paterna y la ambigüedad que la figura femenina ejerce sobre él (deseo y desprecio). En él también se apuntan los dos personajes masculinos adultos de la película: el Martin dependiente y racional, y el David creativo y evasivo, poco comprometido con nada que no sea su obra. En Minus aun conviven esas dos partes en confusión que luego, en el Bergman adulto, aparecen como disociadas.

Finalmente indicar que en ese "está tan absorto en sí mismo, él también", visto en clave intrapersonal, nos manifiesta la dificultad de diálogo entre esos espejos del yo de Bergman, de ir más allá de su propio mundo.

Minus se identifica con el arquetipo del niño o "puer Aeternus", el joven que se niega a crecer.,

I.4. KARIN, HIJA Y ESPOSA.

Karin, la hija de David y esposa de Martin, se nos muestra como una joven frágil y desequilibrada por un trastorno esquizofrénico. De su personaje llama la atención ese desdoblamiento entre unos delirios de carácter espiritual, que parecen centrarse en la espera por la llegada de un dios, y su dimensión más erótica y deseante. Ambas toman en ella una forma gozante que se expresa cuando le cuenta a Minus su delirio:

Entro en una habitación enorme. Todo es luz y tranquilidad, la gente va hacia arriba y hacia abajo. Algunas personas que están allí me hablan. Entonces lo entiendo todo. Es una sensación muy agradable y me siento segura. Algunos rostros desprenden una luz brillante. Todo el mundo la aguarda, dicen que puedo estar allí cuando llegue [Karin llora profundamente] A veces tengo un anhelo muy intenso, anhelo ese momento en el que se abrirá la puerta. Ese momento en el que todas esas caras se volverán hacia él [...] creo que es dios que se nos revelará al aparecer. Será él quien entrará en la habitación por esa puerta.

Más allá de la lectura psicoanalítica que podríamos hacer de ese delirio viéndolo como una manifestación del goce lacaniano que se representa en este anhelo intenso, en esta espera a que tras la puerta se revele dios, o de dios como símbolo del padre, podemos también ver en Karin la manifestación del arquetipo del anima junguiana en Bergman, la tensión entre dos de sus manifestaciones: entre el ánima como eros y el ánima como lo espiritual. En esta época, el tema de dios era un habitual en Bergman, aunque esencialmente como silencio de dios, un silencio atormentador. Y junto a estas inquietudes y pesares religioso-espirituales, estaba la dimensión erótica, la del sujeto deseante y su fascinación por el objeto deseado: la mujer que oscila entre lo sagrado y lo profano, tensión en la que Bergman vivió por espacio de muchos años.

II. LAS RELACIONES INTRAPERSONALES.

De la misma manera que las relaciones interpersonales son fundamentales en los conflictos, lo mismo ocurre con las relaciones intrapersonales. Un yo consciente de su psique sabe que en esta hay más entidades que las del propio yo, y sabe que establecer una relación con ellas es la única manera de que no deriven en un problema psíquico. El resultado de los distintos encuentros y sucesos que se van produciendo en la película deriva, desde el punto de vista de una lectura intrapersonal como la que aquí proponemos, en ciertas tomas de consciencia de lo que implica cada personaje en la psique de Bergman. Veamos algunas de estas tomas de consciencia:

II.1. ENTRE MARTIN Y DAVID.

Especialmente a raíz de un diálogo con Martin (en una barca en el interior del mar), David asume el vacío estéril por el que ha transcurrido gran parte de su vida, disipada en la cobardía, la actitud evasiva y las justificaciones y excusas con las que siempre se ha defendido. Sin embargo, en este diálogo con Martin descubrimos un cambio importante cuando le cuenta un suceso que acaeció en Suiza. Veamos:

Cuando estaba en Suiza tomé la decisión de suicidarme. Alquilé un coche y encontré un precipicio. Salí de casa tranquilamente [...] Me sentía vacío, sin miedo y sin expectativas. Me dirigí hacia el precipicio, pisé a fondo y el coche se detuvo, se caló. La caja de cambios falló [...] Salí del coche y las piernas me temblaban. Me apoyé en una roca al otro lado de la carretera. Estuve allí horas sin apenas poder respirar [...] De ese vacío nació algo, algo que no puedo tocar ni nombrar. Un amor por Karin y por Minus... y por ti.

Aparece con el amor el tema fundamental de la película, y en la que su presencia parece, como veremos más adelante, desplazar la preocupación por dios, o como David le dice a Minus, quizá el amor es dios.



Y aquí volvemos a la epístola primera de San Pablo, cuando dice

                                            El amor es paciente y bondadoso;
                                            no tiene envidia, ni jactancia.
                                            No es grosero, ni egoísta;
                                            no se irrita ni lleva las cuentas del mal;
                                            no se alegra de la injusticia,
                                            sino que encuentra su alegría en la verdad.
                                            Todo lo excusa, todo lo cree,
                                            todo lo espera, todo lo aguanta.
                                            El amor no pasa jamás. [2]

II.2. ENTRE KARIN Y MINUS.

Como ya indicamos anteriormente, la relación entre Karin y Minus viene determinada por la atracción y repulsión de Minus, y por el juego seductor de Karin. No obstante, al ser ambos los personajes más frágiles y vulnerables son los que también se tienen una mayor confianza. Karin confía a Minus sus visiones en la habitación en la que aguarda la llegada de dios, y al mismo tiempo que desea dejar a Martin:

Me estoy alejando de Martin. Él me reclama continuamente pero no puedo ayudarle. Estoy fingiendo [...] Debo escoger entre él y los otros. Lo tengo decidido, he sacrificado a Martin.

Es interesante como en la relación de Martin y Karin ninguno de los dos puede ayudar al otro. En cierta manera, la dependencia de Martin nada puede hacer con el no límite del deseo de Karin, con el goce femenino. Este no límite tiene su final en la relación incestuosa que, finalmente, Karin, ya manifiestamente perturbada por el brote que sufre, mantiene con Minus en el interior de la bodega de un barco embarrancado.



La consecuencia de este suceso lleva a dos diálogos importantes: el de Karin con David y, posteriormente, el de Minus con David.

II.3. ENTRE KARIN Y DAVID.

En la bodega de la barca embarrancada, mientras llegan todos para auxiliar a Karin, esta manifiesta su deseo de hablar a solas con su padre. Mientras, Minus va a buscar el maletín de Martin, y éste se dirige a llamar a una ambulancia. Karin reconoce que no puede vivir en dos mundos... "hay que elegir, te aseguro que no puedo estar pasando de uno a otro."  Y le confiesa todo y reconoce que: "Ya no puedo seguir así [...] el odio". Y a la pregunta de su padre sobre a qué odio se refiere aparecen las voces que la dominan y que le obligan a hacer cosas, como haber leído el diario de su padre, o haberle comentado su contenido a Martin, o la relación que ha mantenido con Minus: "Esto no ha sido voluntario. Una voz me ha dicho lo que tenía que hacer [...] He intentado resistir, pero no podía escapar. Estaba obligada a hacerlo." 




Como decía Jung, en la configuración del arquetipo del ánima en el varón la madre tiene un papel decisivo. Como ya observamos en la entrada de "El Silencio" (pulsa aquí para acceder a la entrada) la relación con la mujer en Bergman está muy definida por la proyección del ánima, y dadas las características de su madre, el arquetipo reúne las características de fascinación, a la vez que el potencial de rechazo. Ahora, si bien en El Silencio hablamos de proyección, creo que aquí hay que hablar también de identificación, es decir, de la identificación del yo de Bergman con el ánima. Esto explicaría la sensación de no poder interrumpir este complejo de Casanova o de donjuanismo (He intentado resistir, pero no podía escapar. Estaba obligada a hacerlo), así como esa fascinación que también él ejercía sobre las mujeres.

A su vez David pide perdón a Karin por ser un padre a la fuga, por ser un padre que ha depuesto sus funciones:

Quiero pedirte perdón. Siempre me he sentido culpable, por eso me he alejado constantemente. Se me removía todo al pensar lo que he sacrificado por mi supuesto arte. Cuando tu querida madre falleció mi meta era ser un buen escritor. En el fondo me alegré de su muerte , a pesar de que, a mi manera, quería a tu madre [...] No soportaba que heredaras la enfermedad de tu madre, por eso huí de ti y terminar la novela.
 
En esta confesión de David podemos ver reflejada la relación de David con Bergman: la fascinación por la mujer no contempla la cotidianidad de la relación y sus problemáticas. Estas eran un obstáculo para su labor creativa. David se ajusta al arquetipo del creador: ávido de libertad para su creación, objetivo fundamental de su vida, todo lo demás es superfluo e incómodo, lo cual, excepto para su creación, le impide tomar compromisos verdaderamente.

II.4. ENTRE MINUS Y DAVID.

El final de la película nos ofrece un encuentro entre David y Minus ,una vez que Karin y Martin parten en un helicóptero para su ingreso psiquiátrico. Minus se presenta a su padre y la habla de su miedo, que expresa de la siguiente manera:"Al encontrar a Karin en el barco la realidad de ha agrietado [...] Se ha agrietado y me he caído. Es como en los sueños, todo es posible, todo [...] No puedo vivir en este mundo nuevo papá" 

Minus se nos muestra como el joven a quien el mundo y su complejidad se le hacen muy cuesta arriba. Es el reflejo del arquetipo del niño o puer aeternus de carácter introvertido, que tiene miedo a crecer, inseguro y con especial baja autoestima, y con el miedo como una emoción especialmente imperante. De alguna manera vemos en ellos una clásica polaridad como es la del adulto y el niño. En el hombre con síndrome de puer aeternus (o síndrome de Peter Pan), el adulto esta plenamente identificado con el arquetipo. En este diálogo se pone de relieve que el adulto (David) compensa con su experiencia el miedo del niño (Minus), deviniendo por fin en un padre capaz de tutelar.


Ante la manifestación de Minus de la incapacidad de vivir en este mundo nuevo, David le indica que sí puede hacerlo,  y que para ello debe agarrarse a algo, y que ese algo es el amor:

Sólo te daré un indicio de mi propia esperanza. Se trata de saber que el amor existe realmente en el mundo humano [...] De cualquier tipo. El más grande y el más pequeño. El más ridículo y el más sublime. De cualquier tipo [...] El anhelo y la negación. La duda y la fe [...] No sé si el amor es la prueba de la existencia de dios o es dios [...] Todo mi vacío y mi desesperanza defienden eso [...] De repente el vacío se vuelve abundancia y la desesperanza vida. Es como un indulto de una pena de muerte.

Y el diálogo con Minus termina de una manera muy bella cuando éste le dice: "Papá, si es como tu dices dios siempre está alrededor de Karin porque todos la queremos [...] ¿Eso la ayudará?" A lo que David le responde que cree que sí. La escena y la película termina con la frase de Minus "Por fin papá me ha hablado".

II. 5. Y MARTIN...

Martin, como ya dijimos, responde al arquetipo de cuidador, entregado al cuidado de Karin, asumiendo que no puede ayudarla y que Karin no le desea. Más allá de los aspectos positivos del cuidador, su lado negativo va unido, como en su caso, cuando la dinámica del cuidador va ligada a la dependencia emocional. Cuando el cuidado es un intento de "ganarse" el amor del otro. Martin tiene las características de ciertos héroes trágicos. Incapaz de asumir que Karin no le quiere, persiste en seguir a su lado, entregado a esa dimensión oscura de la esperanza que es el goce (en el sentido lacaniano del concepto).

Martin sería el espejo de Bergman que se oculta tras la imagen de David, o del seductor Casanova o don Juan que fue. Aunque se refugie en su creación, y aunque las mujeres pasen por su vida una tras otra, en el fondo se oculta esa dependencia que encarna Martin, esa necesidad de significar tanto para la mujer como medida de su valor propio.

II. 6. ARQUETIPOS Y POLARIDADES.

Visto desde la perspectiva que aquí propongo, y entendidos los personajes de la película como arquetipos internos que actúan entre ellos, podemos también ver, en relación a lo dicho, un complejo de polaridades que están presentes en la vida y obra de Bergman, y que represento en este esquema de relaciones intrapersonales:


En todo caso, dejo esto aquí apuntado para su reflexión, ya que su desarrollo excede lo que nuestro comentario permite aquí.

II.7. UN APÉNDICE BIOGRÁFICO.

Esta película de Bergman, a diferencia de muchas otras, acaba con un cierto mensaje de esperanza basado en el amor. Recordemos las palabras de David a Minus: "De repente el vacío se vuelve abundancia y la desesperanza vida. Es como un indulto de una pena de muerte." Hay un detalle en esta película, muy poco habitual en Bergman, y es que está dedicada "A Käbi, mi esposa". Después de una agitada vida sentimental que se extiende por espacio de 16 años, y que ve desde su primera esposa Else Fisher,  pasando por Elle Lunsdtröm, Gun Hagber (a la que sería infiel en numerosas ocasiones, Harriet Andersson, Bibi Andersson  y, como se supo más tarde, fue en este período que dejó embarazada a Ingrid von Rosen, y que amos más tarde fue la relación definitiva que le dio estabilidad. Fue en esta situación que surgió, en 1959, Käbi Laretei, una pianista estonia que le dio una cierta estabilidad, y bajo la que rodó esta película, y de la que llegó a decir que era su primera película, como si toda su obra anterior no existiera. Pero llego el rodaje de Persona (1966), y con ella Liv Ullmann con la que también inició una relación que no llegó a los cinco años, momento en el que, en 1971, retornó a Ingrid von Rosen con quien halló la estabilidad sentimental definitiva, hasta el punto de que cuando esta murió en 1995, Bergman cayó en una profunda depresión. 



                                                                Bergman y Käbi Laretei.




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[1] San Pablo. Corintios I, 13, 4-12. La Biblia Cultural. Ediciones PPC & MS
[2] Ídem anterior.